Gregory Crewdson. Sin título (2001)



¿Cuál era su intención al escribir Hostal Parisién? 
Mi intención era escribir una novela sobre mi infancia, sobre la ciudad donde nací y las calles en las que crecí, sobre las lecturas que me convirtieron en escritor. Pero a ese plan inicial decidí incorporarle la historia de mis abuelos, la de mis padres, y todo saltó por los aires, que es lo que en realidad ocurre con todos mis libros: pueden más que yo.

¿Unas falsas memorias?
Falsas en el sentido de que las cosas sucedieron como las cuento, pero no exactamente tal como las cuento. Falsas, además, porque la memoria se alimenta de recuerdos inventados. La memoria tergiversa, adorna; en definitiva: crea. Nabokov dijo: «Habla, memoria». Lo correcto, sin embargo, sería decir: «Miente, memoria».

¿Cómo definiría su novela? ¿Se puede decir que es una novela de autoficción?
Es una novela con tantas verdades como mentiras. Aunque, según Juan Marsé –con quien estoy de acuerdo–, verdad es todo aquello que el lector crea que es verdad. Si esta novela es o no autoficción prefiero que lo decida el lector.

¿Qué diferencias marca respecto a sus obras anteriores?
Una diferencia considerable. «Hostal Parisién» es una novela luminosa, optimista, llena de vida; una novela bastante alejada de mis anteriores libros, bastante oscuros y claustrofóbicos. Casi me atrevería a decir que no parece que sea yo quien ha escrito «Hostal Parisién».

Maria de la Hera. Ingravidez (2009)



¿Quién es el narrador de estas supuestas memorias?

Alguien que se llama como yo, que camina como yo, que es periodista, como yo; pero que no soy del todo yo.

¿Qué permanece de la Málaga y el Torremolinos que usted vivió en su infancia y juventud? 
Poco, apenas nada. Un puñado de recuerdos, algunas sombras y unos cuantos nombres de calles. También algún que otro espectro. Por ejemplo, los fantasmas de mis abuelos paternos, italianos, que en los años veinte del siglo pasado abandonaron su Génova natal y se instalaron en Málaga, en el barrio del Perchel. Vivieron en la fábrica de aceites y jabones Minerva, donde mi abuelo trabajaba como químico. Ese fue su primer hogar español.


De todos los personajes, ¿con cuál se siente más identificado desde un punto de vista personal? 
Con todos sin excepción. Aunque en ocasiones no esté de acuerdo con ellos –con su conducta, con sus decisiones–, intento comprenderlos y, llegado el caso, perdonarlos. En otras palabras: intento ponerme a su altura, mirarles a los ojos. Algo que no me ha sucedido solo con «Hostal Parisién», sino con todos los libros que he escrito.


¿Cuál es la función de la letras de música escritas en la novela?
Darle sentido y unidad a la historia. Sobre todo «Not exactly Paris», de Nancy LaMott. Una canción que en los cuatro minutos escasos que dura refleja a la perfección los recuerdos y nostalgias de toda una vida. La nostalgia, precisamente, es el motor de la novela.

Antonio Fontana. Foto de Miguel Berrocal

Antonio Fontana (Málaga, 1964) publicó su primera novela, De hombre a hombre, en 1997. Después vinieron El perdón de los pecados (2003), finalista del Premio de Novela Café Gijón, obra por la que fue elegido Nuevo Talento FNAC ese mismo año, y Plano detallado del infierno (2007).

P.V.P. 19,50€

ISBN 978-84-1532-500-0
EAN 9788415325000
Fecha de publicación
13/10/2011
192 pags.