Barbara Togander. Foto de Leo Balistrieri

 

Es cierto que ya no sorprende a casi nadie el hecho de que podamos conversar en línea y en tiempo real con alguien que está a miles de kilómetros de distancia e, incluso, llegar a emocionarnos con solo mirarnos a los ojos pantalla de por medio. Eso sí, falta el abrazo. Se extraña el sentido del tacto o, aludiendo al filósofo argentino Pablo Maurette, la “experiencia háptica” donde el tocar también es ver, sentir, conmoverse.

A pesar de esa ausencia, la charla vía plataforma con Barbara Togander, artista inclasificable a la que ninguna experiencia vocal o sonora le es ajena, achicó distancias entre Barcelona -donde vive actualmente- y Buenos Aires, el lugar desde donde esta cronista realizó la entrevista. La pregunta de rigor fue: -“¿La palabra artista te define?” -“A mí me pasan un montón de cosas, no puedo decir que soy solamente una artista”, respondió de inmediato.  Y puntualizó: “Digo, todo me interpela,  como a todos, ¿no? Digo, por momentos soy un artista y por momentos, yo que sé, soy una ciudadana. Somos todo esto”.

“El tiempo, los años, la experiencia y el andar, hace que uno vaya también como cambiando, ¿no? Es la forma de ver las cosas o las perspectivas. Me lo imagino como un objeto que lo puedes tener entre las manos y lo puedes ir cambiando”, reflexiona Togander. Para una peregrina de múltiples geografías cuya propia identidad artística es interpelada por múltiples deseos, haber hecho de la capital de Cataluña su hogar no fue un escollo para que la vida dejara de ser una experiencia sin fronteras. “Barcelona no es solo Barcelona. Barcelona es tomarme un tren. Tomarme un avión a Tenerife, a ver a mi madre o tomarme un avión a ver a mi hermana en Francia o a ver a mi hermano en Suecia o tocar en Austria, tocar en Alemania, tocar en Portugal”.

 

 

“Entonces durante muchos años esto funciona y va. Y, de pronto, truc truc uno hace un cambio y todos esos lugares, esos hábitos, esas costumbres, esos rituales, ese día a día, esa cotidianidad cambian”. La vida en el Viejo Continente es todo eso, pero también es el reencuentro con el propio pasado y los afectos más cercanos porque para una mujer acostumbrada a hacer las valijas no fue un solo dejar atrás el propio hogar sino también regresar al terruño. “Esto es volver para mí, volver a un lugar que conozco, volver a mi ser europeo. Hay algo que me es muy familiar. Yo ya viví aquí en Barcelona tres años. Acá nació mi hijo. He vuelto a Barcelona prácticamente todos los años en los últimos 18 años”.

¿Qué parte de ella se reencontró con esas otras Bárbaras que estaban esperándola en Barcelona? “Todas las situaciones familiares son muy diferentes, la ciudad es muy diferente, está muchísimo más bella. Pero también es lo que me está pasando y esto es notable, por eso digo que también hay algo del ser y esto lo confirma. Es mi ser, mi ser europeo que vuelve acá”, reflexiona. “Me encuentro con una identidad acá que en la  Argentina estaba guardada, en carpetas del cole. En, yo que sé, fotos, en álbumes, está guardada en el pasado, ¿viste? Y acá se convierte en un recordatorio de otra manera. No es buscar un álbum, es una vieja canción que de pronto está sonando, ¿viste? Como si, en lugar de haberse ido, se hubiera reencontrado con el punto de partida. “Hay algo de esa identidad que se hace  presente, ¿viste? Se hace acontecimiento en el caminar por la calle. Y decir, «Ah, claro, estoy acá. ¿No? Eh, cierto. Esto esto también me pertenece”.

– ”Y si pudieras tomar de la mano a las Bárbaras que dejaste en cada lugar, ¿A dónde irían todas juntas?”,quiere saber esta cronista

– “Acá, donde estoy. Porque, por ahora estoy muy anclada con el presente. Éste es mi presente ahora y lo estoy recontra (enfatiza) viviendo”.

Para saber más: https://barbaratogander.com/

 

Barbara Togander