Eduardo Laporte

 

 

LA VIDA SUSPENDIDA DE EDUARDO LAPORTE

 

Al abortar, que ahora se le llama interrupción voluntaria del embarazo –para decir lo mismo perdemos léxico, tiempo y saliva mientras desgastamos el teclado del portátil–, le está saliendo también un subgénero literario. Este Ruido de fondo descarta adentrarse siquiera en los suburbios de la política, por lo que sólo nos posicionaremos en todo aquello que genere literatura. Y sin duda si uno lee La vida suspendida de Eduardo Laporte, se dará cuenta de cuánto llevo de razón. Prosa notable, sentimiento profundo y enorme capacidad para desarrollar en un libro el antes, el durante y el después, además de los pros y los contras. Recomiendo encarecidamente su lectura. Pero ha habido otras obras que han tratado este espinoso asunto. Por ejemplo, Jellyfish, de Carlos Godoy, donde se narra el aborto desde el punto de vista de una adolescente que se queda embarazada en noches repletas de bailes, drogas y alcoholes. Incluso la premio Nobel Annie Ernaux nos cuenta algo sobre este asunto en su novela corta El acontecimiento. Sea como fuere, una práctica habitual (abortar), como no podía ser de otra forma, ha penetrado en el mundo de la literatura. 

 

 

 

PAÍSES QUE YA NO EXISTEN: CHECOSLOVAQUIA

 

Ota Pavel

 

Aunque en la actualidad las dos mitades aporten literatura por separado (Chequia y Eslovaquia), convendría recordar que no hace tanto Checoslovaquia dio al mundo, además de grandes tenistas y gimnastas, buenos escritores. Milan Kundera, aunque nacionalizado francés en el último cuarto de su vida, fue un escritor tan checoslovaco que llegó a pertenecer al Partido Comunista del extinto país, el cual controlaba a la nación por completo. En aquellos años aún en blanco y negro, La broma, La vida está en otra parte y La despedida, además de su poesía y relatos cortos, fueron gestados en Checoslovaquia. Ota Pavel (nacido como Otto Popper) también nació y creció en aquella unión de naciones. Y también fue escritor, además de periodista deportivo.La muerte de los corzos bonitos es muy posiblemente su obra más emblemática, aunque para los seguidores del Dukla de Praga seguramente sea Dukla entre rascacielos.Un Dukla, por cierto, que en aquellos años era más conocido por su grandioso equipo de balonmano que por el de fútbol. 

 

 

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INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

 

 

Emil Cioran

 

Y tras decenas de obras filosóficas leídas como violentos azotes cerebrales, les voy a decir cuáles deberían leer sin ningún género de dudas según mi opinión. Lo que a continuación escriba no tendrá que seguirse en un riguroso orden. Solamente deseo mostrar a aquellos pensadores que aterrizaron en mi cerebro sin ganas de marcharse. Y comenzaré por Más allá del bien y del mal, de Nietzsche, primera obra de pensamiento que cambió mi vida. A su vez, deberían leer a otro maestro en las artes del pensar, el cual además, suele leerse como si en realidad lo conocieras de toda la vida. Y me estoy refiriendo a Cioran, del que me quedó, además de con sus Cuadernos (1957–1972), con Breviario de podredumbre. Del nacido en Rumanía y nacionalizado francés se habla mucho y siempre para denostarle dada su depresiva forma de pensar. Pero si Cioran residiera en estos años opacos, su ética sería, incluso, más necesaria, dadas las escasas expectativas de esta sociedad para luchar por sus derechos, y sobre todo, sueños. Ética a Nicómaco, de Aristoteles, y Los ensayos, de Montaigne, son otros dos claros ejemplos de lecturas obligatorias. Los Diálogos de Platón son otra obra cumbre, así como las Meditaciones de Marco Aurelio. Las Consolaciones y los Diálogos de Séneca son otra demostración de cómo no todas las personas son iguales entre sí; gracias a Dios. Y por cerrar esta marabunta de milagros, el que de verdad quiera pasar de pantalla que penetre en la magna obra Introducción a la Filosofía de Hegel, de Alexander Kojève, de la que sólo comprendí el 15% y ya me pareció un gran salto adelante en mi vida. ¿Y españoles o en lengua española? Sin suda, José Ortega y Gasset y La rebelión de las masas. Sin temor a ser reprendido, ya que otros lectores considerarán que en mi pequeño listado de obras filosóficas faltan muchas otras, sólo deseo que alguna de mis aportaciones les llenen, y sobre todo, les azoten sus cerebros, tantas veces impregnados de actualidad: el cáncer del pueblo.

 

 

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