Putin y Trump en Helsinki en 2018

Vivimos una época de excesos y desatinos políticos, de hipérboles y desmesuras en el plano nacional e internacional, que no percibimos como un ensanchamiento de nuestras libertades sino como una sombría amenaza a éstas. Los excesos que trajeron las dos posguerras mundiales en el arte, la cultura y la sexualidad prometían el paraíso aunque sus protagonistas acabaran como el rosario de la aurora y en una suerte de expulsión bíblica. Los excesos actuales de los populismos de izquierda y derecha europeos, como los de Putin y Trump, no prometen en cambio ningún futuro edénico. Para empezar, no son de signo sociológico sino ultraideológico, cuando no bélico. No promueven relajaciones de costumbres sino fronteras, restricciones y prohibiciones; guerras armamentísticas o comerciales.
Pienso en un excelente ensayo que acaba de aterrizar en nuestras librerías: Excesos femeninos, delirios masculinos (Ed. Fórcola). Su autor es el escritor y periodista Luis de León Barga y nos lleva de paseo por toda la cultura de la transgresión del siglo XX: el sexo libre, las vanguardias, las sectas, las sustancias psicodélicas… Uno de los aspectos que me han llamado la atención del libro es que cierra esa travesía en el siglo XXI y con un fenómeno que ya no tiene que ver nada con los utopismos marginales ni con la mística underground sino con el mundo del dinero, el enriquecimiento fácil y los fraudes: las plataformas de intercambio de criptomonedas. Resulta especialmente ilustrativo el caso del actor Matt Damon que, en un vídeo de 2021, publicitaba una de ellas con un lema: «La fortuna favorece a los valientes».

El actor Matt Damon
Con todas sus lacras y desviaciones, los excesos del pasado siglo se hallaban unidos a la creatividad intelectual y artística. Los actuales se hallan asociados a una búsqueda frenética y precipitada del poder económico y político bajo la coartada de una creatividad que no es tal. Una parodia de creatividad que produce bodrios como el lenguaje inclusivo, el presentismo, que juzga el pasado con los valores de nuestra época, o la cultura de la cancelación. Elwokismo, el trumpismo, el sanchismo… son las ‘criptomonedas políticas’ del tiempo que nos ha tocado vivir. Si los excesos utópicos del siglo XX llevaron al sida, a las sobredosis y al frenopático, los del presente económico y político conducen a la crispación social, a la cárcel y a la ruina.

Otro rasgo que diferencia los excesos del siglo XX y los del XXI (lo constata Luis de León Barga en su libro) es que los primeros tuvieron a las mujeres como heroínas mientras los segundos están siendo capitaneados por el sexo masculino pese a lo que nos venden quienes tristemente los protagonizan.
https://www.20minutos.es/nacional/tiempos-excesos-opinion-inaki-ezkerra_6904537_3.html
(Artículo publicado en el diario 20 minutos de Madrid el 30 noviembre de 2015)

