Ignacio Irulegui, nació en 1986, en Pehuajó (Provincia de Buenos Aires). Profesor de Lengua y Literatura, sus relatos se han publicado en nueve antologías y se define como «un intento de escritor». Exigente, perfeccionista y fabulador.

P.- ¿Desde cuándo escribís relatos?
R.- De manera más o menos intencional, desde hace unos cinco años. Aunque hay antecedentes registrados.
P.- ¿Cómo descubriste tu vocación por la escritura?
R.- Posiblemente (y ésta es una anécdota ubicua, fundacional) gracias a una profesora de Literatura del secundario, quien incentivó algo que yo no había detectado: un posible -o incubado, o en vías de desarrollo- talento para la escritura. Fue en esa objetivación (la reacción de alguien que es ajeno a vos y que, además, posee autoridad, digamos institucional sobre el tema) que entendí que podía ser una empresa a la que me podía dedicar.
P.- ¿Cómo fue que te inspiraste para escribir Elipsis? (relato policial) Contame qué resultados obtuviste de ese policial en Pehuajó.
R.- En primer lugar, vale la aclaración, no estoy seguro de el relato califique para pertenecer a la categoría de «policial» (aunque tiene elementos). Más bien lo veo como el retrato de una experiencia extrema, límite, donde un personaje sufre una anagnórisis que le es fatal (como en toda tragedia). Yendo al punto central de la pregunta, no recuerdo exactamente como afloró la anécdota. Quizá por pura mecánica del azar. Sin embargo, fue un relato que contrajo beneficios inesperados, pues con él gané el primer premio de un certamen literario organizado en mi ciudad, Pehuajó. Y además fue editado en una antología colectiva con los finalistas de ese concurso.
Carlos Cruz-Díez. Vibración del negro, 1957
P.- ¿Qué es la literatura?
R.- Afortunadamente, esta pregunta no puede ser respondida. La gente habla de literatura, la toma como supuesto, pero al preguntarle qué es eso llamado literatura empieza a balbucear e improvisar definiciones tentativas, basadas en convenciones culturales ligadas a prácticas que invisten un imaginario atribuido al concepto. Mejor sería que nadie nos inquiera acerca del tema. Y es comprensible, porque ése es el (inco) modo que tiene la literatura para demostrarnos su resistencia a la formalización tajante, el punto de fuga por el cual se nos hace inasible. Darle una resolución satisfactoria a tal pregunta equivaldría a aniquilar, paradójicamente, lo que la literatura posee de íntima fuerza motriz: cualquier definición sería estrecha y, por lo tanto, represiva.
Al hablar de literatura tenemos dos opciones: o considerarla un estado absolutamente subjetivo, en el que esa palabra se me representa bajo determinadas condiciones a mi entendimiento; o delegar el hecho literario a marcos externos, con lo cual denominaríamos literatura a un conjunto de obras que a través de una serie de negociaciones micropolíticas hemos convenido en llamar «literarias». Pero la aridez de esta segunda opción y la caótica individualidad de la primera convergen en lo mismo: es harto imposible definir la literatura.
Por lo demás, que yo tenga una representación articulada en criterios estéticos (aquí hay que considerar la estética en términos muy amplios, cuyo horizonte abarca desde la sintaxis hasta la semiótica) sobre lo que la literatura es o debiera ser no implica que tenga que hacerla extensiva e imponerla como norma: en definitiva, esa idea resulta de aquello que a mí me interesa, un juicio subjetivo que demarca una frontera entre lo que me atrae y lo que no.
En un plano más técnico y objetivo (convendría entrecomillar esa palabra), podríamos, sí, echar mano a lo que la teoría literaria ha venido diciendo, pero descubriríamos que ninguna de las características que se le atribuyen a «lo literario» le son privativas (ni siquiera la «función poética» del lenguaje que pregona Jakobson, y que puede encontrarse fácilmente en textos que no consideramos «literarios» a priori). La literatura se excede a sí misma y se vacía, no es algo que podamos identificar con un «centro» delimitable sino todo lo contrario: diseminación rizomática, puro flujo de variaciones sobre la materia proteica de la escritura. Y es en esa evasión ontológica donde gana todo su potencial como zona de dispersión, espacio inespecífico a partir del cual se van construyendo discursos heterogéneos, propiedades textuales.
