Junto al veterano Tomás Alcoverro, Javier Martín es el periodista español con más experiencia en Oriente Medio, área en la que vive y trabaja desde hace quince años. Licenciado en Filología Árabe por la Universidad Complutense y en Filología Hebrea por la Universidad de Salamanca, y máster en Periodismo y Cooperación Internacional, llegó en 1997 a El Cairo, donde comenzó a trabajar como colaborador de importantes medios como el diario español El Mundo. A finales de 1998 ingresó como redactor en la oficina de la Agencia EFE en la capital egipcia. Como reportero de EFE ha cubierto sobre el terreno todos los grandes acontecimientos ocurridos en la zona durante la primera década del siglo XXI, entre ellos las guerras de Irak (2003) y el Líbano (2006), a las que viajó como enviado especial. En 2006 refundó el servicio en árabe de la Agencia EFE, del que fue su director hasta finales de 2008. A principios de 2009, abrió la primera oficina permanente de la Agencia EFE en Teherán. Como analista ha colaborado con publicaciones de prestigio como el periódico español El País y la revista Foreign Policy. Galardonado con el premio Convivencia por su labor intercultural es autor, entre otros, de dos libros sobre el islam, Hizbulah. El brazo armado de Dios (2ª ed., 2006) y Suníes y chiíes. Los dos brazos de Alá (2008), editados por los Libros de La Catarata. Para quien queira saber más de Javier y el islam pueden ver su blog: www.javier-martin.org
Cuéntame cómo surgió tu interés por los países árabes
Fue una casualidad. A los 17 años realicé con el instituto un viaje revelador a Turquía que me puso en contacto por primera vez con el islam y me condujo hacia esa cultura. Un año después, y debido a mis problemas con las matemáticas, no pude acceder a la facultad de Periodismo. Como mi deseo era aún ser corresponsal, pensé que necesitaría saber idiomas. Me fui a la facultad de Filología pensando en estudiar inglés, pero un impulso me llevó al árabe y allí me quedé.
¿Cuántos años viviste en El Cairo?
Llegué a El Cairo por primera vez en 1994 con una beca del Gobierno español para perfeccionar mis estudios de lengua árabe. Dos años después, una vez licenciado, logré una segunda beca. Llegué en septiembre de 1996 con una maleta y me marché 13 años más tarde con una casa, una familia y una maravillosa experiencia vital como persona y periodista.
¿Y en otros países de Oriente Medio?
Israel, el Líbano, el Irak de la guerra de 2003 e Irán, donde estuve los tres últimos años. En los demás he estado de visita, más o menos largas, tanto de trabajo como de placer.
¿Qué te llevó a escribir un libro sobre Los Hermanos Musulmanes?
El libro fue un encargo de la editorial con la que colaboro desde 2006 a la luz del alzamiento en Egipto. Acepté de inmediato, primero porque considero que es un movimiento fundamental en la historia del Islam y el mundo musulmán a lo largo del siglo XX y el despuntar de la actual centuria. Sin su aparición y sin su influencia, los acontecimientos en la zona habrían sido otros, o al menos habrían tenido otro cariz. La segunda, porque creo que es un organización tan mencionada como mal conocida en Occidente, con muchos clichés asociados que no permiten calibrar su verdadera dimensión. En este sentido, creo que tenemos un déficit de este tipo de libros escritos directamente en castellano, por periodistas castellano parlantes y dependemos mucho de las traducciones y la visión anglosajona del mundo. De hecho, Hermanos Musulmanes es la única monografía actual sobre esta organización que existe en la actualidad en el mercado.
Los hermanos musulmanes, ¿son un club, un partido político o una asociación benéfica?
