LUIS DE LEÓN BARGA
Foto de Horst P. Horst

“La vida que vivimos no es una gran qué, en cambio, la vida que
soñamos es algo grande porque la continuaremos después de la muerte”, escribió
Coco Chanel en un cuaderno de notas que se puede contemplar a la entrada de la
exposición dedicada a ella en Ca`Pesaro, en Venecia. Coco Chanel es un símbolo
más del siglo XX, una mujer particular que contribuyó decisivamente a la única
revolución verdadera del siglo de las falsas revoluciones, y que fue la de la
mujer. 

Ella lo hizo a su manera, en lo público a través de la moda, pues devolvió
al cuerpo de las mujeres la libertad, aligerándolo de todo lo que las hacía
prisioneras de sí mismas, ya fuese el corte de pelo, o enseñándolas a vestirse
con pantalones, subir las faldas debajo de las rodillas, usar jerseys, accesorios…
Pero fue también a través de su vida como demostró en su propia carne el cambio
que hizo de lo que hasta entonces eran excepciones, una realidad.
foto de Douglas Kirkland
“Coco Chanel la mujer que lee”  se titula la exposición comisariada por Jean
Louis Froment
y que enseña mas de trescientos cincuenta objetos suyos, desde
vestidos, joyas, fotos, entre otras muchas cosas además de algunos libros de su
biblioteca y sobre ella. No faltan los grandes autores de la literatura
francesa junto a libros de arte, clásicos de todas las épocas, incuido el
Quijote, y otras obras que acompañaron la vida de esta mujer de origen humilde
y que pasó parte de su infancia en un convento pues su padre la abandonó.
Chanel conoció el éxito temprano, la muerte de su su gran amor, historias amorosas  diversas, la ruina, el exilio voluntario tras
la Ocupación de París por lo que se podía llamar “colaboración horizontal” con
el enemigo y, lo que es más importante, casi todo lo que se puede saber de la
condición humana.

©CHANEL Photographer : Thierry Depagne    

Es por eso que simpatizamos con ella, una mujer inquieta que corre
de una lado a otro como correcaminos, y cuando no va de aquí para allá, da vueltas
alrededor de una idea en su estudio vivienda parisina de la rue Cambon, el
refugio laboratorio que desvela los amores y amistades de la modista, porque
entonces no se usaba esa palabra tan al uso hoy día, estilista.

©CHANEL Photographer : Thierry Depagne    

Entonces vemos libros de o sobre Jean Cocteau,
Pierre Reverdy, Max Jacob, Picasso, Paul Morand,  
Balzac, Zola y muchos mas sobre filosofia, religión, o místicos y que que le
sirven para aplacar el ansia y la necesidad de espiritualidad. Dicen que amaba
la poesia.  Según el comisario de la
exposición es una pasión que le transmiten amigos poetas como Apollinaire,
Cocteau o Max Jacob
. En cualquier caso, el convento en el que pasó parte de su
remota infancia con la lectura de la biblia y sus innumerables rosarios, le
enseñaron el poder de la palabra.

©CHANEL Photographer : Thierry Depagne    

En la mítica escalera de caracol de su casa revestida de espejos, que
permitían a Chanel ver sin ser vista, mientras en la  planta de abajo se procedía a la puesta en escena
con los clientes y arriba estaba su sala de trabajo, podemos imaginarla en los
periodos de descanso entre sofás, el oro bizantino de las paredes, los biombos chinos
transformados en puertas, flores y pequeñas esculturas de animales en bronce,
madera, latón, piedra, entre las que sobresalen los leones, el signo zodical de
Gabriela (su verdadero nombre).

©CHANEL Photographer : Thierry Depagne    

Chanel fue también la mujer que leía en la intimidad de su piso, rodeada de
los objetos que había elegido para que le hiciesen compañía, mientras hombres y
mujeres  quedaban fuera de su paraíso
terrenal a la espera de merecer entrar 
en él.

©CHANEL Photographer : Thierry Depagne    

Culture Chanel – La donna che legge
Hasta el 8 enero de 2017
Ca’ Pesaro – Galleria Internazionale
d’Arte Moderna
Santa Croce 2066, 30135 Venezia