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Aleksandr Deineka. Las hilanderas, 1927 |
Ramiro Sanchiz estudió Literatura y Filosofía en La Universidad
de la República (Uruguay). Desde muy joven empezó a escribir narraciones
de ciencia ficción en diversas revistas, como Axxón y Galileo entre otras. Durante
el 2008 fue incluido en en dos antologías y un año más tarde publicó su primera
novela 01 lineal. El escritor
uruguayo tiene en su haber otros libros publicados como: Del otro lado, Vampiros
porteños, Sombras solitarias, Algunos
de los otros, Nadie recuerda a Mlejnas, La vista desde el puente. El
pasado 9 de abril publicó el libro Trashpunk gratis
en la web Ramiro
Sanchiz. Nació en Montevideo-Uruguay en 1978.
¿Cómo nació tu vocación por la
literatura y la música?
literatura y la música?
Dejando de lado recuerdos infantiles de haber escrito cuentos o
historietas, empecé a tomarme en serio la escritura a los 12 años, cuando
descubrí los cuentos de ciencia ficción de Isaac Asimov; me enamoré del género
y de la posibilidad de escribir ese tipo de relatos. Sin embargo, tuve que
esperar hasta los 20, más o menos, para entender que mi verdadera vocación era
la escritura.
historietas, empecé a tomarme en serio la escritura a los 12 años, cuando
descubrí los cuentos de ciencia ficción de Isaac Asimov; me enamoré del género
y de la posibilidad de escribir ese tipo de relatos. Sin embargo, tuve que
esperar hasta los 20, más o menos, para entender que mi verdadera vocación era
la escritura.
En cuanto a la música: estudié piano y teoría musical desde bastante
chico, pero empecé a pensar en componer y tocar mis propias canciones a los 15
años. En ese sentido, el descubrimiento de The Doors y la poesía cuasi beatnik
de Jim Morrison me hicieron entender de qué manera yo podía entrar a ese
universo. En 2008, de todas formas, renuncié a cualquier pretensión de
continuar una “carrera” en la música.
chico, pero empecé a pensar en componer y tocar mis propias canciones a los 15
años. En ese sentido, el descubrimiento de The Doors y la poesía cuasi beatnik
de Jim Morrison me hicieron entender de qué manera yo podía entrar a ese
universo. En 2008, de todas formas, renuncié a cualquier pretensión de
continuar una “carrera” en la música.
¿Cuántas horas al día le dedica a
la escritura?
la escritura?
Todas las que puedo. Un día ideal (y depende de en qué esté trabajando
en el momento en cuestión, por supuesto) es más o menos así: veo alguna
película o series muy temprano en la mañana y después atiendo alguna
obligación, una reseña por ejemplo, algún texto que deba leer con apremio.
Después, más cerca del mediodía, empiezo a trabajar en mis ficciones, hasta que
me sienta agotado o hasta que algo o alguien irrumpa e interrumpa (muchas veces
hay que agradecer por esas irrupciones e interrupciones).
en el momento en cuestión, por supuesto) es más o menos así: veo alguna
película o series muy temprano en la mañana y después atiendo alguna
obligación, una reseña por ejemplo, algún texto que deba leer con apremio.
Después, más cerca del mediodía, empiezo a trabajar en mis ficciones, hasta que
me sienta agotado o hasta que algo o alguien irrumpa e interrumpa (muchas veces
hay que agradecer por esas irrupciones e interrupciones).
Dentro de muy poco tiempo se
publicará tu nueva novela Trashpunk, ¿podrías contarnos de
que trata?
publicará tu nueva novela Trashpunk, ¿podrías contarnos de
que trata?
Como tratar trata, me parece,
de la soledad de un tipo que quiere escribir y no puede, mientras le suceden
cosas extraordinarias que él no entiende cómo no puede llevar a la escritura y
frente a las que se siente a la deriva. Su argumento es más o menos así: un
hombre de edad avanzada ha inventado una máquina inteligente, pero no puede
comunicarse con ella, dado que el tipo de inteligencia de la máquina es ajeno a
las pautas cognitivas humanas. Uno de sus intentos para romper esa barrera y
comunicarse incluye el uso de ciertos alucinógenos y una tecnología (muy
tercermundista, cabe aclarar) de realidad virtual. El escritor del que hablaba
más arriba termina por recibir la oferta de convertirse en el conejillo de
indias de ese experimento con la máquina. También puede pensarse que es la
historia de un tipo obsesionado con una vecina a la que mira con binoculares.
