SANDRA ÁVILA
Juan Mattio nació en 1983 en Buenos Aires. Si hablamos de fechas: allá por el 2005 Mattio fusiono su
escritura junto a Kike Ferrari, y brotó la novela negra Punto Ciego (Vestales, 2015). Ese mismo año obtuvo una mención del Premio de
Novela de la Casa de las Américas por Tres veces luz. Fue coeditor
de la revista literaria Juguetes Rabiosos entre 2005 y 2007. Es coeditor de la
revista La Granada desde el 2013. Tiene pendiente de publicar Materiales para una pesadilla. La herramienta más importante del oficio de ser un escritor, dice,
es la lectura. Es hincha de Racing, le gusta la música de Tom Waits y la ética
de Kafka. Vive, ama y escribe en la ciudad de Buenos Aires.
¿Cómo
surgió la idea de escribir Punto Ciego en co-autoría con Kike Ferrari?
surgió la idea de escribir Punto Ciego en co-autoría con Kike Ferrari?
El proyecto nació como una forma de solucionar
dos problemas, uno de Kike y otro mío. Él pasaba por una época donde ningún
argumento le parecía sólido para iniciar una novela y yo, al mismo tiempo,
había abandonado una historia porque no encontraba los procedimientos que
necesitaba para escribirla. Kike leyó ese material y se puso a trabajar. Me
devolvió el primer borrador de lo que sería Punto Ciego. Yo, a su vez, hice una
primera corrección y después él sumó una tercera. Así hasta que decidimos que
era suficiente.
dos problemas, uno de Kike y otro mío. Él pasaba por una época donde ningún
argumento le parecía sólido para iniciar una novela y yo, al mismo tiempo,
había abandonado una historia porque no encontraba los procedimientos que
necesitaba para escribirla. Kike leyó ese material y se puso a trabajar. Me
devolvió el primer borrador de lo que sería Punto Ciego. Yo, a su vez, hice una
primera corrección y después él sumó una tercera. Así hasta que decidimos que
era suficiente.
Creo que la idea de un lector interno al
proceso de escritura existe en muchos autores. Alguien que lee los borradores y
va opinando, sugiriendo correcciones, etc. En este caso, ese lector se
convertía –al leer- él mismo en autor. Esa es, en breve, la historia de Punto
Ciego.
proceso de escritura existe en muchos autores. Alguien que lee los borradores y
va opinando, sugiriendo correcciones, etc. En este caso, ese lector se
convertía –al leer- él mismo en autor. Esa es, en breve, la historia de Punto
Ciego.
¿Cómo
surgió Materiales para una pesadilla?
surgió Materiales para una pesadilla?
Materiales para una pesadilla surgió como un
intervalo. Estaba trabajando en otro proyecto más extremo y necesitaba un
escenario pequeño donde poner a funcionar una serie de ideas. Es la primera vez
que trabajé poniendo en el centro la composición y no el argumento. Eso
requiere una práctica muy particular. Materiales… es una novela breve que me
permitió ensayar procedimientos de composición y, al mismo tiempo, terminó
sirviendo para desplazar hacia el campo de la ficción algunas ideas sobre el
lenguaje como material social.
intervalo. Estaba trabajando en otro proyecto más extremo y necesitaba un
escenario pequeño donde poner a funcionar una serie de ideas. Es la primera vez
que trabajé poniendo en el centro la composición y no el argumento. Eso
requiere una práctica muy particular. Materiales… es una novela breve que me
permitió ensayar procedimientos de composición y, al mismo tiempo, terminó
sirviendo para desplazar hacia el campo de la ficción algunas ideas sobre el
lenguaje como material social.
¿De qué va la historia?
Hay dos historias que se trenzan a lo largo de
la novela. Por un lado un viejo escritor ciego que da una serie de conferencias
sobre literatura mientras su vida se ve interrumpida por una alumna que lo
llama por teléfono para pedirle que la salve. Y en otro nivel, se cuenta la
historia de un hombre que inicia su carrera como agente de Inteligencia. Su
tarea es analizar conversaciones y perseguir, en las palabras, huellas de
actividad política.
la novela. Por un lado un viejo escritor ciego que da una serie de conferencias
sobre literatura mientras su vida se ve interrumpida por una alumna que lo
llama por teléfono para pedirle que la salve. Y en otro nivel, se cuenta la
historia de un hombre que inicia su carrera como agente de Inteligencia. Su
tarea es analizar conversaciones y perseguir, en las palabras, huellas de
actividad política.
¿Cuánto
tiempo te llevo escribirlo, desde el borrador inicial hasta la finalización de
la obra?
tiempo te llevo escribirlo, desde el borrador inicial hasta la finalización de
la obra?
Escribí Materiales… en cuatro o cinco meses,
en jornadas de trabajo diarias y de varias horas. Fue la experiencia de
escritura más intensa que tuve. Tuve un primer borrador muy rápido y trabajé
sobre varias correcciones. No pienso que haya sido la última porque no creo que
exista una “última corrección”. Los textos pueden ser mejorados y corregidos
siempre. Cualquier texto que haya escrito, creo que hoy lo escribiría mejor.
en jornadas de trabajo diarias y de varias horas. Fue la experiencia de
escritura más intensa que tuve. Tuve un primer borrador muy rápido y trabajé
sobre varias correcciones. No pienso que haya sido la última porque no creo que
exista una “última corrección”. Los textos pueden ser mejorados y corregidos
siempre. Cualquier texto que haya escrito, creo que hoy lo escribiría mejor.
¿Cuáles
son las herramientas de escritor que usas cuando empezás una nueva obra?
son las herramientas de escritor que usas cuando empezás una nueva obra?