Geraldo de Barros. Función diagonal, 1952
P.- ¿Qué cosas te inspiran para escribir o en que cosas te basas para empezar un apunte?
R.- Por lo general, mi mente funciona como una especie de máquina literaria que va ensayando tramas, posibles vías argumentales e ideas diversas (de ficción o no), hasta que se genera una combinación que resulta efectiva. En algunos casos no son más que intuiciones interesantes que van a parar a un registro, bajo la forma de notas, en mi computadora (de hecho, creo en el apunte como género de escritura independiente de cualquier funcionalidad a posteriori). Cuando tengo un buen motivo de escritura, lo elaboro in mente hasta darle un grado de definición más o menos detallado, y luego de ese proceso, lo escribo.
P.- ¿Cuántas horas al día le dedicas a la escritura?
R.- Menos de las que debería, seguro. En general, cuando estoy inmerso un proyecto de escritura trato de dedicarle franjas regulares y constantes de tiempo, a través de rutinas establecidas: en promedio, dos horas por día (aunque puede variar a mayor o menor cantidad).
P.- ¿En que estas trabajando ahora?
R.- En nada, al menos específicamente. Estoy en una suerte de impasse hasta que surja otro texto digno de ser escrito. Pero la escritura es un ejercicio que siempre está presente bajo diferentes formatos.
P.- ¿Quién es Dios?
R.- Dios es un texto ilegible sobre el cual se ha construido un gran aparato hermenéutico.
Judith Lauand. Construcción especial con triángulos y rectas, 1954
P.- ¿Cómo será tu futuro libro?
R.- Cuestión irresoluble. No podría dar una caracterización definida sobre un libro que todavía no existe (o más aún, ni sabemos si existirá algún día): sería imponerle a priori facultades que quizá luego se vean traicionadas en su realización concreta. Sin embargo, sí podría lanzar una especie de deseo: que el libro sea, de alguna manera, inclasificable, poco codificado, que se mueva en los límites de lo legible.
P.- ¿Que no puede faltar en tus textos, características?
R.- Cierta ansiedad formal, algún afán de experimentación, la necesidad de singularizar la experiencia escritural (y, en consecuencia, la lectura), la generación de diferencias con respecto a determinados marcos normalizados de concebir la escritura, tratar de evitar la repetición o la conservación.
P.- ¿Cómo fueron las experiencias de participar en diferentes concursos literarios?
R.- En un nivel simbólico, podríamos catalogar mis incursiones en concursos como experiencias de formación, pasajes instructivos, bilgdunsroman: una suerte de educación sobre el funcionamiento del campo literario y sobre su micropolítica particular. Al meterse en esos certámenes uno empieza a ver cómo actúan los vectores que traman la dinámica de selección, edición, etc. Descubre, en fin, el ethos de los procesos de premiación. Y los percibo, asimismo, en un plano pragmático, como oportunidades concretas para que autores anónimos (como yo) puedan ser partícipes de cierta escena literaria, al mismo tiempo que se facilita la publicación de las obras. Por supuesto, no sufro la ilusión de creer que ser destacado en algún concurso hace ya de mí un integrante de la literatura, pero es cierto que los certámenes sirven como entrenamiento, como desafío, incluso como motivación, y también, por sobre todo, como marcos de legitimación para lo que uno escribe.
P.- ¿Cómo ves a los escritores contemporáneos nacidos en los años 70 y 80?
R.- Ciertamente interesantes. Existe un gran movimiento de escritores jóvenes (o medianamente jóvenes) a los que les interesa experimentar y escribir sin prejuicios, es decir, no trabajar para perpetuar patrones demasiado codificados (la tradición es el archivo con el que escribimos, pero a partir de ella instauramos nuestras marcas diferenciales). En particular, me siento bastante cercano a la idiosincrasia estética del fenómeno afterpop, que se ha inaugurado en España, con obras que operan en una suerte de neovanguardismo cuya actitud, digamos alternativa, le ha otorgado nuevas perspectivas a la literatura.
Eugenio Granell. Las ruedas de la fortuna, 1947
P.- ¿Qué opinión podrías dar sobre Internet y el plagio?
