Carl Jung (1875 – 1961) psiquiatra y psicoanalista suizo, es conocido por sus contribuciones a la psicología profunda. Una de sus obras más significativas y menos conocidas son Los libros negros, que ofrecen una visión de los orígenes de sus teorías y que han sido traducidos por primera vez al castellano por la editorial argentina El Hilo de Ariadna. Estos diarios personales, llenos de reflexiones, sueños, fantasías y exploraciones de su propia psique, son clave para comprender la vida interior de Jung y el desarrollo de sus ideas más importantes.

Los Libros Negros de Jung son siete diarios que escribió entre 1913 y 1932, durante uno de los periodos más complicados de su vida y que se presentan el próximo 30 de octubre de 2024 en el auditorio de la Fundación Malba en la capital argentina por Bernardo Nante que ha dirigido el grupo de traductores, y Leandro Pinkler, coeditor de El Hilo de Ariadna.

Jung nunca pensó que Los Libros Negros serían publicados. A diferencia de sus otras obras, que a menudo buscan la objetividad científica, reflejan sus sueños, diálogos imaginarios con figuras interiores e introspecciones de diverso tipo.

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Un compendio de estos escritos dio como resultado su Libro Rojo o Liber Novus, que es más una representación artística y pulida del material en bruto de Los Libros Negros. Sin embargo, mientras que El Libro Rojo estaba organizado e ilustrado, Los Libros Negros son anotaciones sin filtrar de un hombre sumergido en su mundo interior.

Lo que distingue a Los Libros Negros es su naturaleza personal. Jung estaba embarcado en lo que llamó su «confrontación con el inconsciente», un periodo en el que se abrió a sus fantasías, imágenes y material onírico de una forma casi sin precedentes para cualquier psicoanalista de la época. Este fue el material del que surgirían sus posteriores teorías sobre la “imaginación activa”, los “arquetipos” y el “inconsciente colectivo”.

Estos diarios también ponen de relieve el creciente distanciamiento de Jung del lenguaje científico y médico del psicoanálisis, orientándose en cambio hacia lo “mitopoético”. Jung empezó a ver el inconsciente no sólo como un depósito de deseos reprimidos, como teorizaba Freud, sino como una fuerza viva y creativa rebosante de imágenes simbólicas y patrones antiguos comunes a toda la humanidad.

 

Sentados: Sigmund Freud a la izquierda y Carl Gustav Jung a la derecha. Universidad de Clark, 1900

 

El descubrimiento de los Libros Negros

Durante muchos años, la existencia de Los Libros Negros sólo fue conocida por su círculo más íntimo, y permanecieron inéditos. No fue hasta el 2020 cuando finalmente se publicaron, editados por el historiador de la psicología y estudioso de la obra de Jung Sonu Shamdasani (Londres, 1962) que ha estado al cargo de esta edición.

La publicación fue un acontecimiento importante en el campo de los estudios junguianos porque revelan la  exploración de Jung y ofrecen una perspectiva única sobre cómo sus principales ideas psicológicas se desarrollaron a partir de sus experiencias personales. Los libros también aclaran los orígenes del Libro Rojo, proporcionando una visión del trabajo preliminar que Jung realizó antes de comenzar el esfuerzo creativo más organizado que dio como resultado ese volumen.

Para entender el significado de Los Libros Negros y el trabajo más amplio de Jung, es esencial contrastar las teorías psicológicas de Jung con las de Sigmund Freud. Los comienzos de la carrera de Jung estuvieron estrechamente ligados a la obra de Freud. De hecho, Jung llegó a ser considerado el discípulo de Freud. Sin embargo, en 1913, la relación entre Jung y Freud se rompió debido a diferencias fundamentales en su forma de ver el inconsciente.

 

Carl G. Jung (primero a la izquierda) en Calcula. 1938

 

Freud veía el inconsciente como una reserva de deseos reprimidos, principalmente instintos sexuales y agresivos. Su famosa teoría del “complejo de Edipo” ponía de relieve su creencia en el papel central de la sexualidad en el desarrollo psicológico humano. Para Freud, los sueños, las fantasías y las neurosis eran expresiones de deseos reprimidos que, si se comprendían, podían utilizarse para ayudar al paciente a volver a su “normalidad”.

Jung, aunque inicialmente se alineó con Freud, comenzó a ampliar su visión del inconsciente de una forma que Freud no podía aceptar. Los “Libros Negros” de Jung relatan esta exploración cada vez más profunda del inconsciente, revelando que Jung no lo veía simplemente como un lugar de represión, sino como un espacio lleno de “figuras arquetípicas”, símbolos y temas mitológicos comunes a toda la humanidad. Esto se convertiría en su concepto de “inconsciente colectivo”, un reino compartido por todas las personas con imágenes y experiencias universales, o “arquetipos”, que influyen en el comportamiento, los sueños y la creatividad.

En contraste con la visión más clínica y reduccionista de Freud, Jung veía el inconsciente como un lugar de creatividad, transformación y autodescubrimiento. Su obra incide en el crecimiento personal y la “individuación”, el proceso de integración de las distintas partes de la psique en un todo armonioso. Los Libros Negros representan su viaje personal a través de este proceso de individuación, mientras buscaba comprender el significado más profundo de sus experiencias, como la relación triangular entre su mujer, Emma Jung y su paciente, Antonia Anna Wolff, y, después, su amante y analista junguiana.

Por eso Los Libros Negros de Carl Jung son un testimonio de su creencia en el poder de la introspección y en la importancia de comprometerse con el inconsciente, no sólo como origen de  patologías, sino como un principio de sabiduría y autorrealización.

 

“Phanes 1, 1917” Dibujo de Carl J. Jung