La herramienta más importante es la lectura.
Creo que un escritor debe obligarse a leer desde un punto de vista diferente al
que construyó cómo lector. La pregunta sobre cómo está hecho un texto, qué
circuitos lo ponen a funcionar, qué procedimientos lo sostienen; son las
preguntas con las que un escritor debería encarar una lectura. Pero, además,
cuando uno está iniciando un proyecto es muy probable que necesite investigar
qué y cómo se han encarado artefactos similares. No hablo sólo de una cuestión
argumental. Aunque es posible que para escribir una buena novela negra sea
necesario recorrer otras novelas negras y leerlas con las preguntas que
mencionaba antes. Pero, en verdad, estoy pensando en procedimientos. Quiero
decir, para escribir una buena novela negra tal vez sea más útil leer y
reflexionar en cómo Hemingway construía sus oraciones que leer la obra completa
de Horace McCoy.
Creo que un escritor debe obligarse a leer desde un punto de vista diferente al
que construyó cómo lector. La pregunta sobre cómo está hecho un texto, qué
circuitos lo ponen a funcionar, qué procedimientos lo sostienen; son las
preguntas con las que un escritor debería encarar una lectura. Pero, además,
cuando uno está iniciando un proyecto es muy probable que necesite investigar
qué y cómo se han encarado artefactos similares. No hablo sólo de una cuestión
argumental. Aunque es posible que para escribir una buena novela negra sea
necesario recorrer otras novelas negras y leerlas con las preguntas que
mencionaba antes. Pero, en verdad, estoy pensando en procedimientos. Quiero
decir, para escribir una buena novela negra tal vez sea más útil leer y
reflexionar en cómo Hemingway construía sus oraciones que leer la obra completa
de Horace McCoy.
¿Cómo
fueron tus inicios en la carrera de
letras? ¿Cómo fue que decidiste ser un escritor?
fueron tus inicios en la carrera de
letras? ¿Cómo fue que decidiste ser un escritor?
El mito de origen de un escritor es,
precisamente, una ficción. Podría decirte que empecé a los 16 años, cuando leí
El coronel no tiene quién le escriba por primera vez y sentí el impulso de
lanzarme a escribir. Y no sería menos cierto decir que, en realidad, empecé con
mi tercera novela, cuando encontré por primera vez un proyecto literario que me
interesa y que me mueve saber hasta dónde lo puedo llevar.
precisamente, una ficción. Podría decirte que empecé a los 16 años, cuando leí
El coronel no tiene quién le escriba por primera vez y sentí el impulso de
lanzarme a escribir. Y no sería menos cierto decir que, en realidad, empecé con
mi tercera novela, cuando encontré por primera vez un proyecto literario que me
interesa y que me mueve saber hasta dónde lo puedo llevar.
Párrafo
de Materiales para una pesadilla
de Materiales para una pesadilla
G. entró esa primera mañana a la Secretaría
por la puerta de la calle Perú. Una puerta pequeña, oscura, casi infantil que
aumentó su sensación de primer día de escuela. Caminó por un pasillo mal
iluminado hasta la Mesa de Entrada mirando el techo bajo y siniestro, las
paredes que habían sido blancas y ahora se mostraban humilladas por rayones y
agujeros y manchas de suciedad, el piso de parquet con una capa negra creada
por el polvo y las pisadas y los años. Nada de eso podía compararse con la
inmensa y majestuosa entrada de Avenida de Mayo, con los pasamanos de bronce y
las arañas con gemas de vidrio azul y los espejos duplicando la grandeza y el
poder de la Secretaría. Pero creyó que esa discreción voluntaria, la de haber
entrado por una puerta lateral sin que nadie se lo pidiera, era más adecuada a
su situación. Mi posición es todavía irregular, se dijo, todavía imprecisa.
Caminó pensando en esto por el largo pasillo mal iluminado del ingreso. A
medida que se alejaba de la puerta el frío iba desapareciendo. También los
ruidos. G. advirtió que se habían apagado los sonidos de los autos, las voces,
incluso el ladrido del perro que lo había perseguido durante el camino de la
Estación Central hasta la Secretaría. De alguna manera, la ferocidad de la
ciudad no tenía jurisdicción sobre ese edificio.
por la puerta de la calle Perú. Una puerta pequeña, oscura, casi infantil que
aumentó su sensación de primer día de escuela. Caminó por un pasillo mal
iluminado hasta la Mesa de Entrada mirando el techo bajo y siniestro, las
paredes que habían sido blancas y ahora se mostraban humilladas por rayones y
agujeros y manchas de suciedad, el piso de parquet con una capa negra creada
por el polvo y las pisadas y los años. Nada de eso podía compararse con la
inmensa y majestuosa entrada de Avenida de Mayo, con los pasamanos de bronce y
las arañas con gemas de vidrio azul y los espejos duplicando la grandeza y el
poder de la Secretaría. Pero creyó que esa discreción voluntaria, la de haber
entrado por una puerta lateral sin que nadie se lo pidiera, era más adecuada a
su situación. Mi posición es todavía irregular, se dijo, todavía imprecisa.
Caminó pensando en esto por el largo pasillo mal iluminado del ingreso. A
medida que se alejaba de la puerta el frío iba desapareciendo. También los
ruidos. G. advirtió que se habían apagado los sonidos de los autos, las voces,
incluso el ladrido del perro que lo había perseguido durante el camino de la
Estación Central hasta la Secretaría. De alguna manera, la ferocidad de la
ciudad no tenía jurisdicción sobre ese edificio.