historia sorprendente con un lejano parecido a esos cuentos de terror que nos
contaban de pequeños y que nos impedían acceder a la oscuridad que reinaba en
nuestro cuarto hasta que se hiciese la luz. (…)
Una niña rubia y hermosa, Isolda, y
luego rebelde como respuesta a su soledad, merodea por el bosque que rodea al castillo
donde vive con sus padres, cuidadora y criados en la ciudad colombiana de
Medellín. Unos personajes que existieron de verdad y que fueron vecinos del autor, Jorge Franco. El padre, don Diego, es un admirador de Wagner y su ópera, y ha construido una
mansión fortaleza donde el sueño termina siendo una pesadilla. Una construcción que no encaja con su entorno, lo
mismo que un rascacielos no lo imaginamos rodeado de un desierto de arena y que enseña la personalidad obsesiva de don Diego que piensa que su hija es feliz en el castillo. Jorge
Franco (Medellín, 1964) teje con maestría el tiempo de su historia y la tensión que nos oprime
por varios lados, mientras los habitantes del castillo y los secuestradores,
unos personajes fascinantes, vienen a ser como los habitantes de esos castillos
medievales que sufrían ataques y donde los asaltantes empleaban escaleras y todo
tipo de armas para rendir a sus moradores. Hoy los tiempos han cambiado y se
necesita información y algo de engaño. En esta buena novela la traición se
cruza con unos amores imposibles mientras la joven Isolda merodea por el jardín
que rodea el castillo espiada por el jefe de la banda de secuestradores que en
el fondo, somos los lectores de esta magnífica obra, merecedora del premio
Alfaguara de novela 2014, y cuyas páginas deseamos retener el mayor tiempo
posible entre nuestras manos para saborear el placer de leerlas.