Cuenta la leyenda que Alain Delon
pisaba todas las noches la pista del Jackie
O cuando se encontraba en Roma rodando alguna película, mientras
Liza Minelli cantaba en el piano bar «New York, New York», y el
entonces dueño de la FIAT, Gianni Agnelli, seducía a alguna aspirante
actriz, y Gerard Depardieu se emborrachaba. Un desfile de estrellas, una
sesión continua de locuras, entre fiestas memorables y noches sorprendentes.
Aún se recuerda la fiesta en honor de la princesa Margarita de Inglaterra
mientras Frank Sinatra interpretaba en el piano
sus éxitos.
pisaba todas las noches la pista del Jackie
O cuando se encontraba en Roma rodando alguna película, mientras
Liza Minelli cantaba en el piano bar «New York, New York», y el
entonces dueño de la FIAT, Gianni Agnelli, seducía a alguna aspirante
actriz, y Gerard Depardieu se emborrachaba. Un desfile de estrellas, una
sesión continua de locuras, entre fiestas memorables y noches sorprendentes.
Aún se recuerda la fiesta en honor de la princesa Margarita de Inglaterra
mientras Frank Sinatra interpretaba en el piano
sus éxitos.
Inaugurado en 1972, a la muerte de
su fundador, Gilberto Jannozzi, su mujer, Beatriz, lo convirtió
en el buque insignia de su escudería de locales nocturnos. En poco tiempo se
erigió en el lugar de referencia de la noche romana para la jet-set. De aquellos fastos quedan las
fotos de los paparazzi apostados a la
puerta del Jackie O (bautizado así en
honor la boda entre la viuda de Kennedy y Aristóteles Onassis).
Los paparazzi inmortalizaron actores
y empresarios, ricos y famosos, gente a la que le gustaba divertirse como era
de rigor en aquella década, en espacios multiusos, donde lo mismo podías cenar,
que bailar o estar tranquilo alrededor del piano bar. Locales que exigían un
amplio espacio y palcos para mirar y ser visto. Por eso, muchos de ellos habían
sido antiguos teatros, como el Palace
parisino o el Studio 54
neoyorquino, parientes lejanos del Jackie
O.
su fundador, Gilberto Jannozzi, su mujer, Beatriz, lo convirtió
en el buque insignia de su escudería de locales nocturnos. En poco tiempo se
erigió en el lugar de referencia de la noche romana para la jet-set. De aquellos fastos quedan las
fotos de los paparazzi apostados a la
puerta del Jackie O (bautizado así en
honor la boda entre la viuda de Kennedy y Aristóteles Onassis).
Los paparazzi inmortalizaron actores
y empresarios, ricos y famosos, gente a la que le gustaba divertirse como era
de rigor en aquella década, en espacios multiusos, donde lo mismo podías cenar,
que bailar o estar tranquilo alrededor del piano bar. Locales que exigían un
amplio espacio y palcos para mirar y ser visto. Por eso, muchos de ellos habían
sido antiguos teatros, como el Palace
parisino o el Studio 54
neoyorquino, parientes lejanos del Jackie
O.
Cuando pasó de moda, ya se sabe, esa
carrera de relevos en la que siempre se llega tarde a la meta porque cuando
algo está de moda deja de estarlo, la mala vida hizo acto de presencia e
incluso compró la gestión del club. A comienzos de los años noventa la policía
acabó cerrando el Jackie O durante una temporada. Antes, una noche fría
y lluviosa de febrero, detuvieron a la salida del local a un mafioso de una
banda que campeó en la Roma de los años setenta y ochenta, la banda de la Magliana. Debajo de la chaqueta de
diseño tenía una pistola de calibre 9 milímetros. Pero el verdadero dueño del Jackie O era un gánster de 36 años, que
acabó asesinado a plena luz del día por dos sicarios de una banda rival. Un gánster
que había dejado atrás las estafas y la extorsión para dar el gran salto con el
tráfico de drogas, la especulación inmobiliaria, y los secuestros. Y por
supuesto, la vida nocturna y las mujeres de vida alegre.
