La historia de amor entre un joven madrileño, un atleta paralímpico con parálisis cerebral y una chica de Monterrey (México), será el cuarto largometraje documental del fotógrafo hispano-mexicano César Saldívar, una historia muy “bonita” de amor.

César Saldívar (Monterrey, 1965) define también a su historia como “brutal”. Él es un atleta paraolímpico que ha participado en las últimas paralimpiadas y tiene una incapacidad del 92 por ciento. Ella es una chica de Monterrey y se conocen a través de internet.

“Es una historia de amor bellísima y llena de esperanzas, es un proyecto que necesitamos conocer todos, tu no sabes lo que es ver a esa pareja, la comunión de amor que hay entre ellos, no sabes lo que es ver a la chica, bajarlo del asiento del copiloto del coche y ponerlo en la silla. No estanos hablando de un suceso que ocurre cuando ya son pareja, es un chico que tenía parálisis cerebral desde niño. Es una historia muy hermosa”, cuenta César Saldívar que además de cineasta y fotógrafo, es escritor y grabador.

 

César Saldívar en la presentación de su último libro «La cicatriz de la sirena»

 

César Saldívar tiene también la nacionalidad española, vivió en Madrid durante muchos años, aunque es de Monterrey, la ciudad de las montañas, como se la conoce y que es también el título de este largometraje.

Este será su primer largometraje de carácter documental porque, nos explica, había mucho material y “los personajes son tan deliciosos que no podía quedarse en un corto. Imagina, un chico madrileño con parálisis cerebral que vive en mi ciudad, Monterrey, porque se ha casado con una chica de la ciudad”, explica.

“Estamos en proceso en posproducción. En la película se ve la comunión entre España México. Yo soy un chico de Monterrey que se viene a vivir a Madrid y él es un chico de Madrid que se va a vivir a Monterrey…”

 

 

El paralímpico y la chica se conocieron por internet y para Saldívar, él ha sido muy valiente. “Llegar a una ciudad desconocida con una discapacidad total sin saber a ciencia cierta si la chica a la que todavía no la conocía en persona le iba a recoger en el aeropuerto… Muchas veces conoces a una persona de otra ciudad, ya no hablo de otro país, y se produce un desencuentro que al final no llega a nada, encima aquí hay un cambio de cultura, un cambio de país… Pero iba para tres días y se quedó un mes… Cuando regresa a Madrid le dice a su familia: quiero que venga mi chica… Ahora viven en Monterrey”.

Tal vez quedar en la librería madrileña Ocho y Medio dedicada al cine para hablar con César Saldívar no es casual. Él se acercó a la fotografía como quien tantea una puerta lateral para entrar al cine. Es un gran fotógrafo contemporáneo al que gusta trabajar en blanco y negro, con la fotografía analógica, que según él permitía la sorpresa y el azar, la tensión de lo desconocido.

Tuvo un gran éxito como retratista con su libro “Una mirada sobre el cine español” (Espasa Calpe, 2000) y donde están todos los rostros más importantes del cine de ese momento desde Antonio Banderas hasta Elías Querejeta.

 

Angela Molina. Foto de César Saldívar

 

“Eso me obligó formalmente a continuar en el mundo de la fotografía porque no podía estar dando palos por todos los lados. Entonces publiqué un segundo libro, “Luz natural: el desnudo y el cine español” y en el que aparece la nueva generación de ese momento, desde Elsa Pattaky  hasta Tristán Ulloa con esta cita obligada ante mi lente que era un desnudo completo”.

Desnudos donde el fotógrafo huyó de lo erótico, de sexualizarlos y eligió conceptualizarlos a través de objetos en lo que el fotógrafo veía más un guion que un desnudo por sí mismo. “El cine es mi motivación central. Siempre que hice retratos y desnudos yo estaba haciendo cine en mi cabeza. Cuando empecé en la fotografía todo era analógico no existía lo digital y por eso yo veía en cinemascope. Además conseguí hacerme amigo de los actores. Ninguno se me resistía porque además les gustaba mucho mi forma de retratarlos.

Ha publicado doce libros de fotografía y cinco libros de cuentos, el último de ellos es “La cicatriz de la sirena” (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2024). Para él los cuentos que ha escrito son guiones cinematográficos. “En mis cuentos hay una visualización evidente, son como una película, y ahora, mis amigos actores al leerlos me dicen: si ya si tienes el guion, la imagen y nos tienes a nosotros, haz las películas”.

 

 

De sus anteriores proyectos cinematográficos, el primer cortometraje se llamó “La jaula”. El segundo “El susurro de las estrellas” es una reflexión sobre la violencia homofóbica. El tercero se llama “Lienzo” y está a punto de estrenarse en un festival en México. Tiene una parte de ficción y otra documental y es un viaje por la ciudad de México con un chico transexual.

“Con este chico entendí que hay personas que nacen con el cuerpo equivocado. Este chico es a todas luces un hombre, pero nació en el cuerpo de una mujer. A través de mi fundación le conseguí gratuitamente la mastectomía en el mejor hospital de la ciudad de México con el mejor cirujano”.

 Sonríe. La respuesta viene rápida, como algo que ha pensado muchas veces.

“Él tenía que conquistar ese último tramo de su proceso de su transición. El día que me quite estos pechos será el día más feliz de mi vida, me dijo. Era un chico venezolano, los cirujanos que hacen esto tienen trabajo para años, carecía de medios… Ayudar es también hacer realidad los sueños de la gente”.

La Fundación Cesar Saldívar surgió en abril en 2017. Cuando vivía en España colaboró con una ONG española que trabajaba en Etiopía para buscar familias españolas que adoptaras niños etíopes. En el 2017 con esta fundación viajó a Ciudad de México para intentar vender las fotos que había hecho en Etiopía y recabar fondos para la fundación. Entonces se produjo el terremoto de 2017 y empezó a ayudar con lo que le enviaban sus amigos de Madrid.

“Cuarenta, cincuenta euros allí cundían mucho.  Yo siempre había querido hacer una fundación, pero pensaba que lo haría cuando fuese mayor, y como estaba ayudando a la gente, di el paso de formalizar la fundación. Entonces llevé ayuda a los pueblos de los alrededores. Pensé que la ayuda se iba a centralizar en la ciudad y se iban a olvidar de los que estaban afectados en la sierra…”

Mi intención era mejorar la educación, pero llegó el covid y nos dedicamos a llevar en el propio Monterrey ayuda en la periferia a las comunidades de cartoneros que, al no poder salir de casa, ni haber cartón para venderlo, no tenían nada. Ahora la fundación está involucrada en mis cortos documentales que son de carácter social.

 

 

César tiene claro que su vida está llena de encuentros fortuitos y situaciones que luego van a favor, confía en lo que tiene que suceder. Siempre hay situaciones que van a favor de lo que uno sueña.

Y ahora que regresó a Monterrey ha hecho un recital de lecturas dramatizadas de sus cuentos combinadas con canciones, programa que se ha estrenado el pasado 13 de junio, en la Casa Musa.

Se echa para atrás en la silla, mira hacia el fondo de la librería. Me quiero concentrar en el cine, dice, estoy satisfecho con mis fotos, mis libros, pero si quisiera soñar con algo sería con un largometraje. Mis grandes amigos del mundo del cine que son mi fortuna personal y social, están preparados. Intentaré crear una coproducción. Antes me asustaba por eso lo pospuse, pero ahora que estoy en el cuarto proyecto creo que es lo mismo hacer un corto que un largo, te desgastas igual, sueñas igual, te motivas igual…

 

Fotografía de César Saldívar