historietas y animaciones japonesas. Durante su infancia inventaba historias y
adulteraba cuentos. (…)
Ahora, a la hora de trabajar, le fascina incomodar a sus
personajes, según cuenta. Todas las lecturas le han servido y dejado huellas. Es psicóloga y coeditora de la Editorial Conejos, integrante
de La Coop. Publicó, entre otros, la novela Brasil (Editorial
Conejos, 2011) y el libro de poesía Te traje bichos para que juegues (Textos
Intrusos, 2011). Participó de 9.
Antología de cuentos (Textos Intrusos, 2013). Algunos de sus relatos
forman parte de La mano que mece (antología de editores) (Ediciones Outsider, 2015). Realizó
ilustraciones para las portadas de los discos “Junior”, “Algo respira por mí” y
“Ajo y agua”, de Junior.
Colaboró para las revistas Lugares,
Brando, Maíz, Ensayos, Maten al
mensajero y El Planeta Urbano.
¿Cuándo
empezaste a escribir?
cuando asimilé la necesidad y el gusto por corregir los textos. No considero
como escritura todo lo que escribí antes de pasar por la experiencia de los
talleres literarios. Que pueda llenar un container con textos (cosa que
debería hacer) no invalida esto. Los cuentos de la infancia, la poesía
adolescente, no tienen hoy más valor que el de un entretenimiento o un lejano
desahogo catártico. Quizás pueda rescatar que siempre me entretenía inventando
historias. Adulteraba los cuentos, me sugestionaba con fantasías, andaba
siempre escuchando las cosas que contaban los adultos y trataba de completar lo
que no decían adelante mío. Creo que ese fue el germen más valioso y
determinante.
definirías tu estilo de escritura?
realistas, que a veces pueden distorsionarse un poco. Diría que trabajo con
historias de personajes simples, atravesados por situaciones que los corren de
la rutina y que tienen que esforzarse por volver a un estado de equilibrio
anterior. Me divierte incomodar a los personajes. Para trabajar dentro de un
género determinado creo que hay que conocer primero sus reglas internas, y en
ese sentido soy muy ignorante.
¿Cómo nace esa idea de libro?
un hombre adulto, que no trabaja y vive con su padre. Es fanático del manga
y el animé (historietas y animación japonesas). Su única obsesión es
obtener algún reconocimiento por parte de las generaciones más jóvenes y llegar
a ser considerado un pionero del animé en la Argentina. Para lograrlo elabora
un plan un poco delirante. En simultáneo, surgen los conflictos domésticos que
tiene con su padre, su hermana, su madre y las mujeres. La historia nace de
pensar en quienes tienen fanatismos extremos que a veces resultan incompatibles
o difíciles de sostener dentro de una lógica de lo que se espera para la vida
adulta. El tema de cumplir o no con las exigencias sociales es algo que
suelo poner en cuestión tanto para los personajes como para mí misma.
relación tiene Otaku con tu primer libro, Brasil?
mirada en un personaje, desarrollarlo y plantearle dificultades que tiene que
superar desde su lógica. En Brasil
hay algo del universo femenino y de cómo enfrenta la protagonista una ruptura
amorosa, inmersa en una realidad que se va distorsionando de forma gradual. Otaku
es más ácido y si uno quisiera pensar en un trasfondo de la novela (algo que no
recomiendo), podría decirse que despliega la problemática de ser adulto y
cuestionarse qué hizo uno con su vida.
te inspiras para escribir?
que escribo en realidad para superar desafíos que me surgen, casi como una
necesidad. A veces veo algo en la calle
una persona o una situación, y me pregunto si podría escribirla. Ahí empieza el
trabajo, a través de preguntas que van surgiendo alrededor de lo que vi o
escuché. Y mientras se encadenan las posibles respuestas empiezo a trabajar en
el texto.
son las herramientas literarias que te ayudan a trabajar en la escritura?
va la historia, ni el final. No frenarme ante nada. Darle todo el aire y el
tiempo que necesite. Después corregir
sin clemencia. El texto tiene que defenderse solo, no se puede justificar, ni
dar explicaciones. Si hay que reescribir, hacerlo. Si hay que machetear y podar
todo, hacerlo. Después trato que lo lean mis amigos lectores más
despiadados. Si queda algo de todo eso,
ya es una alegría. Ahí, esperar y volver a escribir, corregir y leerlo en voz
alta. En todo ese tiempo, la relectura va puliéndolo. El tiempo y la
corrección son los mejores aliados.
si tenés tus autores preferidos o si ha habido algún libro que te haya dejado
huellas.
que no te gusta deja una marca, un sendero por el que no vas a transitar. Lo que no me gusta funciona como una alarma.
Los que me gustan son un lugar al que quiero volver. Por nombrar solo algunos
autores al azar: Levrero, Gandolfo, Vonnegut, Blaisten,
Bermani, Busqued, Toole, Asis, Bizzio, Pinedo,
Jarry.