número de Le Monde del 29 de enero se publicó una escueta esquela
de cuyo contenido me ha avisado el parisino, por nacimiento y ahora también por
residencia, y entregado a la literatura de Patrick Modiano, Juan
Manuel Bonet, amigo muy cercano que, siempre generoso, a veces oficia de
corresponsal particular. En ella, según me cuenta, se anuncia la muerte en París
el día 26, a los noventa y seis años, de Luisa Colpeyn, artista de cine,
teatro y televisión, madre del escritor Patrick Modiano con quien mantuvo una
relación más que distante a lo largo de su vida.
esto, ni siquiera el hecho de que fuera una madre poco convencional y dejara a
sus dos hijos, Patrick y Rudy, al cuidado de sucesivos amigos más o menos
extraños –la gente rara a veces de nombres extraños que rodea a Modiano y que
discurre por sus novelas- en lo que era un práctico abandono, sería suficiente
para considerar su desaparición una noticia destacable. Tampoco su carrera como
actriz de carácter en películas y obras de teatro, en las que nunca logró un
papel de protagonista que la lanzara a la fama a pesar de su belleza y de su
acento especial y de actuar a las ordenes de Jean-Luc Godard, explicaría
dedicarle algo más que una escueta necrológica que fuera más allá de la
referencia a su actividad profesional en el cine, el teatro y la televisión.
ha convertido a Luisa Colpeyn, de origen flamenco y nacida en Amberes en 1918
como Louisa Colpijn, es su condición de personaje real e integrante del dramatis
personae de la literatura de Modiano, al igual que su padre, Albert.
que la vida de la madre del escritor francés, quizá menos conocida que la de su
marido, es también bastante modianesca. Tras una discreta carrera como artista
de reparto en Bélgica de la mano del director Jan
Vanderheyden con el que trabajó en seis
películas, vivió los primeros años de la Ocupación alemana en Bruselas
trabajando en la radio y en el teatro, al tiempo que frecuentaba algunos amigos
judíos y de la resistencia. También parece que tuvo algún novio alemán, como el
desconocido sonderführer destinado en la Propaganda Abteilung que
le proporcionó trabajo en espectáculos de music hall para los soldados
del Reich y los trabajadores del Muro del Atlántico. Fue sin duda el mismo que
le consiguió una entrevista para realizar una prueba en la entonces activa
productora Continental Films, la empresa de cine alemán en París que controlaba
el cine francés y una de las más importantes del Nuevo Orden, que dirigía Alfred
Greven.
verano de 1942, Luisa Colpeyn llegó al París oku más oscuro y siniestro,
el del racionamiento y los toques de queda, el de los traction avant negros
y los velo-taxi, en el momento en que comenzaba la época más difícil de la
Ocupación. Eran los días en que parecía que el Reich era invencible tanto en
las estepas de Rusia como en los desiertos de África o en las aguas del
Atlántico, donde lograba victoria tras victoria que voceaban los heraldos de la
colaboración en Francia, al tiempo que las medidas contra los judíos se
recrudecían tras adoptarse la solución final. Un París de atmósfera turbia que
se convertiría en escenario de las novelas de Patrick Modiano.
sin luz llegó Luisa Colpeyn en el momento en que la redada de Primavera llenaba
el Vel d’Hiv y luego los campos de Drancy y Phitiviers
como estaciones previas para la deportación hacia el Este de donde no se
regresaba. La entrevista con Graven no fue del todo satisfactoria, aunque la
Colpeyn fue contratada en la Continental Films como dobladora de
películas, lo que le permitió quedarse en la capital francesa. Un dia de otoño
Luisa acudio a una de las fiestas que con frecuencia celebraban los jóvenes
parisinos en casas particulares para hacer más llevaderos el toque de queda, la
escasez y la Ocupación en general. La reunión se celebró en el piso de una
amiga llamada Toddie Werner, una judía alemana que vivía en la rue
Scheffer, en Passy, y allí apareció entre los invitados un joven de origen
griego y medio judío, alto y apuesto, con aire, decían, a Clark Gable.
