Foto de ANTHONY FRIEDKIN

 

Si hay algo que, en primer lugar, llama la atención de La rompiente es su ritmo de escritura, vertiginoso, trepidante. Una alta marea que mantiene su vigor desde el principio hasta el final, ahí donde rompe y se derrama con tal contundencia que la narración no podría tener otro remate que fuera más perfecto y audaz. Esta novela breve de Reina Roffé, que ahora reedita la editorial Equidistancias, fue publicada por primera vez en 1987. Actualmente es considerada como un libro clave de la literatura argentina del período y llega a nuevos lectores con la misma fuerza y vigencia de entonces. Un relato que no está situado temporal ni espacialmente. Lo que ocurre puede suceder en cualquier parte cuando se instala una dictadura, se cancelan las libertades individuales, la persecución y la muerte acechan de manera constante y el exilio se presenta como única salida para preservar la vida.

El mar y el juego de azar se constituyen en metáforas que sirven para representar el movimiento continuo de los estados de ánimo, las excitaciones y deseos que genera la pasión amorosa en un marco de terror y desmembramiento social.

El lector no encontrará en La rompiente, si acaso busca eso, una novela al uso, con una historia unitaria narrada cronológicamente. Pero hallará, sin duda, las formas posibles de una escritura fuera del orden clásico o de los tópicos habituales. En el posfacio de la primera edición de este libro, la crítica María Teresa Gramuglio, decía: “En S/Z, Roland Barthes planteaba un escándalo narrativo: ¿qué sería un relato que habla del viaje sin haber mencionado la partida? Literalmente, La rompiente realiza ese escándalo: empieza con la llegada y la partida jamás se narra”. En efecto, esta transgresión o desvío de la norma, que se opone al orden impuesto -¿por generales y represores, por puristas y críticos literarios?- es otro de los hallazgos de este libro singular que genera significaciones y lecturas múltiples. En él se vislumbran varios tiempos y distintos ambientes. Actúan personajes que son una cosa y luego otra a través de un efecto de duplicación, de ruptura identitaria. Van y vuelven ondulantes como las aguas del océano, pero ya no son exactamente los mismos, o bien son los mismos, pero desfigurados por la ficción.

 

Reina Roffé

 

Hace muchos años, Reina Roffé -escritora argentina que reside en Madrid- cortó con las nociones del realismo y se internó en una afortunada aventura que es La rompiente. Un texto que proporciona signos de un momento especialmente convulsionado en su país de origen, los duros años de la peor dictadura que padeció la Argentina entre 1976 y 1983, exponiendo sus efectos en el comportamiento de los personajes, pero también en la forma de contar lo que no se podía decir en aquel período signado por el autoritarismo y la censura. Así, aparece un “usted”, subterfugio de interlocutor, que interpela a la protagonista y produce otro escándalo. Se trata de un interlocutor que es, a la vez, interpelado. No se sabe de dónde sale ni quién es. ¿Un psicoanalista, un alter ego, el eco de una voz? Todo se cuestiona, nada se mantiene en pie sobre el escenario de una experiencia siempre al borde del abismo.

La rompiente está dividida en tres partes y en una de ellas hay una novela dentro de la novela. En verdad, asistimos a un ir y venir de realidad y ficción en un oleaje incesante de cuestionamientos. Cada parte compone un todo que resuena con fuerza hoy en día y podemos asociar con los acontecimientos que se producen en el mundo de ahora mismo. Su actualidad, por momentos, impresiona si observamos lo que sigue sucediendo en el país sudamericano: inflación galopante, dependencia cambiaria dólar /pesos, la desesperación que produce en sus habitantes carecer de una economía estable, tránsito continuado de gente que emigra y a veces regresa o no vuelve nunca y sufre las consecuencias del desarraigo. Décadas sin grandes cambios estructurales, un país paralizado por los mismos problemas y errores que suscitan en el ciudadano alteraciones propias de estados de repetición. Consecuentemente, cuerpo y mente se enferman: tristeza, anhedonia, locura. Asuntos que atraviesan el texto de Roffé y forman parte importante de sus núcleos temáticos. “Las descalificaciones, los desconocimientos, las persecuciones, las violencias, pequeñas o no, dejan su marca inscripta en nuestro cuerpo social o individual”, dice la periodista Telma Luzzani en una reseña publicada en el diario Clarín en 1987.  Marcas que no pueden decirse ni describirse, que son intransferibles, pero, sin embargo, pueden leerse en este libro. Una novela que retoma y transfiere -como señala Gramuglio en el posfacio- lo que “Sartre escribió una vez: quienes pertenecen a una misma comunidad y han compartido una experiencia histórica tienen el mismo sabor de boca y ven entre ellos los mismos cadáveres”. Novela desafiante que vuelve con su carga de memoria y destemplanza, intacta en su esplendor.

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La rompiente

Editorial Equidistancias

Buenos Aires, Londres, 2024

163 páginas