R.-Internet es, casi sin dudarlo, el artefacto más asombroso del último siglo y del presente: un vasto escenario de significación sobre el que se articula nuestra experiencia hipermoderna. La matriz ingobernable de información que circula por la Red trama la enciclopedia de nuestros tiempos: su carencia de linealidad ayuda a modelar un estilo de pensamiento más acorde con nuestra idea de inteligencia: coordinación de vínculos entre los conceptos, creación de relaciones inesperadas. Dado mi interés como escritor, la veo, sobre todo, como un campo de escritura multiforme del que todavía no hemos extraído todo su potencial. La noción de hipertexto debería modificar nuestras concepciones sobre lo que entendemos por escribir y leer. Sin embargo, parece que no es así.
En cuanto al plagio, es una cuestión que se ha tornado relativa e incómoda, en tanto y en cuanto es una modalidad de la intertextualidad. Bueno, siempre lo ha sido (recordemos que ya Virgilio tomaba como modelo narrativo y estilístico a Homero: hay pasajes de la Eneida «inspirados» directamente en la Ilíada; además del hecho obvio de que la primera es un spin off de la segunda). El plagio está demasiado vinculado a la idea de autor, hoy puesta en cuestión por nuestros sistemas polifónicos de redes.
Por otro lado, cuando un escritor lee, y esa lectura le satisface en alto grado, cuando, digamos, se establece una identificación fuerte entre texto y lector, el escritor incorpora lo leído como si hubiera sido escrito por él mismo. Se lo apropia íntimamente. En particular, estoy a favor de todo aquello que sea una reapropiación creativa y una capitalización transformadora del archivo cultural. Por supuesto, no apoyo el robo descarado, es decir, que alguien haga pasar por suyo algo que es de otra persona. Sin embargo, habría que preguntarse qué podemos escribir que no haya sido esbozado por alguna otra voz. Es el dilema de Menard.
P.- ¿Qué es mejor, e-books o libro en papel? ¿Por qué?
R.- No creo que sea una cuestión de superioridad. Tampoco creo que compitan entre sí. Esas visiones perteneces más bien a intereses ajenos a la lectura, que es de lo que estamos hablando al final. La lectura es una experiencia que se consolida más allá del soporte en el que se actualiza: es un trato subjetivo con el texto a través del cual se le atribuye (se le crea) una significación; comporta un tráfico de sentidos. Lo importante es leer, no importa bajo qué condiciones (aunque éstas, claro está, determinarán contextos diferentes). E incluso cuando nos referimos a libros estamos siendo demasiado ajustados con la idea de lectura: la actividad de leer, hoy en día, se configura a través una multiplicidad de textos de muy diverso origen, tanto verbal como iconográfico: películas, publicidades, televisión, videojuegos, páginas web, etc. La realidad misma, en suma, en un enorme entretejido de signos dispuestos para ser leídos.
Rubem Valentim. Sin título, 1956-62

Volviendo al tema (soy afecto a la digresión), personalmente, disfruto tanto de un libro tradicional (la melancolía anacrónica de los apocalípticos lo liga a la sensibilidad física: el roce, la textura, el olor, etc.) como de un libro electrónico. He leído muchos libros en formato digital y no por eso perdí la intuición crítica ni la capacidad interpretativa. Incluso quizás sea al revés: se han potenciado estrategias de lectura diferentes, más dinámicas. En tanto que beneficio acumulativo, el e-book provee una gran economía espacial: mi archivo digital es unas cuantas veces más grande que mi biblioteca. Por otra parte, a la hora de escribir, el libro virtual sí que es ventajoso, pues permite la consulta instantánea: si necesito recordar o citar algún fragmento no tengo más que abrir el documento, buscar, copiar y pegar. Ese tiempo ahorrado se capitaliza en más dedicación a la escritura.

P.- ¿Qué libro estás leyendo actualmente?
R.- «El carapálida» la primera novela de Luis Chitarroni, un autor argentino cuya prosa es inteligente, precisa y audaz. Además: tengo esperando en mi biblioteca «La broma infinita» de David Foster Wallace, el próximo libro que leeré.
P.- ¿Qué obra leerías por segunda vez?
R.-Cualquiera de esas que me hayan impactado. Seguramente el Ulises, de Joyce.
P.- ¿Te gustaría escribir un libro con un colega escritor? ¿Quién sería? ¿Por qué?
R.- No descarto la posibilidad de un ejercicio de escritura dual: pero el rostro colaborador se me hace borroso, poco definido. Supongo que debería ser con alguien que comparta, en parte, la misma cosmovisión literaria que yo. Un amigo escritor sería ideal.
