Pues la verdad es que no me hubiera gustado ser librera y mucho menos bibliotecaria (…)

entre sombras y silencios. Me gustan los libros, me gustan mucho, invaden mis paredes y rodean mi cama; hasta debajo del colchón encuentro libros cuya existencia me resulta extraña estando tan próximos a mí. ¿Ser librera? Difícil, no soy yo muy trabajadora y no sé si una buena comercial. Por muy interesante que pueda resultar esta profesión llena de historias y vidas, de pensamientos y verbos, la considero una actividad comercial que tiene mucho de esclava y excedida, pues te obliga a tener una memoria excepcional, una cabeza bastante ordenada, unos conocimientos enciclopédicos, y poco tiempo de lectura real, pues el objetivo del librero, de la librera, como sería en mi caso, es la actividad comercial de vender libros. Algo, por lo demás, nada fácil.

Yo tengo una amiga librera muy guapa y muy lista, que se llama María y es dueña de La librera del Savoy, en la ciudad de Palma de Mallorca. Ella es la que me ha motivado a escribir este artículo sobre dos libros relativamente recientes que se han publicado sobre las dos históricas librerías parisinas en las riberas del Sena, en su rive Gauche, una en la rue de L´Odeón, La maison des amis des livres y la otra, Shakespeare and co,  al principio enfrente una y otra, luego, la segunda, observando Notre Dame, fundada por la norteamericana Sylvia Beach que todavía pervive a pesar de vicisitudes de todo tipo, y que es un verdadero hito turístico. Librerías que son historia de la literatura por cuanto una, la anglosajona, fue punto de encuentro y refugio de la Generación Pérdida, de los Fiztgerald, Miller y demás, para serlo luego de los Beat norteamericanos, de Gregory Corso, Allen Ginsberg y el que fuera íntimo del nuevo propietario tras la retirada de la Beach, George Whitman, heredero del autor de Hojas de hierba. Sylvia Beach fue su propietaria hasta la ocupación nazi de París de 1940, habiéndola inaugurado en 1919, publicando Ulisses en 1922. 
Son estos dos libros de libreras, dos libros muy distintos pero muy amenos de leer. Uno es parte de la historia de Adrianne Monnier, Rue de l`Odéon, publicada por la Editorial Gallo Nero, en el que se lee sobre el mundo intelectual y los avatares de los escritores parisinos, que eran de todas partes, condiciones y estilos; y en el libro editado por Editorial Malpaso, La librería más famosa del mundo, del canadiense Jeremy Mercer, se nos cuenta sobre los días de trabajo y aventuras librescas de un autor muy simpático que vivirá una temporada en la misma librería, lo que era una costumbre histórica con algunos adeptos colaboradores, que desde los tiempos de su fundadora Silvia Beach, se les admitía como residentes en la librería a cambio de la prestación de servicios. Los tiempos que narra este escritor canadiense son los actuales: en el de Monnier son diferentes semblanzas de autores hasta su muerte tras un suicidio que dio final a su larga enfermedad. Competidoras y vecinas en el barrio literario, Adrienne Monnier y Silvia Beach fueron amigas y amantes, la norteamericana volvió a su país y está enterrada en Princeton.
Este libro del canadiense sobre Shakespeare and company divierte. Cuenta su llegada a París, su vinculación a la librería, el trato con sus compañeros, las costumbres de compra y venta del particular establecimiento, y un sinfín de anecdotario sobre algunos amores, libros, robos, picardías y litigios. Sobre la extravagante personalidad de su dueño, comunista recalcitrante como lo son los comunistas recalcitrantes con negocio propio, con mucha labia y complicándolo todo. Un libro muy simpático contado por un joven escritor, anterior cronista de sucesos, que hace diana en su llegada a la capital francesa, trabajando en uno de los corazones literarios del epicentro cultural del mundo.
El libro de la Monnier es otra cosa, es una verdadera memoria de gran interés (para esta literatura muchas veces sobrevalorada), en el que va retratando a varios grandes escritores y poetas de la época. Es un libro más serio que el del periodista canadiense que cuenta su propio anecdotario. En Rue de l´Odéon los protagonistas son Paul Claudel, Leon Paul Fargue, (que por cierto, se acaba de publicar su Peatón de París, quizás lo mejor sobre recorridos en la ciudad en el tránsito al siglo XX y la época de Entreguerras, libro fundamental). Monnier nos habla de Joyce y los avatares de la edición del Ulisses que nadie se atrevía a publicar; del genio genial de Paul Léautaud, de Walter Benjamin, suicida de frontera, y del chulo Hemingway omnipresente. De muchos. No es un libro muy divertido pero es un testimonio imprescindible para conocer el ambiente de aquel momento fundamental en la historia europea.
Historias librescas de libros y de dos librerías que una amiga librera me ha invitado a leer y que se lo agradezco trasladando su recomendación a nuestros queridos lectores de LIBROS, NOCTURNIDAD Y ALEVOSÍA. Saludos desde el Norte. Libros, libros, libros. Felices libros. Vivan los libreros y libreras. Ni esclavos, ni excedidos, apasionados y virtuosos. Vivan los libreros y libreras. Yo no quiero ser librera, pero que cuenten conmigo que me ato al árbol o a la farola de la esquina.