¿Te suena conocido? Carezco de tiempo para cualquier cosa, imagínate para leer un libro. Sólo leo unos minutos antes de dormir. Me gustaría leer más, me gusta leer, es más, suelo ir a las librerías y compro libros que se añaden a mi lista de espera lectora… Tuve en marzo pasado Covid sin necesidad de ser hospitalizado y estuve de baja dos semanas y media. Entonces me acordé de cuando era un niño y me ponía enfermo y mi madre me leía cuentos. Tenía un audiolibro, me lo puse a escuchar pero no era lo mismo. Demasiado acostumbrado al papel, tal vez. En resumidas cuentas, ¿cómo leer mas libros con la frenética vida que llevo?

Me gusta leer y me imagino que para un lector profesional o el que le apasiona en grado sumo (ese baremo que del uno al diez es el diez y medio) sacan tiempo de donde sea o leen en sus horarios de trabajo, porque leer forma parte de su trabajo. Pero para el resto de los comunes mortales que no quieren esperar a estar enfermos o irse de vacaciones, ¿qué demonios hacemos?

Lo primero es cambiar ciertos hábitos. Toda vida es una serie de rutinas que pueden ser ordenadas y desordenadas, pero rutinas, lo que se entiende por costumbres. Por eso conviene repasarlas y hacer un hueco o desplazar a otra rutina para hacer sitio a una mayor lectura. Lo que de paso te ayuda a ver en qué gastas el tiempo y aunque lo sabes te lo recuerda. La segunda cuestión es puramente comparativa. ¿Merece la pena dejar de pasar la aspiradora a diario para ganar veinte minutos de lectura? ¿Necesito pasarme cinco horas zapeando en las redes? ¿Es preferible mirar el paisaje humano que veo todas las maññanas para ir al trabajo en metro?

Entonces te planteas que te ofrece la lectura porque tampoco cualquier lectura vale. Hay libros buenos, malos y regulares. Compartir mi tiempo con un autor de ficción o no ficción significa pagarle de acompañante durante un cierto tiempo de mi vida. No muchas semanas, pero las suficientes para conocernos igual de bien que un love affaire ocasional. Si, porque cuando cierro un libro siento casi su aliento. Y me imagino cosas de su vida y de los que he leído. O conocido a través de él o ella. Si se elige bien, por lo general la experiencia es satisfactoria. Pero también puede ocurrir como en Tinder, un mach fallido por razones insospechadas o no. Lees unas paginas, y dices, no me va a gustar. La/le ves en la pantalla, puntúas, te dan ok, intercambias mensajes y hay algo que te dice que no va a funcionar y es así. Dejamos el libro y maldecimos el tiempo y dinero gastados.

 

 

 

Pero aquí no se trata de evadirse como en una telenovela serial o un videojuego. La pantalla te enseña lo que sucede, en una novela la ficción se va formando en tu mente, y es más fácil pasar de testigo a cómplice.

Pero un cambio de costumbres siempre es duro. Dejar un hábito cuesta y mas si nos acompaña desde años. Por eso es importante hacerlo como si no fuese una tarea más. Para ello, como aconseja la psicología de hábitos tienes que preguntarte cuales son los beneficios de hacerlo. Aquí tienes algunos:

Las personas que leen ficción literaria en particular tienden a ser mejores en la lectura de las emociones de los demás debido a su simulación de la vida de personajes complejos; y la lectura de no ficción aumentará su conocimiento y ampliará su mente.

  • La medicina considera la lectura una actividad cognitiva beneficiosa de cara al Alzheimer y otras enfermedades mentales.

 

En cualquier caso al principio interesa leer lo q ue entretiene y gusta porque de lo que se trata es de crerr una mayor hábito de lectura. El siguiente paso preliminar es mirar a su alrededor. Poner los libros digitales y de papel en sitios visibles. Ya sabes, si quieres que algo sea una parte importante de tu vida, házselo saber. Y ,por último, márcate objetivos modestos. Un libro al mes, por ejemplo, pero que siempre tenga una implicación diaria, aunque sea cinco minutos en el mismo escenario y situación. Se trata de hacer que la lectura se convierta en una rutina diaria y así asociarás ese momento a la lectura.

Pero si hasta ahora leías antes de acostarte piensa en sacar tiempo de otra parte del día y que te llevará a relacionar esa parte del día con la lectura. Una vez que hayas encontrado los momentos en tu vida diaria en los que podrías empezar un nuevo hábito de lectura de libros, entonces sigue leyendo en ese mismo contexto tanto como puedas. A medida que esa asociación se refuerza, el control sobre el comportamiento pasa de una especie de sistema de procesamiento reflexivo a uno más automático. Lo haces sin ni quiera pensar que lo vas a hacer.

Fundamental es no desanimarse. No estan fácil de cambiar hábitos, pero una vez pasada la fase inicial todo es más fácil.

 

 

SÍNTESIS DE LA GUÍA

 

 Piensa por qué quieres leer más libros. Cuanta más motivación tengas, más posibilidades tendrás de tener éxito. Empieza leyendo libros que te gusten, y no tengas miedo de dejar los libros que no te gustan.

– Sitúa a los libros, sean en físicos o digitales en espacios físicos que ves a menudo. 

– Ponte metas modestas, al menos al principio. Apunte a leer sólo un poco cada día.

– Revisa tus rutinas diarias. Piensa dónde podrías construir un nuevo hábito de lectura aprovechando los hábitos existentes. Cuanto más concreto seas, más probabilidades tendrás de tener éxito.

– Intenta con todas tus fuerzas leer siempre que estés en esa situación, momento o lugar. Con el tiempo, se formará un nuevo hábito de lectura sin esfuerzo.

– Siga tu progreso reconociendo lo que has logrado leer cada día, en lugar de marcar los libros terminados. Después de dos semanas, deberías empezar a sentir que tu nuevo hábito se está ampliando.