de la soledad de un tipo que quiere escribir y no puede, mientras le suceden
cosas extraordinarias que él no entiende cómo no puede llevar a la escritura y
frente a las que se siente a la deriva. Su argumento es más o menos así: un
hombre de edad avanzada ha inventado una máquina inteligente, pero no puede
comunicarse con ella, dado que el tipo de inteligencia de la máquina es ajeno a
las pautas cognitivas humanas. Uno de sus intentos para romper esa barrera y
comunicarse incluye el uso de ciertos alucinógenos y una tecnología (muy
tercermundista, cabe aclarar) de realidad virtual. El escritor del que hablaba
más arriba termina por recibir la oferta de convertirse en el conejillo de
indias de ese experimento con la máquina. También puede pensarse que es la
historia de un tipo obsesionado con una vecina a la que mira con binoculares.
¿Cuánto tiempo
te llevo escribirlo?
te llevo escribirlo?
Escribí Trashpunk
en poco menos de un mes, a mediados de 2010. Desde entonces ha pasado por
varias revisiones y reescrituras parciales. No sabría decir cuántas horas tiene
encima, sinceramente. No son pocas, pero tampoco se trata del libro que más me
ha costado hasta ahora.
en poco menos de un mes, a mediados de 2010. Desde entonces ha pasado por
varias revisiones y reescrituras parciales. No sabría decir cuántas horas tiene
encima, sinceramente. No son pocas, pero tampoco se trata del libro que más me
ha costado hasta ahora.
De qué manera te
sentís influenciado por estos escritores J.G Ballard, Roberto Bolaño,
Phillip K.Dick… ¿qué rescatas de cada uno?
sentís influenciado por estos escritores J.G Ballard, Roberto Bolaño,
Phillip K.Dick… ¿qué rescatas de cada uno?
No sé hasta qué punto estoy influenciado por ellos;
podría decirte por qué me fascinan y de qué manera creo haber incorporado algo de sus obras en lo que escribo; podría
contarte por qué no me puedo imaginar la literatura o el universo (mucho menos
mi vida) sin ellos… por ejemplo: leo a Philip K. Dick desde los 16 años, más o
menos, y no pasa un año en que no revisite sus grandes novelas o, al menos, las
que siento más cercanas a mí (Ubik,
VALIS, Tiempo de Marte); debo haber tomado de Dick, entonces, la idea de
tomar la ciencia ficción como un lenguaje y ensayar, casi como en una
combinatoria, la gramaticalidad de ciertas construcciones. Esa articulación o
desarticulación de lugares comunes, digamos. También siento que debo a Dick mi
concepción de la escritura como una actividad que implica una indagación
permanente, una búsqueda de respuestas a preguntas que, por alguna razón, nos
parecen más significativas que otras. Eso, y que siempre disfruté enormemente
al leerlo, al sentir ese canal directo con su mente y su imaginación prodigiosas.
De Ballard lo primero que me fascinó es cierto extrañamiento con que reviste a
sus personajes y situaciones; en el caso de Bolaño es ante todo, creo, cierta
ética del escritor, cierto compromiso ante la escritura. En cuanto a estilo,
quizá Bolaño me influyó más que los otros, pero eso es una percepción mía, muy
parcial y más relacionada con lo que siento como la historia de mi escritura
(antes y después de Bolaño) y con ciertas sensaciones a la hora de escribir. No
necesariamente pensará lo mismo un lector.
podría decirte por qué me fascinan y de qué manera creo haber incorporado algo de sus obras en lo que escribo; podría
contarte por qué no me puedo imaginar la literatura o el universo (mucho menos
mi vida) sin ellos… por ejemplo: leo a Philip K. Dick desde los 16 años, más o
menos, y no pasa un año en que no revisite sus grandes novelas o, al menos, las
que siento más cercanas a mí (Ubik,
VALIS, Tiempo de Marte); debo haber tomado de Dick, entonces, la idea de
tomar la ciencia ficción como un lenguaje y ensayar, casi como en una
combinatoria, la gramaticalidad de ciertas construcciones. Esa articulación o
desarticulación de lugares comunes, digamos. También siento que debo a Dick mi
concepción de la escritura como una actividad que implica una indagación
permanente, una búsqueda de respuestas a preguntas que, por alguna razón, nos
parecen más significativas que otras. Eso, y que siempre disfruté enormemente
al leerlo, al sentir ese canal directo con su mente y su imaginación prodigiosas.
