A estas fechas todo el mundo interesado en el cine sabe que esta película ha ganado tres Oscar y la
tremenda historia que se cuenta, (…)


y muchos de sus pormenores que en su
realización no han sido pocos. No pretendo contar nada especial sobre el film que
no sea emitir mi opinión, una opinión sobrecogida y un poco horrorizada.

Peliculazo, peliculón, peliculísima. Excesiva, muy excesiva.
Larga, muy larga; dolorosa, sufriente, terrible. Horrores, sangre. Nieve y
hielo desde el minuto uno hasta el desenlace final
. En mucho una película, un
western superior y fantástico, con cierto objetivo místico y a la vez terrenal
como ninguno: es la historia de una venganza, de varias venganzas.
Film de realización perfecta, ambientación, fotografía, localizaciones,
paisaje, escenarios, casting, caracterizaciones, historia, los escasos
diálogos… Todo, todo perfecto, excepto el exceso de metraje y tanto horror (a
veces poco creíble; en muchos términos fisiológicos: imposibles).
  

Comenzamos el movie,
el movidón, con una matanza entre indios de la nación Arikara y tramperos,
cazadores de castores asociados a una partida expedicionaria inglesa tras la
compra de los británicos de ambas Carolinas, en 1823, partidas de militares y
exploradores en ascenso a los territorios aún inexplorados de Montana y el Gran
Norte. Traficantes de pieles, exploradores, soñadores de oro, con encuentros de
toda índole entre europeos y las distintas tribus indias, muchas en extremo
guerreras,  dominadas por la Gran Nación
Sioux
, que acabaría extendiendo su gran influencia en las grandes praderas. Viviremos
entre expedicionarios ingleses y metis
franceses
(exploradores franco-canadienses que abrieron las primeras rutas en
los infimitos bosques canadienses).
Sigue la película con un sobrecogedor ataque de una inmensa osa
grizzly
, un combate impresionante que
no puede por menos que aterrorizar al espectador; que el protagonista, el real
Hugh Glass, el intérprete Leonardo Di Caprio, salga con vida, llega a resultar irreal. Inmediatamente,
muerto casi muerto para el resto de la película, el protagonista asistirá en su
semiinconsciencia a todo tipo de traiciones y asesinatos. Un malvado muy
malvado, renegado del ejército de Texas, será quien complica todo, un papel interpretado
por el actor Tom Hardy que borda su personaje  de malo, que lo es mucho.
El escenario es el más duro invierno de los duros inviernos
de aquellas tierras salvajes. Avalanchas, tormentas, borrascas infinitas. Es  el gran invierno de las riberas del Missouri,
en ambas Dakotas como solar escenográfico. Hielo todo, nieve y más nieve,
viento y vientos y más. Todo bajo cero, muy bajo cero. Lobos y bisontes, fuegos
y entierros, entierros con vida, cuerpos quemados. Violaciones, desesperaciones,
verdadero terror. Avalanchas. La película no es precisamente un encanto etnológico
con la imagen de sus aborígenes. Tampoco lo es la rudeza  ecológica, en el bellísimo retrato mismo que
se hace de la Naturaleza Espiritual de la Madre Tierra, a pesar de las bondades
paisajísticas y su magnífico tratamiento estético, una realización sobresaliente,
más que sobresaliente, de una factura perfecta. No se puede negar que es un
peliculón, un peliculazo. Peliculísima
.

Pero también podríamos decir que no,
que no puede ser. Particularmente, han sido tres horas de horror, hipotérmicas,
sufrientes, exageradamente dolorosas, a pesar de ser seducido en una especial
espiritualidad, de una verdadera sublimación
surreal
, por tanto y tanto como terriblemente ocurre a lo largo de cada
secuencia, de cada fotograma, de cada instante del larguísimo metraje con el
que el director se ha excedido.
Una película excelente, excepcional,
sin duda, del mexicano Alejandro González Iñárritu
, basada en una novela de Michael
Punke
, sobre un personaje real, el expedicionario y antiguo pirata con Jean
Laffitte, Hugh Glass, unido a los indios Pawnee con quien tuvo familia y
viudedad, y cómo fue su increíble resistencia y supervivencia que se narra en
esta película. Pero ¿a quién se la recomiendas? ¿A quien le dices vaya usted al
cine a sufrir y pasarlo verdaderamente mal?
Leonardo di Caprio es merecedor de su Oscar, actor nacido para el drama y con el
indiscutible “carrerón” que lleva.
Pero el film, El renacido, siendo todo lo soberbio que resulta,  sublime
y hasta místico si se quiere
, es todo un terror.

(Pobre Leonardo di Caprio, pobres
todos los demás. No me extraña que se haya ido a visitar Roma, corriendo a ver
al Papa del tirón. Después de la realización 
de este film, uno busca todas las bendiciones, indulgencias y consuelos.
No lo tuvieron que pasar bien, como tampoco le ocurre al espectador.) ¡Santo
Cielo! Por más que los escalofriantes firmamentos con sus perfiles en las Rocosas
luzcan en la pantalla como lo hacen, reflejados en los espejos helados de las
aguas de plata del Gran río, con una belleza infinita, pero que, insisto, la
película da cierto pavor. ¿Recomendarla?