Ilustración de Jesús Ferrero

Dar somera cuenta de algunas de las novedades editoriales del año es tarea casi tonta aunque obligada desde un punto de vista informativo: el número excesivo de las mismas hace que nos perdamos en un catálogo de meros título y nombres de autores, por lo que el tópico y la experiencia aconseja que nos limitemos a los nombres de escritores más conocidos o que el público reconoce mejor. Pero esto conlleva, amén de cierta injusticia, un lado perverso no exento de la mera recurrencia a argumentos que nada tienen que ver con la experiencia literaria y sí con el magisterio que otorgamos a autores por su obra pasada. En esto no respetamos el principio, muy común en los países anglosajones, de que la nueva obra de un autor presupone que éste parta siempre de cero y nos inclinamos de forma tajante a la actitud del mandarinato que tan magistralmente criticó Julien Gracq en La littérature al estomac.

Así, en esta selección que parte de una selección previa, dar cuenta de las novedades de este primer trimestre rebasa los más de cien títulos, no podemos dejar de citar la última entrega de Mario Vargas Llosa, La llamada de la tribu, en Alfaguara, un libro que es exégesis de pensadores liberales que son faro de su concepción política desde hace años: la santísima trinidad constituida por Hayeck, Karl Popper y Raymond Aron. El libro, desde luego, no aportará gran cosa a ese ideario político pues Vargas Llosa ya se ha referido repetidas veces a la importancia que para él han tenido estos nombres, pero La llamada de la tribu se constituye como una especie de biografía espiritual de un hombre que pasó de ser un sartriano impenitente a un liberal impenitente, es decir, un cambio radical en su actitud política pero no en la pasión que pone en aquello que cree. Alfredo Bryce Echenique decía, medio en serio, medio en broma, que cuando iban a visitar a Vargas Llosa a su casa de París no podías dudar lo más mínimo de la dosctrina castrista, de ser así te echaba de casa, cosa que hacía años despues si te atrevías a defender algún aspecto, por leve que fuera, del dictador cubano. El caso era expulsarte. Carácter…

Lo de Sartre es pertinente pues nos lleva a aquella foto del viejo pensador vendiendo en las calles de París el periódico maoísta La Cause du Peuple. Y es pertinente porque si en 2014 las novedades se centraron en conmemorar la I Guerra Mundial y el pasado año la Revolución de Octubre, este año toca Mayo francés, nada menos, con la ventaja de que muchos de ellos que vivieron aquel 68 están vivitos y coleando: Joaquín Estefanía publica Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía, 1968-2018, en Galaxia Gutenberg, sobre tal acontecimiento, anque debemos fijarnos en la reedición de clásicos sobre el tema, así, el de André Glucksmann, Mayo del 68. Por la Revolución permanente, en Taurus, o De la misería en el mundo estudiantil, en Pepitas de Calabaza, un libro referente del ideario situacionista cuyos mejores libros, sus textos clásicos, serán reeditados por Anagrama, que los publicó en su día.

De Sartre a la Escuela de Frankfurt. Y esto es importante porque se publican dos libros fundamentales de la mejor escuela alemana de aquel entonces: El Gran Hotel Abismo, de Stuart Jeffries, en Turner, un recorrido por los grandes pensadores agrupados en ese movimiento, Theodor W. Adorno, Frank Horkheimer y Walter Benjamin y la correspondencia entre Gershom Scholem, amigo y biógrafo de Benjamin, y Hannah Arendt, en los tiempos en que la pensadora alemana había publicado el famoso libro sobre el juicio de Eichmann y donde desarrolló el concepto de la banalidad del mal, concepto que en su día causó sensación y que hoy día, sin mucho fundamento detrás pues se nota que no se han leído el libro, repiten como loros periodistas de toda condición otorgando confusión al término.

Nuestro Muñoz Molina escribe en Un andar solitario entre la gente (Seix Barral) itinerarios de escritores favoritos en paisajes de ciudades favoritas, por cierto un tema muy de Benjamin, autor que está citado profusamente en el libro, Charles Baudelaire, Edgar Alan Poe, James Joyce… y el celebrado Fernando Aramburu, premiado donde los haya, publica Autorretrato sin mí, en Tusquets, cuyo título revela una suerte de autobiografía apenas velada, como Contruir un alma, de Andrés Ibañez (Galaxia Gutenberg), libro que promete cierta original mirada, a tenor de sus novelas anteriores.

Haruki Marakami, en Tusquets, la editorial que le publica en español, saca Matar al comendador, un libro dedicado al Don Juan, de Mozart y la irlandesa Edna O´Brien, una autora altamente recomendable y poco conocida en España, publica sus Cuentos Completos en Lumen, amén de sus Memorias en Errata Naturae.

Finalmente, John Le Carré, el celebrado creador del espía Smiley y del malvado Karla, publica El legado de los espías (Planeta), una novela que sin poseer el aura de sus narraciones sobre la Guerra Fría, estará escrita con una cocina literaria extraordinaria. En eso ha sido un maestro.

Y, cómo no, poesía: acabamos con un libro singular, la Poesía Completa, de Emily Brönte, en Alba Editorial, una joya de la autora del libro erótico más perverso de todo el siglo XIX, Cumbres borrascosas.