Primeramente son una organización, una cofradía surgida en 1928 con el ánimo de regenerar el islam y la sociedad islámica, de hacer frente al secularismo, el colonialismo y el imperialismo en una época de crisis en la que el mundo musulmán había perdido el faro del califato, que aunque nominal, guiaba el imaginario islámico. Después se ha convertido en una asociación benéfica (su actividad social es impresionante y ha influido en otros grupos tan diferentes como los chiíes de Hizbulá), en un partido político (domina el parlamento egipcio y aspira a la presidencia del país) pero sobre todo en un código y una forma de entender la vida para millones de personas.
¿Qué es lo que más te llama la atención de ellos?
La determinación con la que defienden su ideología, su potencia en el adoctrinamiento, su red benéfica y sobre todo su capacidad camaleónica para sobrevivir a guerras, gobiernos y dictaduras.
¿Dentro del islamismo, representan una corriente moderada o extremista?
El tronco principal de los Hermanos Musulmanes se puede definir como moderado, ya que busca la islamización de la sociedad por medios pacíficos: o desde arriba, es decir acaparando el gobierno, o desde abajo, adoctrinando a la población hasta convertirse en mayoría suficiente como para reclamar el gobierno. Sin embargo, de su seno, de su matriz ideológica, han surgido algunas de las ramas más extremistas del Islam.
¿Están extendidos a otros países?
Sí, principalmente en Jordania y Siria. En otros países, como Túnez o Marruecos, su impronta es visible en partidos de corte islamista como el tunecino An Nahda y el partido de la Justicia marroquí.
¿Qué diferencias y similitudes hay entre Hamás, Hizbulá y los Hermanos Musulmanes?
En principio, solo comparten la defensa de la islamización de la sociedad conforme al ejemplo de aquella sociedad prístina e idealizada que surgió en torno al Profeta Mahoma y sus sucesores más cercanos. A partir de ahí, las diferencias son acusadas. Desde las religiosas (los Hermanos Musulmanes son suníes y Hizbulá chiíes), políticas (Hamas es un movimiento de liberación islámico mientras que los Hermanos Musulmanes se han desarrollado en un estado independiente) como geopolíticas (Hizbulá y Hamas forman parte de un eje antiimperialista y antisionista creado por Irán para hacer frente a la supremacía suní -Egipto y Arabia Saudí- en la región y al que también pertenece Siria.
¿Musulmanes y cristianos están condenados a entenderse o enfrentarse en Oriente Medio?
Las épocas de convivencia han sido luminosas pero escasas a lo largo de la historia. Desgraciadamente, creo que están condenados a coexistir, no a convivir, y eso no siempre será pacíficamente.
¿Como ves la situación actual en Egipto?
Compleja. Me preocupa que los signos que actualmente vemos nos inclinen más hacia el pesimismo que hacia el optimismo. En Egipto no ha habido una genuina revolución. En realidad, ha habido un golpe de Estado en el seno del propio Ejército, que se hallaba dividido desde que el ex presidente Hosni Mubarak decidiera imponer como sucesor a su hijo. Los militares desafectos aprovecharon la oleada popular para ocultar una algarada en la que trabajaban desde hace años. Estructuralmente nada ha cambiado, poco más allá de la liberación y la entrada de los islamistas en el juego político legal. Pero el Ejército sigue al frente del país, y las libertades y los derechos humanos siguen secuestrados. Esperemos que la balanza se incline hacia el lado más favorable para los egipcios de a pie.
¿Y la evolución de Oriente Medio?
Similar a la de Egipto, las perspectivas no son halagüeñas. Existe una avance considerable del islamismo, lo que por definición no debe considerarse negativo. El problema es hacia qué rumbo viren esos gobiernos islámicos. El «islamismo democrático», similar a la denominada «democracia-cristiana» podría ser una solución aceptable.
Tu que has vivido varios años en Teherán como corresponsal, ¿crees que representan un peligro por su posible capacidad nuclear?
