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Rodolfo Morfese. Ilustración para Lo que no pasa en mi cama. |
Juan Manuel Rizzi nació en Cañuelas (1978), provincia de Buenos Aires. Su primer libro publicado se títuló Diario de ida (2005). Un año más tarde publicó el segundo, Bolivia. Asimismo lo hizo en antologías nacionales junto a otros escritores. Participó en distintos cursos y talleres de poesía con escritores de la talla de Hugo Mujica y Jorge Boccanera. Pronto editará el libro Lo que no pasa en mi cama, con ilustraciones del artista plástico Rodolfo Morfese.
¿Cómo fueron tus inicios con las letras?
Con mi maestra de primer grado, o un poco antes. No puedo decir como Borges que «no hubo un momento en que no recuerde saber leer y escribir». Mis inicios con la poesía fueron bastante tardíos, como a los 16, igual que en el amor y lo más interesante de la vida.
¿Quiénes fueron tus profesores?
Muchos. ¿Qué no es un profesor o un maestro para un niño? Lamentablemente…
¿Cómo te inspirás a la hora de crear poesía?
El cómo no lo sé. Llega en un determinado momento en que puedo escribirla; eso sí: si tomo «algo» no puedo cantar ni el arroz con leche. No hay mecanismos que nos lleven donde tal vez ya estemos. Por lo que nada de psicología ni causas internas o externas, ni siquiera un automatismo. Nada que no sea expresable en poesía.
¿Cuáles son tus autores predilectos? ¿Por qué?
Heráclito, Platón, Plotino, San Agustín, Kierkegaard, Nietzsche…la lista de preferencias no es la misma que la de influencias, se aclara.
¿Un libro que hayas leído y te marcó?
Tiendo a olvidarlo. Me lleva más la necesidad de seguir leyendo o indagando. O si tengo que preparar un tema para una clase de taller, hacer estallar un tema en sus variantes. Varios.
¿A la hora de escribir necesitas absoluto silencio o bullicio?
Hubo un tiempo en que pensaba que necesitaba silencio, pero hay un problema: el silencio no existe. Entonces, como dice el Cantar de los Cantares: «corramos…»
¿Qué estás escribiendo ahora?
Siempre de todo. En poesía, a diferencia de otros géneros, no hay necesidad de un esfuerzo continuado en una sola dirección. Cuanto edité, fueron reuniones de voces o de un tema de varios de esos momentos.
¿Qué planes tienes para este año?
Un libro con un poeta inédito de Cañuelas que me gusta, el que con suerte contendrá mis poemas más tremendos de la etapa 2003-2005 y que hasta ahora no me animé a mostrar. Pienso en una edición chiquita de Lo que no pasa en mi cama. Y una exposición visual también en colaboración, con una artista plástica local. Todo seguirá en el 2012…
¿Cómo fue tu experiencia de trabajar con Hugo Mujica y Jorge Boccanera?
A Jorge no lo conozco tanto, lo cité alguna vez cuando me pidieron datos porque tuvo la generosidad de opinar sobre mi poesía, con él realicé en 2010 el curso de vanguardias poéticas latinoamericanas que dicta. A Hugo desde luego tampoco lo conozco, pero él desde sus seminarios me convenció que el pensamiento o la filosofía era hermanable a la poesía, razón por la que entré a estudiar filosofía a la UBA hace unos años, lugar donde por otra parte, se aborda muy poco esto…
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Rodolfo Morfese. Ilustración para Lo que no pasa en mi cama. |
¿Podrías contarme sobre tu fe espiritual?
Hace poco en mi facebook puse: «Filosofía: creencias religiosas: ‘Ya no durmáis, no durmáis, pues Dios falta de la tierra’ (Santa Teresa de Ávila). Sé que Teresa en el resto del poema habla de Cristo, pero un Cristo que debe encarnar en cada uno de nosotros. Me gusta eso no definibible de la mística, esa absorbente luz. Digamos que soy un religioso sin dogmas, a veces creo en el conocimiento, en otras en el arte, en otra época hubiera sido perfectamente plasmable también en una religión, pero vivo en un país y nos referimos a una institución, valores en picada.
¿Cómo ves a la nueva generación de escritores contemporáneos?
La «nueva generación de escritores contemporáneos» abarcará a los jóvenes hasta 30 años de edad, o a los nacidos desde los años 70, pongamos. Nos vemos con mucha facilidad para crear seguida de una compulsión por mostrar, y un poco desorientados en cuanto a las lecturas y los maestros, aunque se hable todo el tiempo de ello. Por un lado ahora en Argentina parece haber cierto compromiso político, y por el otro una forma aireana de entender la literatura de ser siempre distintos. Reconozco que gran parte de lo que se escribe no me interesa, y me preocupa que de no mediar una fuerte campaña periodística y una lucha biológica por el espacio, mi generación no deje nada que pueda servir de relevo de las anteriores.
