El escritor y realizador audiovisual Christian Broemmel nació en 1972, en Buenos Aires.
Publicó el libro de cuentos Luz negra (Pánico el pánico, 2011) y la nouvelle El hombre que hablaba en flores (Décima Editora, 2015). Publicó cuentos en las antologías El amor y otros cuentos (Random House Mondadori 2011), Karaoke (Textos Intrusos 2012), Escribir después (Ed. Outsider 2012) y Nunca menosCovers de la literatura argentina (Pánico el pánico 2013). Es el editor de la sección de reseñas de la “Revista No Retornable”. Es coorganizador del ciclo de lecturas y música “No lo intenten en sus casas”. Colaboró con publicaciones en las revistas “La Única” (crónicas), “Kundra” (literatura) y “Próxima” (ciencia ficción).

¿Por qué El hombre qué hablaba en flores? ¿Cómo llegaste a la elección de ese título?
La nouvelle cuenta la vida de un hombre que cuando quiere comunicarse, en vez de hablar, manifiesta flores, únicas y diversas según su estado de ánimo o lo que quiera expresar; esto por supuesto le trae muchos problemas de aceptación, tanto del resto de la gente como de sí mismo, y la historia cuenta cómo se va abriendo camino mientras lidia con estas circunstancias hasta que llega a un punto de quiebre. Por momentos dudé entre aludir al protagonista en el título o elegir uno que se refiriera al conflicto en forma más indirecta, pero me gusta el nombre que le quedó finalmente a la criatura.

¿Qué similitud o contrariedades tiene este libro con tu primer libro Luz negra?
Me gusta jugar en la frontera, en este caso en el lugar que Juan Manuel Candal, el editor de El hombre que hablaba en flores, llama realismo expandido. Me gusta pensar los cuentos de Luz Negra como relatos realistas donde lo que hay es un tratamiento fantástico desde el lenguaje. Lo fantástico pasa por la visión de la realidad que tienen los personajes, sus juegos de mente, pero sobre todo por la forma en que el narrador la cuenta. En la nouvelle también están estos juegos de mente en la presencia de los amigos imaginarios del protagonista, pero también hay un hecho maravilloso indiscutible: una persona manifiesta flores únicas; aparte de esto, las reglas del mundo que rodea a los personajes son las mismas que nos rodean a nosotros, de este lado de la página. En la nouvelle hay también una mayor apuesta al recurso de la oralidad y un flirteo con la fábula. Ambos libros, sin embargo, comparten la ambición de ser una sátira del mundo en que vivimos.
¿Cómo fue el trabajo de este libro? ¿Te planteaste los personajes, las escenas, la trama o surgió de algún suceso especifico?
Algunos personajes son preexistentes a la historia. Surgieron de anotaciones de ideas que fui haciendo en mis libretas negras, y después los llamé para que trabajen en este relato. Es el caso de la mujer que habla fuera de sincro, o del Payaso Jamás, que de cualquier manera terminaron de adquirir personalidad al interactuar con otros en el texto. Algún otro, como el conductor de televisión Aldo Binelli, ya participaba en relatos anteriores. No recuerdo exactamente cómo o de dónde surgió la idea para esta nouvelle, pero en mis libretas aparece escrita en una misma anotación la línea base de la estructura para el libro entero. Después variaron muchos factores, incluso el peso y significado de hechos y personajes, pero la línea argumental básica estaba bosquejada desde el primer día. Siempre sigo este proceso: anoto personajes o ideas, después desarrollo una escaleta de los hechos y finalmente me pongo a escribir, sin tomar lo anterior como una vestidura de hierro.
Christian Broemmel

En el momento de corrección y de cierre de historia: ¿cuánto descarta o rescata el escritor?

Casi nada fue descartado aunque sí pulido; es más, durante la segunda corrección surgieron varias secuencias y personajes nuevos, algunos que ya estaban adquirieron más peso, ciertos hechos fueron resignificados. Para mí la corrección es el momento más complejo del proceso de escritura; la luna de miel, el idilio, ya pasó, y ahora hay que ponerse a construir en serio la pareja.
¿Cómo o cuando empezaste a escribir tus primeros relatos?
Fue una novela de cuatro páginas, en hojas de carpeta, cuando era un niño. Era una adaptación literaria de una aventura real vivida por mis muñecos piratas de Playmobil. A partir de ahí nunca dejé de escribir. Pero fue recién en 2008 que decidí dedicarme “en serio” a la escritura.
¿Prefieres los libros digitales o los tradicionales en papel? ¿Qué opinas sobre la literatura gratis en la red?
Yo soy un fetichista de los libros de papel. También soy un book sniffer. Nada puede para mí reemplazar la sensación de tener en las manos un libro impreso. Dicho esto, creo que lo que de verdad importa es el contenido, los relatos, las historias que contengan los libros, sean estos de papel o digitales. Además creo que ambos formatos pueden coexistir. En mi cuento “Homo Biblos”, publicado en la antología Escribir Después, de Editorial Outsider, y en la revista “Próxima”, me burlo un poco de esta dicotomía presentando en formato de entrada de Wikipedia el enfrentamiento entre dos grupos de seres humanos, los Homo Biblos (simbiosis entre persona y libro de papel) y los Hombres Kindle (simbiosis entre e-book y persona). De la misma manera pienso que pueden convivir el libro pago y el libro gratuito.