A día de hoy, creo que no. Irán está cómodo en su papel de potencia amenazante, se siente como pez en el agua en ese espacio de la indeterminación, en el juego de tengo o no tengo la bomba. Pero no creo que aún que haya tomado la decisión de avanzar ni tenga la capacidad para ensamblar una bomba. Poseerla, o admitir que la posee, le generaría más problemas de los que actualmente tiene. Además de no poder usarla (supondría su propia destrucción, ya que el número de cabezas nucleares de Israel y EEUU es mucho mayor) tendría que entrar en un nuevo juego, similar a la política de contención que mantuvieron EEUU y Rusia en la Guerra Fría. Eso le causaría enormes dificultades internas a la hora de controlar a los grupos «ilógicos», extremistas que existen en el régimen teocrático, y que abogan por el fin del mundo y la llegada del Mahdi redentor que establezca el reino del Islam en la Tierra.
¿Piensas que el régimen teocrático iraní es el que preconizan los hermanos musulmanes?
No, las diferencias entre el chiismo y el sunismo son importantes, tanto a nivel doctrinal como a nivel político. Sí sería una sociedad islamizada, pero quizá mucho más abierta y menos esquizofrénica que la iraní, donde existe una enorme brecha entre la vida pública (muy islámica) y la privada (más laica).
¿Cuál crees que desactivaría antes el islamismo radical, el conflicto israelo-palestino, la situación económica, la represión policial o una lectura menos estricta del Corán?
La teoría más extendida, defendida por personajes de renombre como el rey Abdalá II de Jordania, es que la solución del conflicto palestino desactivaría las ideologías extremistas. Si miramos a la historia, podemos poner en duda este aserto. El surgimiento del extremismo se remonta a los siglos XVIII y XIX, principalmente en Arabia Saudí y la India, con las teorías regeneracionistas de Abdul Wahab y Shah Walilulah. Cuando ambos comenzaron a predicar, el sionismo no era más que un sueño embrionario albergado por un grupo de judíos crecidos en otro continente.
La desactivación del extremismo, en mi opinión, solo será posible cuando el concepto del «libre albedrio» cale en las sociedades islámicas. En el islam, la religión no es una opción personal, o una cuestión privada. No te permite, como en el cristianismo, elegir ser ateo o condenarte al infierno. La sociedad se cree en la necesidad de salvar a todos sus componentes, incluso obligándoles a ello. No se admite el concepto de la religiosidad como cuestión individual y privada.
¿La primavera árabe ha servido para algo?
Yo trato de evitar el término, porque me parece reduccionista y no acorde a lo que está sucediendo en el mundo árabe. Quizá fuera más apropiado hablar de proceso de cambios. Desconocemos el desenlace, aunque podemos intuir algunos. Pero servir, sí ha servido. Ha servido para despertar y movilizar a sociedades que estaban encorsetadas, atenazadas por regímenes dictatoriales.
¿La minoría cristiana copta está perseguida o limitada en sus actividades?
Los coptos en Egipto gozan de mayores privilegios que otras minorías en la región, pero eso no significa que para muchas cuestiones, todavía sean ciudadanos de segunda categoría.
¿Viajar a Egipto es peligroso en el momento actual?
Si se toman las medidas de precaución mínimas, no tiene por qué ser peligroso en estos momentos. Veremos en el futuro.
¿Qué recomendarías ver o hacer a un turista que fuese a El Cairo?
La fortaleza de Salah Din al-ayubi, el gran mercado de Jan al-Jalili y las pirámides, junto al museo de el Cairo son inevitables. Después, recomendaría bucear en El Cairo Islámico, subir al maravilloso minarete de Ibn Tulun, sentarse en las mezquitas históricas Sultán Hasan, Rifai y Al Azhar, y cenar con una espectacular puesta de sol sobre la Ciudad de los Muertos en el parque de Al Azhar. Y si hay tiempo, navegar por el Nilo en faluca entre los puentes del Cairo. Para los más intrépidos, una excursión a la Ciudad de los Muertos.
¿Quién tiene más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales en Egipto? ¿El candidato de los militares o el islamista?
Interesante e instructivo, gracias desde Perú