El hombre inexistente

 

El régisseur y director teatral David Amitin presenta en Madrid una
nueva producción en la sala El umbral de
primavera
, dentro del ciclo de teatro argentino programado para los
primeros meses del año. El hombre
inexistente
es una peculiar adaptación del cuento “El hombre enfundado” de
Anton Chejov.

Ese personaje encerrado en sí mismo, lleno de miedos,
auto-excluido de su entorno, cargado de prejuicios, que juzga mal a quienes lo
rodean y opera, sin proponérselo abiertamente, como un represor de los demás y
de sí mismo, alguien que, para el propio Amitin, “ha renunciado a compartir, a
dialogar, a vivir”.
Personaje excéntrico como
lo son todos los que este director ha puesto en escena en su dilatada
trayectoria escénica en la Argentina, España, Inglaterra, Alemania o Austria,
el protagonista de la obra es profesor de griego antiguo, una lengua muerta,
metáfora de su total desfasamiento psíquico, barrera con la que trata de
protegerse de cualquier influencia exterior. Reafirmado en su rigidez, asomará
a eso que llamamos abertura cuando sus colegas y vecinos intenten casarlo con
Fedora, proyecto que, sin embargo, dará paso a su perdición.
El hombre inexistente
En clave de farsa, Amitin pone
en escena la peligrosa omnipresencia de un ser aparentemente insignificante
que, con su recurrente actitud de convertir cualquier manifestación de libertad
en sospechosa, coarta el desarrollo individual y condena a los demás al
ocultamiento, incentiva la murmuración o el cotilleo y fomenta lo peor de cada
uno, cuestionando de este modo los fundamentos de la vida social.
La obra se compone de
cuadros, donde no falta el canto, a la manera de una ópera, para no olvidar la
ligazón del director argentino con un género que le es afín y le permite una
ajustada combinación de expresividad.
A la puesta en escena, desenfadada
y, al mismo tiempo, sobria, como no podría ser de otra manera, sobre todo por
lo singular de la sala, se suma la interpretación de unos actores que
despliegan talento grupal, pero mantienen su especificidad de matices. Destaca
la labor del protagonista, Bernardo Riaza, la de su compañero Petronio,
interpretado por Juan Rueda, y la de la futura esposa Fedora, que encarna
Beatriz Pasamón. Junto a ellos, el trabajo serio y muy logrado de Iván Mínguez,
Sergio de Lucas, Ernesto Sierra y Verónica Bardera.
Teatro expresionista o, más
bien, de la expresión de algo que no encaja con los modelos establecidos. Teatro
de actores, como nos tiene acostumbrados la dramaturgia de los últimos años, y
teatro de la palabra, en el que se respira a un Chejov diferente, pero con
reminiscencias de sus clásicos La gaviota,
Tío Vania o El jardín de los cerezos.
 
 
Residente en Madrid desde
hace ya casi dos décadas, David Amitin nació en Buenos Aires y se formó en
Interpretación y Dirección teatral con Augusto Fernandes y Carlos Gandolfo,
grandes nombres del teatro argentino que tuvieron presencia en España, especialmente
Gandolfo, de quien se recuerda su paso por el Centro Dramático Nacional, el teatro
Lliure o el CAT de Sevilla.
Fue en Inglaterra donde Amitin efectuó sus
primeras puestas y completó su formación con Lee Strasberg, Luca Ronconi,
Marcel Marechal y Geoffrey Reeves, entre otros. En teatro, trabajó con obras de
Griselda Gambaro, Arrabal, Ibsen, Melville, Gogol, Beckett y Strindberg. Del
autor sueco, realizó montajes de La señorita Julia, Sonata de espectros y El
pelícano.
Como director de escena operística, se abocó en las puestas de El barbero de Sevilla, de Rossini, La ciudad ausente, de Gerardo Gandini,
sobre textos de Ricardo Piglia, El amor
por tres naranjas,
de Prokofiev, o Il
trovatores
, de Verdi, todas ellas en el teatro Colón de Buenos Aires. En
Europa, fue responsable de los montajes de El
caso Makropulos
, de Janacek (Alemania), y Carmen, de Bizet (Austria).
En contraste con las
mencionadas producciones, El hombre inexistente
apela a un espectador más cercano a la escena física y a las emociones de unos
personajes que caminan por la cuerda floja del absurdo, aunque en relación
directa con lo cotidiano o, como afirma el director, “con el absurdo de toda
existencia”.
Teatralización inteligente
y contemporánea de un Chejov que se adapta como un guante a las exigencias de
este maestro de actores.
El hombre inexistente
Dirección de David Amitin
Teatro El umbral de primavera
C/ Primavera, 11 – Lavapiés (Madrid)
Febrero y marzo 2017

 

Viernes y sábados, 20 horas.
Reina Roffé, escritora y periodista. Su obra incluye novelas como Llamado al Puf,
Monte de Venus, La rompiente, El cielo dividido, Lorca
en Buenos Aires,
La madre de Mary Shelley y el libro de
relatos Aves exóticas. Cinco cuentos con mujeres raras. Entre
otros ensayos, ha publicado Juan Rulfo: Autobiografía armada
y el libro de entrevistas Conversaciones americanas. Es autora también
de Juan Rulfo. Las mañas del zorro y Juan Rulfo. Biografía no autorizada.