en Hamburgo, en una de sus populares calles, la de las Columnas, (…)
en las orillas
del río Alster confluyente con el gran Elba, donde habíamos elegido para comer
una clásica brasserie situada en un
sótano, un restaurante de largas mesas y el ambiente propio de estos
establecimientos. Un lugar pleno de tipismo alemán, donde nos acomodaron junto
a otros tres comensales con una disposición amabilísima y una presencia
excepcional.
carta era en alemán, sin traducción a otro idioma. La camarera, muy teutona, no
hablaba inglés. Observamos que el menú que nos presentaban en su amplia carta
se fundamentaba en el plato nacional, la patata, pero teníamos dificultad de
elegir bien y disfrutar de platos con este tubérculo al que particularmente
adoro.
vecinos de mesa pronto se mostraron encantadores y se prestaron a ayudarnos con
la traducción del menú, con la explicación de los distintos platos que conocían
bien, y haciéndonos las recomendaciones pertinentes. Ellos eran tres. Quien se
nos dirigió primero fue una guapísima señora de profunda mirada, afable trato, acompañada
de un elegante señor, ambos conocedores de nuestra lengua perfectamente. Les
acompañaba una guapa jovencita, que resultó ser hermana de nuestra
interlocutora.
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Norma Fantini |
Hablábamos
de patatas, ¿algo vulgar? Íbamos decidiendo lo que habíamos de tomar, cuando
nos presentamos y llegó la sorpresa. Ella era cantante lírica, su nombre, Norma Fantini, él, Andrea Genovese,
su maestro. Era la primera vez que conocía
a una cantante de ópera, era la primera vez y se producía de forma tan peculiar,
hablando de patatas.
ser más solícitos. Aquella tarde-noche ella actuaba en la Hamburgische Staatsoper, representando El baile de máscaras de Verdi. Aquello era un plan estupendo,
iríamos a ver y escuchar a nuestra reciente conocida, y de paso viviríamos la
experiencia de acudir a un concierto de ópera en aquel país y observar este
ambiente en aquella ciudad, algo interesantísimo como no tengo que decir.
estado rodeado de música y músicos desde niño, apasionado desde chaval, nunca
había conocido a una soprano aunque teníamos una prima de mis abuelas cantante
en Verona. Lo digo con tranquilidad y sin exceso, conozco casi todos los géneros,
estilos, un poco de todas las épocas históricas, y como corresponde a mi
generación, especialmente de la música popular, y dentro de lo que llamamos Música
Clásica, sobretodo del Barroco, como es común entre los que somos adeptos
nuevos. Pero de la Ópera, del Bel canto y sus estilos, lo desconozco casi todo,
y no sé bien el por qué, pues lo normal sería que también fuera aficionado a
este género poderoso, vivo, extraordinario, la suma del canto, la música y la
dramaturgia. (Como sabe el lector, he tenido negocios de música, de venta y
organización de conciertos.) El espectáculo que es la Ópera nunca me atrajo de
forma especial.
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Norma Fantini |
Muy
joven me preocupé por conocer las óperas principales que programó el Teatro Calderón de mi ciudad, Valladolid,
y al que fui acompañado en varias sesiones de mi buena amiga Marta Martínez Valls.
Eran las obras clásicas entre las clásicas, Don
Giovanni de Mozart, Rigoletto de
Verdi, y supusieron toda una experiencia
acudir a ellas en el ambiente aún muy riguroso en sus formas que en aquella
época se estilaba. No sé porque razón olvidé “ocuparme” de escuchar más y, sólo, ya en la madurez, me interesé
someramente por conocer estilos y obras, un poco de su historia italiana,
francesa y alemana. Pero caí del caballo. Aquella amable dama en un sótano de
la ciudad hanseática, con olor a codillo, chucrut y kartoffel, me descubría el disfrute de este nuevo placer musical.
