Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 1956-58


Pablo Mariosa es escritor y también músico. Admirador de Julio Cortázar, este joven de 24 años, tiene en su haber 3 novelas cortas: Ángel y Boro Naú , una saga fantástica de dos volúmenes inspirada en Tolkien. Vive en Buenos Aires y estudia Psicología tras pasar por Letras. Actualmente prepara un nuevo trabajo que busca un diálogo más profundo con el lector.
“La obra de Tolkien fue lo primero que me cautivó” confiesa Pablo Mariosa cuando refiere a sus inicios en el viejo oficio de contar historias. “Me encontré caminando por una librería y sin pedírselo a nadie, con dinero de mi bolsillo compre El Hobbit.” Afirma que su lectura le reveló el poder ilimitado de la imaginación.
A los 15 años, según expresa, se percató del deseo de ser escritor. “Sentía que las palabras eran mis amigas y cada vez que terminaba de leer un libro deseaba con ansiedad empezar con otro porque advertía que crecía mi vocabulario”.
Pablo Mariosa
Mariosa publicó su primero libro a los 17 años, la saga de Boro Naú, que cuenta con dos volúmenes. Recuerda al respecto que “los escribí casi en su totalidad entre clase y clase. Me aburría y dibujaba mapas, creaba personajes e historias… pronto noté que la cantidad de hojas crecía y la idea de escribir una novela me fascinó. Reuní los mapas y todas mis ideas para darle vida a La tierra sin fin, mundo inspirado en la obra de Tolkien y que, en la lengua de los dioses que lo crearon, se llama Boro-Naú”.
Esa primera obra tuvo una tirada de 200 ejemplares en una editorial independiente que le permitió participar en la Feria Internacional del Libro y obtener algunas notas y entrevistas. “Si bien no es el tipo de literatura que escribo hoy en día, haber concretado la publicación de dos novelas cuando ni siquiera había dado el salto a una educación universitaria fue un gran impulso para reafirmar mi deseo de ser escritor” manifiesta el autor.
Ángel, su última novela, tiene la impronta de su paso por la Facultad de Letras, cada palabra tiene el peso de las interminables lecturas de cada cátedra. “Ángel tiene una gran influencia de mi paso por Letras. Las lecturas y el contacto con los profesores de esa carrera tan linda me orientaron en mi búsqueda personal. Aunque sea joven, creo que encontré mi estilo y lo puse en práctica” expresa Mariosa.
Raúl Lozza. Pintura periodo perceptista nº 184, 1948
“Estudié Letras porque quería más herramientas a la hora de sentarme a escribir. Y si bien muchos me advirtieron el riesgo de “enfriarme”, aproveché todas y cada una de las lecturas y las críticas. Para mí estudiar una novela era el crimen perfecto: hacía algo que me encantaba y la evaluación era sobre eso” aclara ante la pregunta inevitable de porque no continuó la carrera.
Otra de las pasiones de Pablo Mariosa es la música. Su narrativa refleja la gran influencia que ella ejerce en su prosa. Para él “la música y la literatura siempre fueron de la mano. Más cercanas, más distantes, pero juntas. Las palabras tienen ritmo y los ritmos tienen palabras. Cuando me siento a tocar la batería mi mente se despeja, me desconecto y vuelvo al mundo por otros canales, más primitivos, si se quiere, a través de los sentidos. En cambio, cuando me siento a escribir, ahí sí aparecen los ritmos y el lenguaje musical como influencia inevitable, ineludible”.
Tomando en consideración sus actuales estudios de psicología en relación a su quehacer literario opina que “la literatura es enriquecedora para cualquier psicólogo. Hay obras que reflejan las neurosis de sus autores. Además, en los libros uno se encuentra con enunciados escritos que coinciden con los enunciados orales. El psicólogo trabaja con la palabra como el escritor. No se puede desligar la literatura de la psicología. Durante la producción literaria no me siento un psicólogo sino un escritor. El análisis del discurso es posterior”.

César Paternoso. Sequential, 1972

Volviendo a Ángel, su última novela, el autor afirma su intención al escribirla. “Hay algo que me obsesiona y que llamo despertar. Ese despertar es el hilo que conduce a los personajes de Ángel. Vivimos una época en la que el capitalismo y la globalización hacen destrozos. En Buenos Aires la gente está adormecida. Ante este panorama, yo elegí manifestar mi disconformidad y quiero continuar con esta postura. Pero no para generar escepticismo sino para promover el libre pensamiento, el propio pensamiento, y lograr críticas constructivas antes que destructivas”.
“Este juego de palabras que implica decir “despertar con los ojos cerrados” es, entre líneas, un llamado a tomar conciencia sobre lo que sucede tanto en el mundo exterior como en el interior. Es una invitación a pasar de la pasividad a la actividad”. Ratifica Mariosa
Ante la pregunta sobre el pensamiento de Onetti, en cuanto a que si la generación de historias no es una forma de salir de nuestro propio ahogo existencial, Pablo Mariosa dice que “coincido parcialmente. No digo que los escritores tienen la obligación de comprometerse con la realidad social, pero sí insisto en que no debemos evadirla. Por ejemplo, mi relato tiene un compromiso: intenta que el lector despierte, y si esto ocurre habrá consecuencias positivas”.
Como todo escritor, y más en Argentina, donde la cultura parece estar relegada, sueña con poder encontrar alguien interesado en sus obras. “Es agotador tener que encargarse de difundir lo que uno escribe. Me encantaría disponer de todo ese tiempo y energía para dedicárselo a la escritura, y creo que trabajar con un editor sería un excelente impulso para mi naciente carrera como escritor”.
Frente a su futuro trabajo, Pablo Mariosa nos da algunas pistas de lo que está escribiendo. “Es una historia que trata sobre la búsqueda de la propia identidad, sobre los sueños y los deseos, sobre el amor, sobre los miedos, sobre las amistades y las familias. Sé que es ambicioso, pero quiero que mis personajes se conecten con los lectores, que ellos puedan identificarse y sentir que hay esperanza, que se puede hacer algo”.
A pesar de todo, todavía el joven escritor no baja los brazos y sigue pensando que aunque la literatura no pueda salvarnos, está seguro de algo: “vale la pena escribir”.
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Crítica literaria de Ángel:
Fotos: Ileana A. Gómez Gavinoser