
Biblioteca Vaticana
Las nuevas tecnologías están haciendo realidad aquel viejo sueño de los simbolistas del Libro Único o de los movimientos socialistas que querían que la cultura universal se resumiera en forma de biblioteca ambulante para educación de la clase obrera. De aquella querencia salió la expansión de la Biblioteca Pública pero también el concepto de libro de bolsillo, cuyas colecciones emblemáticas fueron antes de la I Guerra Mundial, la Tauschnitz, que dio paso en los años treinta a la magnífica Penguin Books y entre nosotros la Biblioteca Universal de Calpe.
Borges soñó con bibliotecas circulares y Umberto Eco rememoró esa querencia de infinitud en El nombre de la rosa. Ahora, gracias a la digitalización no hay día que no nos despertemos con noticias casi mágicas donde las Bibliotecas Nacionales ponen a disposición del usuario gran parte de los fondos de libros preciosos que poseen. En 2013 se dio la noticia, que tiene visos de convertirse en legendaria por el secretismo tradicional de que ha hecho gala, es que la Biblioteca Vaticana https://www.vaticanlibrary.va ha suscrito un convenio con la Bodleian Library de Oxford, que es la Red de bibliotecas públicas más importante del Reino Unido, por la que digitalizará un millón y medio de páginas que los usuarios podrán visitar a través del enlace de la Bodleian, hhtp:/bav.bodleian.ox.ac.uk, y que está financiada por la Fundación Polonsky.
Esta ingente aportación de manuscritos digitalizados se dividen en tres categorías: incunables, o libros impresos en el siglo XV, cuya aportación mayor lo realiza la Bodleian, y las secciones de manuscritos griegos y hebreos, con fondos de la Biblioteca Vaticana. Cada página va acompañada de una regla para que el usuario se haga una idea del tamaño real del manuscrito consultado. El acceso es uno de esos privilegios que nos reconcilian con la tecnología: a partir de ahora tendremos vía libre a los manuscritos más antiguos que se conservan de textos de Homero, Platón, Sófocles, Hipócrates, Aristóteles… son manuscritos que fueron la continuación de la cultura y la civilización en épocas oscuras, cuando cayó el Imperio Romano de Occidente y el saber se refugió en las iglesias y conventos.

La antigua librería Bodleian
El proyecto se inició en el 2012 y concluyó en 2016, pero es ahora cuando se puede comenzar a disfrutar de las digitalizaciones ya realizadas. La tarea es lenta pues digitalizar millón y medio de páginas de las que la gran mayoría son muy frágiles requiere de una destreza fuera de lo común. De estos manuscritos más de dos tercios proceden de la Vaticana, que fundó en 1451 el Papa Nicolás V para uso de los estudiosos, según palabras suyas. Hay que entender la trascendencia de este hecho si tenemos en cuenta que esta biblioteca posee el mayor registro de libros de la Antigüedad clásica. En este sentido la Biblioteca del Vaticano es irremplazable, única.
Es probable que en orden de importancia respecto las bibliotecas clásicas, sea la Bodleian la digna sucesora de la del Vaticano. Fue fundada por Thomas Bodley en 1601, continuando la labor de la Duke Humfrey´s Library, que se donó en herencia a la Universidad de Oxford en 1488.
Pero lo que está causando más expectativa entre los estudiosos es la promesa de digitalización de 5.000 manuscritos griegos provenientes de la Vaticana, manuscritos que han sido seleccionados no sólo por el contenido, su validez principal, sino también atendiendo a criterios de conservación pues hay algunos manuscritos que requieren un cuidado especial ya que tienen un valor incalculable.

Biblioteca Vaticana
Pero hay otro tesoro, el de los manuscritos hebreos. La Vaticana alberga verdaderos hallazgos en este campo, como prolijos comentarios de la Biblia y de la Cábala, todo ello en manuscritos que se extienden en un dilatado tiempo, entre los siglos IX al XVI. Por ejemplo, un Sifra, que es un códice hebreo del siglo IX o una Biblia completa, algo raro, copiada en Italia en el siglo XI.
La Vaticana y la Bodleian representan la cuarta y quinta bibliotecas del mundo en cuanto a número de manuscritos albergados, no respecto a la excelencia de lo que poseen, que es mayor. La Bodleian tiene pensado digitalizar en breve su Biblia de Gutenberg, dentro del apartado de primeras ediciones únicas. Por su parte el legado de los manuscritos hebreos del Vaticano impresiona porque no solo se refiere a escritos religiosos sino que hay muchos de medicina, astronomía, filosofía…
Y como la colección reúne dos religiones cristianas, la católica y la anglicana, se ha pensado que sean el arzobispo de Canterbury y el arzobispo Jean Louis Brugués, por parte católica, los que presenten esta página Web tan flamante. En espera de que en los próximos días podamos empezar a consultar lo que se nos ha prometido tenemos que conformarnos con las declaraciones de Richard Overden, bibliotecario de la Bodleian, que se muestra entusiasta ante esta digitalización y espera que ayude a entender mejor estos textos antiguos, y de Monseñor Cesare Pasini, de la Biblioteca Apostólica Vaticana, que ateniéndose al lugar común, como su homólogo británico, por lo menos ha incidido más en la cooperación entre estas dos grandes instituciones.
Lo que debemos tener en cuenta a la hora de valorar iniciativas como estas es su condición de acceso fácil a todos los estudiosos que lo deseen a tesoros bibliográficos a los que hasta ahora era muy caro y difícil tener puerta libre: había que desplazarse a Roma u Oxford y residir allí durante largas temporadas para ello.
La Vaticana y la Bodleian inauguran una nueva forma de estudiar el legado bibliográfico que debería ser ejemplo para otras bibliotecas del mundo.
Imagino a Borges imaginando este mundo.
Y lo imagino porque una cosa es imparable: la British Library acaba de anunciar que en su portal Flickr https://www.flickr.com/people/britishlibrary/?rb=1 ha bajado millones de imágenes, de estampas y grabados sin clasificar que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX. Con ello los responsables quieren que los estudiosos colaboren en la clasificación y esclarecimiento de muchas de estas imágenes, cuyo legado es ingente, tanto que en la mayoría de ellas se desconoce el origen y su historia. Hay incluso mapas de primer rango y un vistazo a las primeras imágenes que se pueden ver en la web de la British Library deja sencillamente boquiabierto.
Imagino también a Mallarmé.
El mundo en una cabeza de alfiler.