al concierto de la difícil obra que es el Baile
de máscaras de Verdi. El espectáculo fue magnífico, la actuación y las
voces nos resultaron fabulosas y ¡qué decir!, de nuestra nueva amiga: que fue
algo sobrecogedor para unos profanos como nosotros. Había nacido un nuevo fan de la Ópera y, por
supuesto, de esta estrenada cantante favorita, Norma Fantini.
sin preocuparme de internet y búsquedas encargué a una amiga, a la misma Marta Martínez
(con la que conocí las primeras óperas de chaval), que a través de Facebook se
pusiera en contacto con la cantante, con la intención de felicitarla y decirle
lo mucho que me había gustado su actuación en la ciudad alemana. No era otra mi
pretensión que saludarles a ella y a su maestro Andrea Genovese, y me encontré
con una rápida y amable correspondencia. Tras algunos correos electrónicos y
conversaciones telefónicas, tuvimos la suerte de que nuestra amiga cantante viniera
a Madrid a un festival benéfico en el Teatro
Real interpretando un repertorio variado de distintos compositores
fundamentales. Fue otra experiencia, otro Damasco. Decidido fan de la Fantini,
tuvimos la oportunidad de abrazarnos y rubricar nuestra estrenada amistad.
Ambos, artista y maestro, eran dos personajes soberbios, representantes de la
mejor cultura y arte occidental. Ellos, por su parte, se preocuparon de leer
alguno de mis libros y la relación se reforzó; ahora somos adeptos los unos de
los otros.
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Norma Fantini |
Queridos
lectores, como he dicho, soy poco conocedor de esta música, pero parece que hay
una nueva generación operística activa y sobresaliente, y que dentro del
panorama actual, dicen los críticos, que Norma Fantini se revela como una
estrella principal. ¿Futura diva? Su carrera es ya extraordinaria. Yo no sé hasta
qué grado estamos ante una especial artista, pero sí de que su trayectoria está
siendo fulgurante, y que está asombrando a los más críticos, que en este asunto
lo son mucho. Yo no sé comentarles a ustedes sobre las dotes de su voz, de su
gran carácter y su estilo, tampoco puedo hacer calificación alguna por
desconocer suficientemente a otras sopranos, (de momento, sólo le escucho a
ella).
Piamonte italiano donde se diplomó en el conservatorio Giuseppe Verdi,
compositor del que se haría especialista, estudiando con el maestro Andrea
Genovese quien dirigiría su trepidante carrera, pues muy pronto empieza a ganar
concursos y premios en todas las ciudades, especialmente con el repertorio de
Verdi y de Puccini. Desde muy joven recorre los mejores auditorios, La Escala
de Milán, La Ópera de Roma, La Arena de Verona, toda Italia, para dar un salto
espectacular al panorama internacional, Chicago, Nueva York, Londres Berlín,
Viena, Tokio, Dresde, Budapest, todo el mundo. Por suerte, a nuestro país son
cada vez más frecuentes sus visitas, Madrid, las Palmas, Barcelona. Sería largo
referenciar todos los músicos con los que ha tocado, todo el extenuante trabajo
realizado con los mejores, Lorin Maazel, Zubin Mehta, Daniel Barenboim, Plácido
Domingo, Luciano Pavarotti, todos. Da la sensación de que Norma Fantini es un
cometa iluminando con su voz los cielos, regalando a nuestros oídos lo mejor
del Bel canto y la música de Ópera. La Fantini es una “Gracia” de la naturaleza y el arte.
recomendarles a esta estrella, un ángel que se me apareció en un sótano de una
calle popular de la reconstruida ciudad de Hamburgo y que está presente casi
cada día de mis últimos días, y que tanto me está haciendo disfrutar de su arte
cumbre. Gracias, Norma.
un libro sobre las divas de la Ópera y del Bel canto, que es una muy buena
introducción al conocimiento de las grandes cantantes históricas; su título es Simplemente divas, y su autor, Fernando Fraga, un ameno especialista.
sido cedidas por Andrea Genovese, artista principal también, y personaje igualmente
fascinante al que saludo especialmente y expreso mi agradecimiento en estos
asuntos y en el aceptación de mi amistad.