En Mongolia, cuando un perro muere es enterrado en lo
alto de la montaña para que nadie pueda pisar su tumba. (…)
El dueño del perro le
susurra al oído que desea que se reencarne, en su próxima vida, en un hombre.
Hasta entonces, el alma del perro es libre de vagar por la tierra y sus
paisajes, durante el tiempo que quiera. Sólo algunos perros se reencarnan en
hombres, únicamente los que están listos para ello”. Así comienza el relato de
Garth Stein en el que, a través de sus páginas, se desarrolla la vida de Denny,
un chico con aptitudes para ser piloto de carreras.
alto de la montaña para que nadie pueda pisar su tumba. (…)
El dueño del perro le
susurra al oído que desea que se reencarne, en su próxima vida, en un hombre.
Hasta entonces, el alma del perro es libre de vagar por la tierra y sus
paisajes, durante el tiempo que quiera. Sólo algunos perros se reencarnan en
hombres, únicamente los que están listos para ello”. Así comienza el relato de
Garth Stein en el que, a través de sus páginas, se desarrolla la vida de Denny,
un chico con aptitudes para ser piloto de carreras.
Denny se enfrentará al arduo camino de lograr
notoriedad en el mundo del motor, luchará contra la rivalidad de otros muchos
aspirantes como él, intentará conseguir con unas dosis de esfuerzo desmesuradas
que alguien le patrocine, que alguien confíe en él y se preparará dar el salto
al plano profesional en aquella carrera que cambiará su vida.
Junto a su mujer, Eve, soñará despierto con el
movimiento de la bandera a cuadros blanca y negra al atravesar la meta, con el
olor a goma quemada, con el rumor de las gradas enfervorecidas y con la gloria
de los campeones. Mientras imagina esos momentos por los cuales se deja la
vida, Eve y él diseñan su día a día, se van acoplando a la vida en pareja y,
resultado de ese amor que se profesan, dan la bienvenida a su hija Zoe en uno
de los días más importantes de sus vidas.
notoriedad en el mundo del motor, luchará contra la rivalidad de otros muchos
aspirantes como él, intentará conseguir con unas dosis de esfuerzo desmesuradas
que alguien le patrocine, que alguien confíe en él y se preparará dar el salto
al plano profesional en aquella carrera que cambiará su vida.
Junto a su mujer, Eve, soñará despierto con el
movimiento de la bandera a cuadros blanca y negra al atravesar la meta, con el
olor a goma quemada, con el rumor de las gradas enfervorecidas y con la gloria
de los campeones. Mientras imagina esos momentos por los cuales se deja la
vida, Eve y él diseñan su día a día, se van acoplando a la vida en pareja y,
resultado de ese amor que se profesan, dan la bienvenida a su hija Zoe en uno
de los días más importantes de sus vidas.
Pero esa idílica estampa se verá truncada al caer
Eve gravemente enferma. A partir de ese momento, la velocidad de las pistas se
transpone a la vida personal de Denny, teniendo que enfrentarse a situaciones
inimaginables para él como una paternidad en solitario muy complicada, un
enfrentamiento directo con su familia política y unos problemas económicos que
le obligarán a sacar el gladiador que lleva dentro.
Eve gravemente enferma. A partir de ese momento, la velocidad de las pistas se
transpone a la vida personal de Denny, teniendo que enfrentarse a situaciones
inimaginables para él como una paternidad en solitario muy complicada, un
enfrentamiento directo con su familia política y unos problemas económicos que
le obligarán a sacar el gladiador que lleva dentro.
A medida que se suceden las páginas del relato, la
sensación de agobio va en aumento. Agobio que, normalmente, es edulcorado con
una narración sencilla que no resta realismo al fondo de la historia,
sólo en su justa medida.
sensación de agobio va en aumento. Agobio que, normalmente, es edulcorado con
una narración sencilla que no resta realismo al fondo de la historia,
sólo en su justa medida.
