Categoría: La cabalgata de Enrique López Viejo

No soporto lo de “amor de madre”. Si hay algo que me repugna es ver un tatuaje que luzca esta leyenda, que rece esta chorrada. Particularmente, no me gusta ningún tatuaje que no esté escondido en partes íntimas, y ni así.

¿A quién invocamos más en nuestros deseos e ilusiones navideñas? Es a Santa Claus, a Papá Noel, el más venerado, masivamente querido.

Bajando las escaleras de un parking en el centro de la ciudad, encuentro un reclamo publicitario
cuya leyenda dice “Tú, ¿a qué tribu perteneces?”

El escritor francés Maurice Sachs se preguntaba como se presentaría un decapitado ante San Pedro a las puertas del cielo. Ahí es nada.

Acabamos la trilogía de Enrique López Viejo dedicada a las Navidades con esta alevosía que es un somero alegato a favor de la figura de los Reyes Magos

Por el camino verde que va a la ermita no quiero volver, ¿que necesidad tengo de darme la paliza de subir por un camino embarrado y que me deja baldada?

Corríamos por las calles soñando con bocadillos de chorizo, el fast food de la época, cuando ya se decía que acabaríamos con pastillas nutritivas

Brindis por el final de año con una obertura y una pavana y una alevosía de Enrique López Viejo

Suena un cuarteto de Haydn en la tarde, y sus cuerdas son como riendas del tiempo que quiere correr y escaparse

Con frecuencia asociamos poesía y tristeza

Reflexiones vanas sobre el mundo islámico que tanto ajetreo nos reporta al resto de civilizaciones y algunos de cuyos aspectos son difíciles de comprender

Tarde por la tarde. Un doncel rimando versos, doliente de la vida, que tiene que pensar con frecuencia en la muerte, a la que conoce, y que no teme

Las viejas canciones son mucho más que simples melodías escribía Ben Hecht, el excepcional guionista de Hollywood, como nos recuerda la alevosía de esta semana.

Un tren de media mañana que recorre paisajes nevados e invita ala reflexión es la alevosía que publicamos en este número de Enrique López Viejo