carrera de relevos en la que siempre se llega tarde a la meta porque cuando
algo está de moda deja de estarlo, la mala vida hizo acto de presencia e
incluso compró la gestión del club. A comienzos de los años noventa la policía
acabó cerrando el Jackie O durante una temporada. Antes, una noche fría
y lluviosa de febrero, detuvieron a la salida del local a un mafioso de una
banda que campeó en la Roma de los años setenta y ochenta, la banda de la Magliana. Debajo de la chaqueta de
diseño tenía una pistola de calibre 9 milímetros. Pero el verdadero dueño del Jackie O era un gánster de 36 años, que
acabó asesinado a plena luz del día por dos sicarios de una banda rival. Un gánster
que había dejado atrás las estafas y la extorsión para dar el gran salto con el
tráfico de drogas, la especulación inmobiliaria, y los secuestros. Y por
supuesto, la vida nocturna y las mujeres de vida alegre.
En cualquier caso, devuelta a su
propietaria original, el Jackie O sigue en pie. Pero, como la mayoría de
los mortales, ha envejecido mal. O al menos eso dicen los turistas que se
acercan hasta allí para visitar este
club que se encuentra en los aledaños de la Vía Veneto, cerca de la
fastuosa embajada americana. Tampoco la música es la de entonces, Donna
Summer, Aretha Franklin, la música disco llena de
orquestación, coro y potencia… Lo que no ha cambiado es la decoración: el
estilo discoteca pasado de moda, el terciopelo y los espejos, las luces difusas
que ayudan a ver y no ver.
propietaria original, el Jackie O sigue en pie. Pero, como la mayoría de
los mortales, ha envejecido mal. O al menos eso dicen los turistas que se
acercan hasta allí para visitar este
club que se encuentra en los aledaños de la Vía Veneto, cerca de la
fastuosa embajada americana. Tampoco la música es la de entonces, Donna
Summer, Aretha Franklin, la música disco llena de
orquestación, coro y potencia… Lo que no ha cambiado es la decoración: el
estilo discoteca pasado de moda, el terciopelo y los espejos, las luces difusas
que ayudan a ver y no ver.
Pero la suerte de este club es que se encuentra
en una ciudad capaz de levantarse siempre, pues lo lleva haciendo desde hace
más de dos mil años, gracias a la capacidad digestiva de sus habitantes.
Incluso los romanos de adopción (que son la inmensa mayoría) poseen ese
romanismo que es un concepto existencial en el que el cinismo es una representación
natural y la idea de belleza rima con la de grandeza. Ya sabemos que cualquier
sueño de esplendor empieza en esta ciudad con una visión excelsa, ya sea el
Coliseo o una iglesia barroca. Y mientras las otras grandes capitales del mundo
son devoradas por el poderoso caballero don dinero, la Roma de los césares y
los papas resiste entre las siete colinas. Aquí todo el mundo puede representar
un papel, aunque sea el del turista que cena en el Jackie O y termina la noche en los brazos de una rubia que dice
llamarse Irina, una vez acordada la tarifa para disfrutar de su belleza con una
visión a ras del suelo.
en una ciudad capaz de levantarse siempre, pues lo lleva haciendo desde hace
más de dos mil años, gracias a la capacidad digestiva de sus habitantes.
Incluso los romanos de adopción (que son la inmensa mayoría) poseen ese
romanismo que es un concepto existencial en el que el cinismo es una representación
natural y la idea de belleza rima con la de grandeza. Ya sabemos que cualquier
sueño de esplendor empieza en esta ciudad con una visión excelsa, ya sea el
Coliseo o una iglesia barroca. Y mientras las otras grandes capitales del mundo
son devoradas por el poderoso caballero don dinero, la Roma de los césares y
los papas resiste entre las siete colinas. Aquí todo el mundo puede representar
un papel, aunque sea el del turista que cena en el Jackie O y termina la noche en los brazos de una rubia que dice
llamarse Irina, una vez acordada la tarifa para disfrutar de su belleza con una
visión a ras del suelo.
¡¡Excelente !!