La naturaleza es un elemento conocido en la obra de Delacroix. Pero más allá de un simple tema artístico, la naturaleza ocupa un lugar mucho más complejo en la obra de este pintor de historia, entre la observación, el estudio y la reinvención. La exposición «Delacroix y la naturalez»a (del 16 de marzo al 27 de junio de 2022) http://www.musee-delacroix.fr abre las puertas del último piso y estudio del pintor para permitirle descubrir este vínculo entre el pintor y la naturaleza.
Delacroix amaba la naturaleza. Se sumergió en la contemplación del mar y de los paisajes, y realizó frecuentes viajes al campo, a su casa de Champrosay o a la de su amiga George Sand en Berry. A lo largo de su carrera, describió con cariño la belleza de la naturaleza en su diario y en sus cartas. Dibujó con el escultor Barye en la Menagerie du Jardin des Plantes y los animales fueron una fuente inagotable de interés para él.
Pero más allá de la curiosidad, el placer y la relajación que le proporciona su contemplación, la naturaleza es ante todo para Delacroix un objeto de estudio. La forma de una hoja, los colores de una flor, el material de un abrigo, la curva de la espina dorsal de un animal… Delacroix se deleitaba con los numerosos detalles que se ofrecían a sus ojos, y se apresuraba a convertirlos en objeto de numerosos estudios. Presentados en la exposición Delacroix y la naturaleza, raros paisajes pintados por Delacroix, así como los numerosos bocetos y dibujos del pintor, forman una colección de herbarios y bestiarios personales, hojas de estudio que Delacroix nunca mostraría al público en vida. La exposición invita al visitante a mirar de nuevo lo que nos ofrece la naturaleza, a seguir los pasos de Delacroix, a mirarla como un artista.
Delacroix y la naturaleza continúa en el corazón del taller del pintor descubriendo el proceso creativo de Eugène Delacroix y la forma en que se reapropió de la naturaleza para reinventarla en sus cuadros. A partir de la observación de la fauna y la flora, el pintor compone e imagina sus obras más bellas. Así, los paisajes sirven de telón de fondo a numerosas escenas bucólicas, mientras que los animales esbozados por el artista cobran vida en sus obras maestras. El pintor no dudó en crear animales imaginarios o en deformar expresivamente las anatomías de los animales, como en La caza del tigre, cedida por el museo de Orsay. Del mismo modo, creó una decoración vegetal para vestir la escena de Orfeo viniendo a vigilar a los griegos, todavía salvajes, y a enseñarles las artes de la paz. (Texto del Museo Delacroix).

Eugène Delacroix