De Ballard lo primero que me fascinó es cierto extrañamiento con que reviste a
sus personajes y situaciones; en el caso de Bolaño es ante todo, creo, cierta
ética del escritor, cierto compromiso ante la escritura. En cuanto a estilo,
quizá Bolaño me influyó más que los otros, pero eso es una percepción mía, muy
parcial y más relacionada con lo que siento como la historia de mi escritura
(antes y después de Bolaño) y con ciertas sensaciones a la hora de escribir. No
necesariamente pensará lo mismo un lector.
¿Cuál
es el personaje que más se parece a Ramiro Sanchiz?
es el personaje que más se parece a Ramiro Sanchiz?
¿El personaje de
la literatura o el personaje dentro de mi obra? Si es lo último la respuesta es
bastante fácil: el personaje más o menos central de todas mis ficciones,
Federico Stahl. Si se trata de la primera opción, te diría que a veces me
siento como Duncan Thaw, el protagonista de Lanark,
la gran novela de Alasdair Gray.
la literatura o el personaje dentro de mi obra? Si es lo último la respuesta es
bastante fácil: el personaje más o menos central de todas mis ficciones,
Federico Stahl. Si se trata de la primera opción, te diría que a veces me
siento como Duncan Thaw, el protagonista de Lanark,
la gran novela de Alasdair Gray.
¿Cómo fue la experiencia de publicar tu primera novela,
01.lineal, en Editorial Anidia (2008) ?
01.lineal, en Editorial Anidia (2008) ?
Me hizo sentir
muy bien tener una novela publicada, pero con el tiempo descubrí que Anidia era
una editorial fantasma, por llamarla de un modo amable, y rompí el contrato de
edición y toda relación con ellos. Es casi imposible conseguir un ejemplar de
ese libro, además; hasta donde yo sé, en Montevideo sólo hay dos: el de Matías
Bergara, el artista que dibujó la portada, y el mío, que en realidad ya no está
más por aquí porque hace un mes se lo regalé a un gran amigo que vive en La
Plata.
muy bien tener una novela publicada, pero con el tiempo descubrí que Anidia era
una editorial fantasma, por llamarla de un modo amable, y rompí el contrato de
edición y toda relación con ellos. Es casi imposible conseguir un ejemplar de
ese libro, además; hasta donde yo sé, en Montevideo sólo hay dos: el de Matías
Bergara, el artista que dibujó la portada, y el mío, que en realidad ya no está
más por aquí porque hace un mes se lo regalé a un gran amigo que vive en La
Plata.
¿En que
estas trabajando ahora?
En un libro
de relatos que se enlazan en lo que podría leerse como una novela. Algo como Los lemmings y otros, de Fabián Casas,
pero más profuso y mejor. Y, a la vez, tomando notas y pensando el estilo
exacto que necesito para una novela que se titulará La liga de escritores extraordinarios.
de relatos que se enlazan en lo que podría leerse como una novela. Algo como Los lemmings y otros, de Fabián Casas,
pero más profuso y mejor. Y, a la vez, tomando notas y pensando el estilo
exacto que necesito para una novela que se titulará La liga de escritores extraordinarios.
¿Cuál es el libro publicado que mayor satisfacción
te ha dado? ¿Por qué?
te ha dado? ¿Por qué?
Hasta la
fecha, Nadie recuerda a Mlejnas
(Reina Negra, 2011); fue muy divertido de escribir y gracias a él me vinculé a
ciertas personas que ahora considero amigos, especialmente Juan Terranova.
fecha, Nadie recuerda a Mlejnas
(Reina Negra, 2011); fue muy divertido de escribir y gracias a él me vinculé a
ciertas personas que ahora considero amigos, especialmente Juan Terranova.
¿Podrías decirme tres características que
nunca faltan en tus obras?
nunca faltan en tus obras?
Muy fácil:
rock (o música, en general), drogas (casi todas ficticias, de todas formas) y
cierto sentido de la aventura, así sea el tipo de aventura que se vive ante un
teclado o en una biblioteca.
rock (o música, en general), drogas (casi todas ficticias, de todas formas) y
cierto sentido de la aventura, así sea el tipo de aventura que se vive ante un
teclado o en una biblioteca.
¿Cómo ves a los escritores
contemporáneos?
