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Josef Förster. Locura real convertida en arte. |
locura? Como aquella vieja cuestión darwiniana
del huevo o la gallina, cualquier premisa que se suponga por cierta, tendrá
detractores y festejantes. Es un hecho que la estética se deleita en rozar el
cuerpo sombrío de la insania, pero es cierta también su contracara: la
perturbación de las facultades mentales gustan en regodearse en la belleza.
y único peligro el que atraviesa a ambos: la inmediatez del vacío, la latencia
de la muerte. Eso que aparece en sueños, ese territorio ilusorio donde habitan
desordenadas formas salvajes, colores y luces calidoscópicas, demonios de la
noche, erotismo velado; ese lodazal es el habitáculo primario. Allí el arte o
la locura ofician de partera. No hace falta ni que cierre los ojos para
imaginar el final (o el inicio) de este flirteo con la demencia: Poeta salta
desde la cima de su propia lengua -dicen los periódicos oníricos-, los
gatos de la calle y las prostitutas de la zona rosa neoyorquina lamen su
sangre. La policía no sabe cómo detener esta orgía de placeres literarios.
mecanismo de defensa de nuestro psiquismo, aquellos bajísimos instintos,
pulsiones y deseos primitivos que gritan por salir pero que no podemos dejar
(sexuales, criminales, suicidas) que se plasman en una canción, una pintura o
cualquier acto aceptado por la sociedad (lo vil, malvado y depravado tienen
permiso siempre y cuando se den a conocer como si de un carnaval veneciano se
tratara, con las máscaras de Arlequín, Pierrot o Colombina
cubriendo sus verdaderos rostros) se retroalimentan y dan a luz nuevos
pensamientos sexuales, criminales y suicidas. ¡Qué no daría por estar parado
justo allí, en el umbral de la consciencia y la inconsciencia! Desnudas y bajo
las sábanas estarían mis inhibiciones, metamorfoseándose en actos fallidos,
saliendo a la luz en forma de bromas subidas de tono; aquel miedo enfermizo a
la muerte, paseándose por mis poemas con una copa de champán en la mano en una
fiesta de disfraces junto a momentos vergonzosos, masticados a la fuerza en los
divanes, maldita catarsis, malditos manuales de autoayuda, malditas fobias
inventadas para tener temas de conversación. Teoría número uno: la locura
duerme en el subconsciente, se despereza en sueños y visiones y amanece en el
arte.
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William Kurelek. I Spit on life |
Broadus Watson como cabeza del conductismo y John Bowlby en su
etología postulan la “teoría del apego” para explicar la relación que los
recién nacidos y los niños deben desarrollar con un mayor para su desarrollo
emocional y social. Freud dice que el niño asocia a su madre como la proveedora
de alimento y satisfacción, por lo que se genera un vínculo afectivo, una
relación de amor; Watson afirma que el niño forma una respuesta condicionada de
amor ante la persona que suple sus necesidades; Bowlby dice que el niño se
mantiene próximo al adulto ya que este constituye una garantía para su
supervivencia. Me pregunto hasta qué punto existe un apego entre el artista y
la locura. El artista es conocedor de que la locura le provee de ideas,
ilusiones y aventuras. Alimento, sí, satisfacción. El artista sabe que sin
locura no puede sobrevivir a este mundo terriblemente lógico, cuadrado,
oficinista, exitista, siniestramente cuerdo (¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a
llegar tarde!, diría el conejo blanco de Alicia). Teoría
número dos: el arte no sabe subsistir sin locura; la locura lo cobija, lo
amamanta y lo protege.
volverse locos, siempre hay excusas para explotar este planeta, para sacudirlo,
abofetearlo, abrirlo en dos mitades e inyectarle una jeringa con una buena
dosis de sueños utópicos y pasiones celestiales. Siempre hay razones para
intentar el rescate de este secuestro diario de comodidad (que no es comodidad
sino estrés, paranoia y pérdida de nuestra propia humanidad) y horarios
esclavos. Siempre hay motivos de sobra para volverse locos… y volverse locos es
una cuestión urgente, porque, sin querer dar la sensación de tener la receta
exacta, volverse locos es desestabilizar el imperio de los otros locos, los más
peligrosos: los que nos venden en un discurso televisado bonitas patrañas
progresistas y nos disfrazan realidades con eufemismos maliciosos (petróleo es
igual a sangre, compre es igual a venda su alma, daños
colaterales es igual a bombardeamos sin querer una escuela o un hospital).
Un loco con una acuarela y un loco con una máquina de escribir acarician lo
divino; un loco en un búnker en Oriente Medio y un loco en un Pentágono,
delante de los ojos del mundo, acarician el botón rojo. Si no uno, ambos.
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Martha Pacheco |
biblioteca de Wilde y en la de Baudelaire; una navaja sangrienta
en la mano de Van Gogh; Warhol y una lata de sopa Campbell; de
una granada surge un pez, un tigre escupe un tigre, de su boca un fusil que
despierta a Gala y Dalí arde en alguna cama en Portlligat;
Pizarnik se lleva barbitúricos a la boca, Wolff piedras a los
bolsillos, no tomes drogas a los veintisiete. Están perdidos, decían por
allí, cuidado, son mala gente.
alejados del arte! ¡Que los libros ardan en una enorme fogata, en Bebelplatz o
en cualquier plaza que se disponga para ese acto (¿no aprendimos nada de Fahrenheit
451?); disparemos a la cara de la Mona Lisa (otra vez); cortemos
las alas a los ángeles de Botticelli; lancemos, como en las caricaturas,
pianos de cola desde un quinto piso; censuremos, censuremos, censuremos! Dios
quiera que nos mantengamos cuerdos e insensibles, que no hallemos motivación en
el amor, en la alegría, en la naturaleza ni en los sueños; Dios quiera que
ninguna pasión nos lastre el alma para que podamos correr ligeros en esta
carrera sin sentido hacia la avaricia, la guerra y el consumismo; para que
podamos pisarnos la cabeza entre todos en la cola del banco y ser los primeros
en obtener ese crédito en setecientas cómodas cuotas, que terminarán de pagar
nuestros nietos, solo si tenemos la mala suerte de que el planeta no esté durmiendo
bajo las aguas derretidas de los polos.
y la novena también, ¿y qué? ¿Hiroshima nos hará más cuerdos? ¿Auschwitz
nos hará más humanos? ¿Wall Street nos hará más ricos del alma?
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Josef Grebing. Calendario |
Lucas, leí tu texto y es hermoso pero vos estas loco! la gente esta muy loca jaja