Cuando le preguntamos a Ester Mönke sobre los personajes de su libro de cuentos Los Girasoles negros (Istar ediciones) nos respondió que son gente común en los que la muerte es un nexo que los hace comprender, o no, su paso por la tierra. La autora es librera. En coautoría escribió el libro de poesías “Yo en ti” editado por la editorial Martín. La novela de política-ciencia ficción “El Fractal Humano”. Es también autora de los libros de cuentos: “Nuestro Secreto” y “Selección de cuentos” editados por Istarediciones. Ha publicado “Mira Mar. Había una vez” novela ( Istar ediciones) Es también autora del monólogo: La artista y de la obra para cinco actrices: Entre verdad y mentira. Actualmente colabora en la revista literaria Guka auspiciada por la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Mönke nació y vive en Miramar, Buenos Aires, Argentina
¿Qué son Los girasoles negros?
Son trece cuentos. Los girasoles negros es un cuento de suspenso ambientado en los campos de que rodean Miramar. Un camino de tierra, una noche sin luna, una camioneta que se rompe y un desorientado conductor. El armado del libro y la elección del título que lleva la tapa fue elección de la editora Mariana Boh. La tapa del diseñador Daniel Boh.
¿Qué cosas te inspiran para escribir?
Creo que llevo la voz de las mujeres de mi familia y la de mi tierra por decirte el lugar donde vivo. Me guio de la observación y también la investigación. No escribo y publico. La inspiración es un buen pie para un proyecto pero después hay que desarrollarlo, dejarlo descansar, releerlo, darlo a leer y aceptar las sugerencias, meditarlas y comprenderlas. Para mí es un placer diario y una pasión.
¿Por qué o para qué escribís?
Quizá porque después de imaginar tantas historias, leer tantos libros (soy una compradora impulsiva de esas que no pueden salir de una librería sin un ejemplar) comprendí que todas esas historias que se desarrollaban en mi cabeza las podía transcribir como lo hacían esos autores.
¿Escribir es para ti una profesión?
No es una profesión porque no vivo de ella. Es una pasión, algo así como el momento en el cual me conecto con lo que realmente quiero hacer.