Cuéntame de tus experiencias de haber participado en antologías
No demasiado buenas, hoy existen editoriales que tratan de captar al nuevo escritor para crecer económicamente y generar una empresa, bajo el título de «proyecto cultural». No digo que todo lo que edite de esa forma sea inservible, pero mucho de lo rescatable termina siendo devorado por una maquinaria de comunicación alejada de lo seductor e incluso de la verdad colectiva que puede aportar la literatura. Por esa razón, las antologías que mayor satisfacción me dieron han sido las locales y las regionales, donde compartí la publicación con escritores disímiles pero que pude conocer como individuos. El aprendizaje que me queda es humano, y que las discusiones de géneros, de corrientes a veces son bastantes triviales, la literatura está al fondo del hombre, es todo él mejor que una de sus capacidades.
Cuéntame del libro que estás armando Lo que no pasa en mi cama, ¿por qué la elección del titulo?
Primero se me ocurre y después pienso en que podría decir. Y no queda por una intención de significado, sino por algo incomprensible verificable en los poemas. El título de un libro de poemas o de un poema será como el «título del poeta» según Robert Graves, sólo llega a su muerte, después. En el caso de «Lo que no pasa en mi cama» pensé en el lugar de mayor intimidad, según Freud el del sueño, y también el de una inconciencia dominante. Quizás forme parte de una broma inclusive, para que no jodan con eso del «ego del escritor», algo propio de otra áreas (la política, el periodismo, los profesionales). El yo no es lo mismo que el ego, y es el área de la literatura dentro de la técnica, sin yo no hay ni literatura moderna ni modernidad siquiera.
Tengo un poema ahí: «el yo unidad de experiencia/ viaje a lugares/ digo yo: vienen y salen». Etcétera.
¿Qué libro no puede faltar en una biblioteca?
La Biblia.
¿Si fueras a una isla qué libro te llevarías?
«El arte de escribir novelas» de García Marquez, o algo más inútil, si encuentro.
¿Podrías decirme algo de tu libro Bolivia?
Bolivia para mí fue ir a Bolivia, no tiene que ver con los bolivianos que viven en el conurbano de Buenos Aires, con todo el respeto que me merecen. Lo digo en el sentido literario. Es una conexión con otra cultura que aún estoy explorando. No hay que saber mucho para darse cuenta que vivimos como hecho que se está terminando una manera de ver el mundo y con él una cultura o varias. Por otra parte, las lecturas, cito una: el filósofo argentino Rodolfo Kusch. Y una importancia no menor, tuvo que un amigo argentino periodista, Pablo Cingolani, radicado allá hace muchos años, quiso subirlo a su blog. Gracias a su mirada también a Bolivia se lo pudo leer como un poemario aparte, en principio un capítulo de otro llamado Diario de ida.
¿Cuáles son tus momentos de gloria?
Noto que todo ha sido en vano…
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Rodolfo Morfese. Ilustración para Lo que no pasa en mi cama |
Lo que no pasa en mi cama
lo sacro, el semen, el río
Lo cotidiano ya está dicho,
En tu ausencia sólo me corto las uñas,
me preparo para llover del techo
llego con las palabras más vulgares,
con los rostros y los panes
Si pudiera concienciar tu vida
entrar en cada cosa, tu nombre
Lograría eternidad con tu cuerpo
Mi vida desarmaría como paracaídas
Se habita el que fracasa, el que regresa
y cava una fosa para los sentidos;
el que como perro frota el suelo,
Y el que se encuentra no es el que duerme
sino el que despierta dos veces
que al apagar la luz, enciende otra entrada
es el que espera que llueva o aclare
basta con que no venga nadie,
Me hice extraño en mi pueblo
Antes de qué hablaban y herían
lo dejé escapar abriendo una mano
La enorme fuerza, roce de momentos,
y las obligaciones diarias
Rodolfo Morfese
Estudio en ENBA Manuel Belgrano, y de la Escuela Prilidiano Pueyrredón. recibio una becas tras haber sido finalista en un concurso esto le permitio estudiar con Carlos Cañas . participo de exposiciones individuales y colectivas en el país y en las Casas de Argentina en Roma e Israel. En el 2003 desarrolló una experiencia de arte callejero en Cañuelas, junto a Marino Santa María. Junto a un grupo selecto de artistas argentinos estudió Análisis de la Obra con Luis Felipe Noé. En el 2007 expuso una serie pictórica sobre Cristo en el interior de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Por primera vez la iglesia de Cañuelas se abrió a una muestra artística. Desde hace una década dirige el taller «Nosotros» donde se ha formado una verdadera generación de nuevos artistas cañuelenses.
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Muy bueno, una gran promeza! Saludos