 
Hermelindo Fiaminghi. Círculos co movimiento alterno, 1956

Relato de Ignacio Irulegui:

Si fractus illabatur orbis
No justamente así no tenía que ser jodido destino mierda de bala que justo se viene a trabar en el momento menos justo ahí en medio de todo el barullo y el fragor y la sangre y las corridas perdoná hermano pero las cosas salen como ellas quieren no como uno se supone que las planea mierda de bala trabarse con ahínco criminal en ese momento y obturar el mecanismo para impedir que se pudiera ah cómo tiran los ingleses no perdonan una y este barro y este frío la noche tampoco da descanso son como una dupla siniestra ingleses y noche noche e ingleses nocturnos ingleses o noches inglesas qué mierda vos tranquilo respirá profundo apoyate dale no caigas hermano que nos caemos los dos no ponés nada de esfuerzo carajo un poco más hasta la trinchera al menos es algo cómo disparan estos animales zumban como dardos las balas fuegos de artificio que si no fueran mortales son de una belleza perturbadora ya ni sé lo que digo ¿estás bien? no te oigo ni respirar espero que no sea demasiado grave la cosa se nos vinieron como sombras del infierno dos pasos y nos tenían a tiro pum pam y se acabó y yo la saqué barata pero vos tu vientre y sangra mucho y te estás poniendo como un fantasma blanco como la luna ésta que nos mira desdeñosa en esta noche abandonada y el pelotón brilla por su ausencia a un ataque ya se dispersan todos integridad claridad consonancia estética tomaica aplicada al doloroso arte militar integridad a la mierda claridad a la mierda consonancia a la mierda unos por acá otros por allá a gritar y disparar fragmentación inútil de vidas trilladas por la mano umbrosa del enemigo de algo sirve estudiar filosofía joder como pesás hermano y qué no daría por un vaso de agua límpida y fresca cosa de nada pero que cuando no se tiene se extraña y un buen plato de comida un regio y decente plato de comida para alimentar este cuerpo y un buen libro para devorar con el espíritu más de un mes sin leer y matando ingleses no es vida guerra de porquería injustificada por esos animales de arriba que en nada se diferencian de los ingleses que cómo tiran dios mío pero hay que defender el suelo patrio querido suelo barroso dos islas nubladas por el olvido a las que no damos importancia por años y de repente vamos allá a defender lo nuestro que somos muy valientes y vamos a ganar sí ganamos muertes y vergüenza es una carnicería hermano eso es lo que es esto como reses al matadero nos mandan o se creen que con la precaria instrucción militar con los gritos y las órdenes esto se arregla no qué se va a arreglar si algunos no habíamos tocado un arma en nuestras vidas y de pronto aquí tiene soldado apunte y tire al cuerpo y si le da le da y es mejor por su bien que le dé o el enemigo le da a usted como ahora con vos hermano todavía sangrás pero no descansemos hasta la trinchera nos vamos ahí esperamos y te curo espero tener algo con qué hacerlo y si no improvisamos que esto es la guerra hermano si improvisan ellos que son los que mandan como no vamos a improvisar nosotros peones en movimiento guiados por personas que se dicen militares como falsos napoleones qué mierda va a saber ellos yo lo que quiero es que esto acabe y que podamos salir con vida de estos trozos tectónicos insulares hay que ejercitar el cerebro hermano sino te comen vivo lo peor es la locura en cuanto te cegás sos carne de metralla y esa bala que se viene a trabar en la mierda de mecanismo imaginate las armas que nos dan así no hay oportunidad uno quiere proteger a su compañero nada más un fuego de cobertura y todo al carajo y vos que corriste porque confiaste en que yo iba a y lo iba a hacer pero qué querés con estas armas y una vez que se traba no hay manera eh no hay forma se emperra de una manera irritante caminemos un poco más ponele ganas hermano no te me caigas que nos caemos los dos y cómo pesás con cada paso un poco más decí algo o mejor no conservá energía con la sangre que perdiste es mejor que ahorres fuerzas esperá un poco que voy a cargarte estate parado un segundo carajo la herida no se ve bien en los dos sentidos de la expresión ya no falta tanto me parece a ver uno dos tres arriba eso es vamos bien vos comés plomo o algo así no entiendo como podés pesar lo que pesás si comemos como el culo perdón por la expresión pero aún así uy fuego de mortero hermano es bellísimo en las noches mirá