Un tipo avispado que andaba en tratos con las oficinas de compra del mercado
negro montadas por los alemanes y que tenía amistades poco recomendables
cercanas al mundo de la colaboración económica, a los servicios de seguridad y
a las bandas de gánsteres como la de la rue Lauriston. Conocía a tipos que
entonces estaban en la cresta de la ola como Eddy Pagnon, el chófer de Henri
Lafont, André Gabison, un judío collabo que acabó refugiado
en Madrid al igual que los hermanos de origen armenio Saposchnikoff,
y también a alguna de las llamadas condesas de la Gestapo como Sylviane Quimfe
o Mara Tchernicheff. Sin embargo, esta cercanía estaba lejos de darle
impunidad y hacer olvidar su origen judío, por lo que circulaba con identidad
falsa y siempre de aquí para allá.
Colpeyn y Albert intimaron pronto instalándose en el apartamento del Quai de
Conti en el que vivía Luisa. Poco después, cuando Albert veía cómo se
estrechaba el cerco de la policía de la asuntos judíos, se casaron parece que
en la montañosa localidad residencial de Mégeve para después, en el
durísimo 1944, ocultarse en la Varenne-Saint-Hilaire, a orillas del
Marne, hasta la llegada de la División Leclerc a París. Casi un año
después de llegar la Liberación, en julio de 1945, nació su primer hijo,
Patrick, en la localidad del industrioso banlieue parisino de Boulogne-Billancourt,
que había sido arrasado por los bombardeos de la RAF y la USAF en busca de
fábricas que trabajaban para los alemanes como la de Louis Renault.
![]() |
Adolf Hitler y Louis Renault |
De
nuevo en París, vuelve con su marido Albert al 15, Quai de Contí, al mismo
apartamento que había ocupado Maurice Sachs antes de la guerra, y recupera su carrera artística, lo que le
lleva a realizar largas giras teatrales y a dejar a sus dos hijos, Patrick y
Rudy, con amigos tan poco convencionales como los que aparecen en la magnífica Remisión
de condena, o con la portera de Casa Montalvo en el Biarritz
algo melancólico de los cincuenta. Mientras, sus relaciones con Albert
Modiano son cada vez más distantes de manera que en 1960, tras morir su hijo
pequeño Rudy unos años antes, por fin se separan, iniciando la Colpeyn una
relación con Jean Cau, escritor y secretario de Jean-Paul Sartre.
La distancia con su hijo Patrick tras una tormentosa convivencia durante los
primeros años sesenta se confirma, de manera que desde entonces la relación es
casi inexistente.
Colpeyn, convertida en una actriz de carácter, especializada en papeles
secundarios, asistió con discreción a su aparición y conversión en personaje en
las obras de su hijo Patrick, primero de forma discreta en Poupée blonde;
luego, flotando en el ambiente, en Remisión de condena. Más
tarde aparecería, ya sin apenas sombras ni veladuras, aunque en la literatura
de Modiano todo es posible, en Libro de familia y sobre todo en Un
pedigrí. Es en esta obra, que culmina la personal autoficción
modianesca, en la que aparece el itinerario vital de esa joven hermosa de
corazón seco que había conocido a su padre durante la Ocupación, una época
que el escritor considera como suya pues en ella están sus orígenes.
la muerte de Luisa Colpeyn, ya inmortalizada en la obra de su hijo, a quien
llegó a ver convertido en nobel de Literatura, al igual que la de Yvette
Lebon en julio del año pasado, nos aleja más de una época que, a pesar de
durar solo cuatro años, está siempre presente y de la que ya apenas quedan
testigos. Entre ellos, Lucette Destouches.
![]() |
Parisina, 1943. Foto de André Zucca |
1953) es licenciado en Ciencias Políticas y CC. de la Información, ha
comisariado exposiciones de pintura y fotografía y ha publicado, entre otras, El
Siglo de Tintín (2004), Capital aborrecida (2010), Madrid y el Arte Nuevo. Vanguardia y
arquitectura 1925-1936 (2011), Noche y niebla en el París ocupado (2012) o Un torneo interminable. La Guerra en Castilla
en el siglo XV (2014).