Se produce un cambio de prioridades en la vida del
protagonista para las que, a priori, no se encuentra preparado sintiendo que,
efectivamente, nadie se encontraría preparado. Tiene que ir improvisando según
la marcha al igual que haría en alguna de esas carreras en las que anhela
participar y en las que, normalmente, imagina que sale victorioso por muchas
piedras y baches que se encuentre en su camino. Los momentos donde la sombra de
la rendición se alarga hacen que resurja ese sentimiento de solidaridad que
muchas veces permanece oculto en la vida cotidiana.
protagonista para las que, a priori, no se encuentra preparado sintiendo que,
efectivamente, nadie se encontraría preparado. Tiene que ir improvisando según
la marcha al igual que haría en alguna de esas carreras en las que anhela
participar y en las que, normalmente, imagina que sale victorioso por muchas
piedras y baches que se encuentre en su camino. Los momentos donde la sombra de
la rendición se alarga hacen que resurja ese sentimiento de solidaridad que
muchas veces permanece oculto en la vida cotidiana.
Denny se da cuenta de que, al contrario que cuando
se visualiza flamante piloto, no controla todo lo que le ocurre. Se le acumulan
los contratiempos sin apenas tiempo para poder resolverlos. Entra en una
dinámica de autodestrucción que encoge el alma del lector, entran ganas de
meterse en el libro para echar una mano a aquel chico que, en su día, era
feliz. Pero, a la vez (y sorprendentemente), ese mismo chico logra salvar todos
los obstáculos que se le ponen por delante. Cada nuevo día es un nuevo reto,
una nueva meta a la que llegar no sin antes poner a prueba su propia fortaleza
física y mental. Denny se ve obligado a tirar de raza y vena deportiva.
se visualiza flamante piloto, no controla todo lo que le ocurre. Se le acumulan
los contratiempos sin apenas tiempo para poder resolverlos. Entra en una
dinámica de autodestrucción que encoge el alma del lector, entran ganas de
meterse en el libro para echar una mano a aquel chico que, en su día, era
feliz. Pero, a la vez (y sorprendentemente), ese mismo chico logra salvar todos
los obstáculos que se le ponen por delante. Cada nuevo día es un nuevo reto,
una nueva meta a la que llegar no sin antes poner a prueba su propia fortaleza
física y mental. Denny se ve obligado a tirar de raza y vena deportiva.
El relato que nos muestra Garth Stein invita a la
reflexión. Más de una vez, el que sostiene el libro asiente con la cabeza por
sentirse claramente identificado con la forma de obrar y sentir del
protagonista y, sin embargo, en el mismo texto, uno logra contrariarse y
sucumbir a aquella máxima de “nadie es perfecto”. El autor consigue que,
discretamente y casi sin darse cuenta, uno tenga una opinión y, sobre todo,
sensaciones y humanidad.
reflexión. Más de una vez, el que sostiene el libro asiente con la cabeza por
sentirse claramente identificado con la forma de obrar y sentir del
protagonista y, sin embargo, en el mismo texto, uno logra contrariarse y
sucumbir a aquella máxima de “nadie es perfecto”. El autor consigue que,
discretamente y casi sin darse cuenta, uno tenga una opinión y, sobre todo,
sensaciones y humanidad.
“El arte de
conducir bajo la lluvia” se convierte en una historia romántica, sensible, en
la que se mezclan sentimientos muy dispares (rabia, euforia, tristeza,
alegría), en la que se genera empatía por cada uno de los personajes
principales y donde, sin duda, lo más entrañable, curioso y original es la voz
del narrador, Enzo, el perro que Danny adoptó siendo un cachorro y que en la
víspera de su muerte, rememora, con su voz longeva y curtida, todo aquello por
lo que ha pasado su familia.
conducir bajo la lluvia” se convierte en una historia romántica, sensible, en
la que se mezclan sentimientos muy dispares (rabia, euforia, tristeza,
alegría), en la que se genera empatía por cada uno de los personajes
principales y donde, sin duda, lo más entrañable, curioso y original es la voz
del narrador, Enzo, el perro que Danny adoptó siendo un cachorro y que en la
víspera de su muerte, rememora, con su voz longeva y curtida, todo aquello por
lo que ha pasado su familia.