Admiro mucho
a gente un poco mayor que yo, como Jonathan Lethem, Rick Moody o Rodrigo
Fresán. Pensando en mi generación (nacidos entre 1970 y 1990, digamos) te
podría decir que sigo con mucha atención la obra de algunos escritores
argentinos, españoles y uruguayos, como Javier Calvo, Patricio Pron, Juan
Terranova, Pola Oloixarac, Juan Manuel Candal, Pablo Dobrinin y Damián González
Bertolino.
a gente un poco mayor que yo, como Jonathan Lethem, Rick Moody o Rodrigo
Fresán. Pensando en mi generación (nacidos entre 1970 y 1990, digamos) te
podría decir que sigo con mucha atención la obra de algunos escritores
argentinos, españoles y uruguayos, como Javier Calvo, Patricio Pron, Juan
Terranova, Pola Oloixarac, Juan Manuel Candal, Pablo Dobrinin y Damián González
Bertolino.
¿Alguna
anécdota buena y otra no tanto en el transcurso de tu escritura?
Te cuento una y
que los lectores decidan si es buena o mala. En 2002 estaba atravesando una
fase especialmente negativa para mi escritura; sentía que muchos caminos de exploración
se me habían cerrado hacía tiempo y que, sin embargo, yo persistía dando
vueltas ahí mismo, ciegamente digamos. A la vez, tenía una cierta cantidad de “obra”,
especialmente cuentos, un buen número de ellos, casi todos inéditos. Tenía
también una novela muy larga, pero realmente muy larga, casi 900 páginas. Todo,
sin embargo, llevaba la marca de cierto estancamiento, un callejón sin salida
podría decirse. Entonces un amigo cambió de computadora y me regaló su máquina
anterior, que era mejor que la que yo usaba entonces. Movido ante todo por
ganas de jugar cierto juego (Diablo 2) instalé mi disco duro en esa nueva
máquina y, de paso, una tarjeta de video bastante buena que tenía por ahí. Resultó que la tarjeta debió
tener algún problema, ya que apenas encendí la máquina la motherboard se quemó,
con humo y todo. La llevé a un técnico, pero sólo confirmó lo que yo temía, que
aquello era irrecuperable. Cuando la traje de vuelta a casa la desarmé, saqué
el disco duro y volví a conectarlo en mi vieja computadora. Y ahí comenzó el
pánico: estaba vacío. Había sido borrado por completo. No quedaba absolutamente
nada. Intenté recuperar la información de varias maneras pero no tuve suerte:
todos mis textos (excepto los publicados y algunos capítulos impresos de esa
larga novela) se habían perdido. Para siempre. Con el tiempo, extrañamente (o
no tanto), llegué a sentirlo como un alivio. Ya no llevaba toda esa carga a mis
espaldas y podía moverme más libremente, hacia donde quisiera.
que los lectores decidan si es buena o mala. En 2002 estaba atravesando una
fase especialmente negativa para mi escritura; sentía que muchos caminos de exploración
se me habían cerrado hacía tiempo y que, sin embargo, yo persistía dando
vueltas ahí mismo, ciegamente digamos. A la vez, tenía una cierta cantidad de “obra”,
especialmente cuentos, un buen número de ellos, casi todos inéditos. Tenía
también una novela muy larga, pero realmente muy larga, casi 900 páginas. Todo,
sin embargo, llevaba la marca de cierto estancamiento, un callejón sin salida
podría decirse. Entonces un amigo cambió de computadora y me regaló su máquina
anterior, que era mejor que la que yo usaba entonces. Movido ante todo por
ganas de jugar cierto juego (Diablo 2) instalé mi disco duro en esa nueva
máquina y, de paso, una tarjeta de video bastante buena que tenía por ahí. Resultó que la tarjeta debió
tener algún problema, ya que apenas encendí la máquina la motherboard se quemó,
con humo y todo. La llevé a un técnico, pero sólo confirmó lo que yo temía, que
aquello era irrecuperable. Cuando la traje de vuelta a casa la desarmé, saqué
el disco duro y volví a conectarlo en mi vieja computadora. Y ahí comenzó el
pánico: estaba vacío. Había sido borrado por completo. No quedaba absolutamente
nada. Intenté recuperar la información de varias maneras pero no tuve suerte:
todos mis textos (excepto los publicados y algunos capítulos impresos de esa
larga novela) se habían perdido. Para siempre. Con el tiempo, extrañamente (o
no tanto), llegué a sentirlo como un alivio. Ya no llevaba toda esa carga a mis
espaldas y podía moverme más libremente, hacia donde quisiera.
¿De haber elegido otra profesión cual hubiese sido?