eso como estrellas aniquilándose en el espacio muerto como moléculas de luz reventando en la oscuridad tengo una insobornable vena poética también qué se le va a hacer por si no lo sabías soy dado a los menesteres de las letras soldado escritor eso no te lo esperabas no seguro que no y no soy el primero ha habido otros ahora no me acuerdo pero después en el refugio te digo algunos nombres el único que me viene a la memoria es el querido manco de Lepanto el amigo Cervantes que luchó contra los turcos siempre se está luchando contra alguien es así los persas los hunos los ostrogodos los cartagineses los turcos los ingleses con ellos ya hay varios siglos de luchas como ahora carajo de dónde sacan semejante cantidad de municiones le tiran al aire porque sí nomás vamos un poco un poco más hermano aguantá que en la trinchera vamos a poder descansar y ahí te curo me estás empapando la espalda no te habrás no seguro es lo otro eso no es buen indicio pero vos tranquilo si no fuera por esa bala de mierda en el mecanismo de mierda del arma de mierda nada de esto habría pasado pero es así las cosas ocurren las cosas suceden es el devenir el acaecer la facticidad incuestionable del destino es mejor creerlo así que hay un fatum que nos es ajeno hermano algo que no podemos aprehender pero que está y que nos incluye algo que nos fuerza y trastorna nuestros senderos es ingenuo pero nos da una explicación de lo contrario nos quedamos con las manos vacías con el absurdo que es aún peor te dieron hermano y yo no pude hacer nada contra eso la bala el mecanismo todo conjuró para que se diera de esta sufriente manera carajo cada vez respirás más pausadamente tranquilo un poco sólo un poco y ya estamos en la trinchera no habrá nadie pero igual descanso y curación y un pequeño oasis de tedio en el desierto del horror no te preocupes son de Baudelaire los versos los cambio un poquito y ya está los acomodo a la situación invierto los modificadores indirectos para que se ajusten al contexto no sé si te interesa la gramática no creo pero de algo hay que hablar con algo hay que suplir la desesperación porque no te voy a mentir estoy desesperado hermano estoy con algo que me supera con algo que no puedo controlar la noche la estúpida incursión sorpresa el ataque la disgregación tu corrida mi fuego de cobertura la bala que se traba el mecanismo que se atranca el disparo certero del enemigo vos cayendo y doblándote en un grito y yo que corro hacia vos y vos que me mirás con ojos metafísicos y nosotros caminando y tu vientre zaherido y el miedo rojo que surge inesperado todaunasolacosaimcomprensiblementeabsurda que no debería estar pasando pero que está está y no puede ser detenida la realidad íntegra fracturándose deshaciendo los esquemas nuestros supuestos todo cayendo en un pozo de oscuridad nada simbólica sólo oscuridad oscuridad oscuridad el uno roto por sí mismo la unidad dando paso a la fragmentación lo singular frente a lo múltiple avanzando por todos los frentes hermano todas nuestras zonas de impacto al descubierto cada tanto la esperanza ahogada luego por el sonido estruendoso de los proyectiles enemigos la luz que se apaga el sentido yéndose molecularmente hasta la total incomprensión de los sucesos la vacuidad espesa del miedo el terror sin nombre de lo que no se sabe el porvenir borrado por la incertidumbre el presente siendo pasado el ahora que es antes ahora hace un rato todo lo mismo no hay diferencia vos tenés una bala empalada en el vientre y hay que sacarla espero no haya impactado en la arteria estomacal aunque con el sangrado quién te dice hermano no quiero darte seguridades que no son es cruel pero no hipócrita para hipócritas ya hay suficientes empezando por los que nos mandaron acá con el cuento bucólico de que podíamos ganar mierda vamos a ganar pero sí ya estamos llegando unos metros sí la veo sí ahí está carajo lo logramos hermano lo logramos pese a todo pese a la guerra los ingleses el mundo que se derrumba a cada instante a nuestro lado un triunfo hermano eso es lo que es esto un triunfo secreto y verdadero un triunfo real vos tranquilo ahora sí acá estamos ahora te voy a bajar va a doler pero un instante lo prometo no te vas aquejar vas a ver ahí vamos uno dos tres eso viste que no era para tanto pero ahora hay que actuar estás tan pálido hermano estás tan sereno y tranquilo y apacible y liberado y despejado de misterios como si…

Hércules Barsotti. Preto 1959-61