Foto de Nella Tarantino

 

Madrugar es estrenar el día con un impulso de vitalidad y asombro de renovación de energía donde el frescor existe todavía. Ver llegar la luz solar es una forma de asomarse a la vida que siempre tiene ese tono de deleite ante la sorpresa. Es otra faceta de la incertidumbre, es el lado amable y divertido alejado de la angustia que destila el miedo a la falta de certeza y de control.

Nos cuesta muchísimo rendirnos a la evidencia de que no controlamos casi nada y que fundamentalmente somos ignorantes totales y que a la postre lo que nos gobierna es un golpe de ilusión, un capricho sentimental o quizá un rebote frente a la decepción, que puede llevarnos a la luna o hundir la bolsa y explotar los mercados.

Es cierto que rastrear la certeza nos hace pasar buenos ratos ya que es el muy potente, aunque ingenuo, motor de nuestras vidas. La sensación de conseguir el control es excitante, la búsqueda y la curiosidad, nos abstraen y nos despegan de las ataduras terrenales para vagar por cualquier camino posible o imposible y si en algún momento tenemos la idea de que hemos cuadrado el círculo y de que el destino está en nuestras manos, nos rebozamos de satisfacción rodando por la ladera pendiente abajo…, hasta caer de bruces en las heladas aguas del rio que nos lleva y… otra vez  a la deriva, más o menos magullados, más o menos satisfechos y si tenemos dos dedos de frente absolutamente perplejos.

 

Foto de Nella Tarantino

 

Pero si que hay algunas certezas: Tenemos la certeza de la muerte inapelable, tenemos la certeza de estar por aquí, eso parece, y tenemos la certeza de necesitar al otro. Necesitamos a otro, si o sí. Cuando de joven estudiaba un tocho de Ciencias Naturales en donde tenía que aprender la organización del mundo animal, siempre me llamaron la atención los reptiles y en ocasiones pensaba que sería genial ser una lagartija de sangre fría: ahí al sol encima de una roca musgosa, sin necesitar a nadie, más que a algún bichejo que sirva de alimento y ¡listo! otra vez al sol sin pena ni gloria, fría, sola y despreocupada. Parece que mi sueño adolescente era ser una lagarta.

Pero no, somos seres vertebrados, mamíferos; nos hierve la sangre y el contacto nos hace libres en este mundo paradójico en donde estar con otro nos independiza y un gato puede estar vivo o muerto a la vez, según nos cuenta la tan de moda y sorprendente física cuántica, disciplina que se puede convertir, si no tenemos cuidado en el cajón de sastre donde cabe cualquier delirio, igual que puede pasar con el psicoanálisis. Todo puede ser posible, pero no todo vale, ¡cuidado!

Y visto que es una verdad indiscutible que sin el otro no somos nadie; valdría la pena poner un poco de atención y esmero en como nos relacionamos. Es imprescindible la educación, la atención y la afabilidad, preciosa e inusual palabra que solo escribirla acaricia.

 

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Según la IA:

  • Afabilidad» proviene del latín affabilĭtas, -ātis, que significa cualidad de ser afable.
  • Esta palabra deriva del adjetivo affabĭlis, que significa afable, amable en el trato.

Descomposición de affabĭlis:

  • ad-: prefijo que significa hacia.
  • fari: verbo latino que significa hablar.
  • –bilis: sufijo que indica posibilidad o capacidad.
  • Significado etimológico:
  • Literalmente, «afable»significa el que se puede hablar con él, o el que es accesible al habla. Por extensión, «afabilidad» es la cualidad de quien es fácil de tratar, amable y cordial en la conversación.

Maravillas del lenguaje; en la descomposición de “afabilis” vemos como se señala” La capacidad de hablar” y en el significado etimológico se nos sirve en bandeja los matices que convierten una acción en una actitud, una disposición absolutamente necesaria para atravesar los días y disfrutar, que no padecer los encuentros.

Otra palabra digna de atención es cortesía, según la RAE; “Demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona”.

Y ya elevándonos al los cielos hay voces en la tierra que dicen:

La paz es posible,

 Prem Rawat. Maestro espiritual. Fundación La paz es posible.

La paz no es una utopía: es una vía humilde, hecha de gestos cotidianos, que entrelaza paciencia y valentía, escucha y acción”.

León XIV.  Papa de la Iglesia católica romana

Give Peace a Chance.

John Lennon. Musico, compositor y cantante

Pero sinceramente hoy no lo veo muy claro, puede que sea porque tengo el cerebro derretido de las olas de calor real y metafórico que vamos atravesando.

Hagamos lo que podamos, seamos afables y corteses en tiempos de bronca, por favor.

 

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