Postal de 1913

 

¿Afecta la crisis económica al erotismo? Antes de responder habría que aclarar qué entendemos por erotismo. Para no entrar en muchas disquisiciones, diremos que el erotismo es una forma algo mas evolucionada de acometer la sexualidad humana. Un poco como la guinda del pastel. La ventaja de esta definición es que, de entrada, nos  hace sentirnos algo superiores al resto de los humanos que gatean o perrean en sus fornicios elementales, simples y primitivos. Y también nos permite eludir los aspectos médicos, como eso tan manido que la crisis económica afecta de lleno a la líbido porque la ansiedad y el estrés hacen de vasoconstrictores, y disminuyen el flujo de sangre necesaria para garantizar el buen funcionamiento de los órganos sexuales. También nos ahorramos leer alguna de esas encuestas que sirven para rubricar lo evidente, y que aseguran que las citas románticas han diminuido un 40% desde el inicio de la crisis económica, así como el gasto medio en regalos y cenas ha bajado un 38%  mientras que han aumentado un 73 % las peleas entre las parejas… No hace falta una encuesta para intuir que un parado de larga duración está tiene cosas más serias que pensar si practicar un sexo primitivo o sofisticado con sus pareja de hecho o cohecho o con quien sea o pueda. Además, la calidad de su deseo, como aseguran los sexólogos y sicólogos, dejará mucho que desear. Sin embargo, si tenemos en cuenta los efectos beneficiosos y necesarios de una vida sexual satisfactoria, es bueno favorecerla con un erotismo al alcance de cualquier bolsillo. Por eso, siguiendo los intereses de nuestros lectores que son personas instruidas, hemos pensado en cinco sugerencias low cost fáciles de llevar a cabo y que pueden servir para combatir la crisis:
1. Acudir a la biblioteca municipal más cercana y elegir algún libro de relatos eróticos que podéis leer con vuestra pareja en la cama antes de dormir. (Y si sirve para conciliar el sueño algo se ha conseguido).
2. Renovar el vestuario erótico. Visitar un mercadillo de ropa usada y, con un poco de imaginación, podéis convertir la falda de un ama de casa de los años cincuenta en una fabulosa pieza de ropa erótica.
3.  Ir a la piscina municipal y gozar de las vistas, tanto de ellas como de ellos, escondidos detrás de vuestras gafas de sol.
4. Cena de verano en casa a luz de las velas. Ahora que la factura de la electricidad no para de subir, es un excelente modo de ahorro.
5.- Correo electrónicos con mensajes y poesías amorosas destinadas a vuestro objeto de deseo. Si estáis faltos de imaginación, siempre cabe regresar al punto uno y retirar un libro de poesía amatoria para inspirarse o plagiar.
Ilustración de Leo Longanesi