Henry Clarke fue un fotógrafo norteamericano que nació en Los Ángeles en 1917 y murió en Cannes en 1996. Se dedicó al retrato y la moda y trabajó para las diferentes ediciones de la revista Vogue desde los años cincuenta hasta los ochenta cambiando la perspectiva de la fotografía de moda.
Prolífico y longevo, empezó como fotógrafo de moda en Nueva York, en 1948. Trasladado a París a comienzos de los años cincuenta, ciudad en la que vivió el resto de su vida, revolucionó la fotografía de la moda. Hasta entonces, las dos figuras dominantes de la fotografía de la moda eran Cecil Beaton y Horst P. Horst, que defendían una estética tradicional que a veces parecía fuera de la realidad. Clarke deseaba dar una perspectiva más moderna, y su experiencia como fotógrafo de guerra fue importante para sumar la imaginación con la fuerza del reportaje, que también introdujeron Irving Penn y Richard Avedon. Empleó una cámara más pequeña, la Rolleiflex, para tener mayor movilidad.
Clarke empezó a trabajar con diseñadores famosos, como Dior, Fath, Balenciaga y Chanel. Sus fotografías de los años 50 han sido comparadas a menudo con la obra de Irving Penn en elegancia femenina, pero sin su formalismo técnico. En esos años trabajó para revistas como Femina, Harper’s Bazaar y Vogue, y retrató a personajes como Anna Magnani, Coco Chanel, Truman Capote, Cary Grant, Monica Vitti y Sofia Loren.

Henry Clarke
A partir de mediados de los años 50 firmó un contrato de exclusividad con David Libermann para las ediciones francesa, americana y británica de Vogue y comenzó a realizar numerosos viajes que le llevaron por México, Brasil, España, Portugal, Turquía, India, Irán, Siria e Italia.
Clarke supo captar el significado histórico de la revolución en los hábitos sexuales que estaba a punto de producirse en esos mismos años y retrató magistralmente a la mujer moderna que viaja por el mundo, es autosuficiente y segura de sí misma. Las fotos de Clarke son ricas en colores y sugerencias étnicas, con paisajes impresionantes en los que la modelo se integra con naturalidad. Su mujer puede ser una diosa india vestida con preciosos saris y caftanes, una sacerdotisa que baila para conseguir el favor de los dioses o una mujer con una elegancia moderna y revolucionaria. Sus fotos parecen un reportaje etnográfico, con una participación a veces activa de la población local.
Clarke retrató a las mejores modelos del momento, como Marisa Berenson, Benedetta Barzini, Marina Schiano, Isa Stoppi, Simone d’Aillencourt. Proporciones, decorados, conjuntos y ubicaciones guardan un equilibrio perfecto y hacen de sus imágenes obras de arte.