MARTA M. VALLS
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Philip Larkin y Mónica Jones en 1956 |
La poesía completa de Philip Larkin (1922-1985) rezuma la humedad de los muelles de Hull, la ciudad inglesa donde vivió la mayor parte de su vida, el olor a hierba de las casas unifamiliares con jardín, y el tedio de una vida rutinaria. Pero también
el orgullo de un hombre en el que resulta evidente su aversión hacia el
matrimonio y la familia, y que como el mismo dice en un poema nunca hizo lo que
no quería, lo que no significa que hiciese lo que deseaba.
Tal vez el encanto
de estos poemas de tinte autobiográfico estriban en su particular ironía y en
ser capaz de contarnos con una par de pinceladas un estado de ánimo que
cualquiera entiende y sabe, porque la vida es breve, la vejez dura y la
felicidad escasa.
de estos poemas de tinte autobiográfico estriban en su particular ironía y en
ser capaz de contarnos con una par de pinceladas un estado de ánimo que
cualquiera entiende y sabe, porque la vida es breve, la vejez dura y la
felicidad escasa.
Larkin es un pintor de pincel fino que escribe sus poemas con
sentimiento pero sin rozar lo sentimental. Una de las razones puede ser que
todavía no ha encontrado su sitio en este mundo y mucho menos a la mujer de su
vida, como el mismo nos avisa en su poesía. Pero en lugar de deprimirse o
emprender una búsqueda para encontrarlo, se conforma con lo que tiene para no desear lo que hasta ese momento
no ha necesitado.
sentimiento pero sin rozar lo sentimental. Una de las razones puede ser que
todavía no ha encontrado su sitio en este mundo y mucho menos a la mujer de su
vida, como el mismo nos avisa en su poesía. Pero en lugar de deprimirse o
emprender una búsqueda para encontrarlo, se conforma con lo que tiene para no desear lo que hasta ese momento
no ha necesitado.