




Shamani Surendran nació en Malasia y, antes de mudarse al Reino Unido, residió en Australia durante varios años. Vive con su familia en Wimbledon y es una apasionada de la fotografía. Siempre le ha gustado hacer fotos, pero su pasión por la fotografía surgió en 2020, durante la pandemia, mientras daba paseos en solitario con su querido perro Flint.
Shamani ve la fotografía como una forma de capturar un momento único, que nunca se repetirá, diferente del tiempo anterior y diferente del tiempo futuro. Le permite plasmar visualmente sus observaciones en papel para que otros puedan interpretar lo que ella ha visto. A menudo resulta emocionante cuando alguien ve algo totalmente diferente al mirar el mismo sujeto —un rostro en un árbol, una forma en una sombra, una historia en un reflejo— y nos lleva a preguntarnos: «¿Qué es lo que realmente vemos ante nosotros?».
Su trabajo se ha expuesto en varias galerías de Estados Unidos y algunas de sus imágenes han aparecido en libros de fotografía de edición limitada. Su serie de aves «and there were more, there always are» (y había más, siempre las hay) ha sido preseleccionada para la Exposición Fotográfica Internacional de la Royal Photographic Society en enero de 2024.



«Mi última serie, El último canto de los pájaros, es una reflexión sobre el daño medioambiental narrada a través de tres motivos recurrentes: el pájaro, el árbol sin hojas y la hoja caída. A lo largo de esta serie de obras fotográficas, vuelvo a estos símbolos con una intensidad silenciosa, utilizándolos para preguntarme qué significa ser testigo del declive de la naturaleza y qué perdemos cuando la memoria sustituye a la presencia.
Cada imagen se estructura en torno a un árbol central austero, desnudo, negro y frágil. En sus bordes, un pájaro se posa o se marcha, con un papel incierto: centinela o superviviente. Esparcidas por el árbol hay imágenes impresas de hojas otoñales caídas, tomadas durante mis paseos. Esta repoblación del árbol con lo que ya ha caído, lo que ya ha muerto, es un gesto a la vez poético e inquietante. No se trata de paisajes románticos, sino más bien de lugares de reflexión.
La materialidad es crucial. Las obras están impresas en lienzo metálico para bellas artes, tensadas y montadas como pinturas tradicionales. La superficie tiene un matiz pictórico que refleja mi deseo de tender un puente entre el proceso fotográfico y una tradición más táctil. El resultado es un conjunto de obras que se inscribe en el canon de la pintura paisajística, pero que sigue siendo desafiantemente nómada en su género. Fotografía, collage, grabado, pintura: todos ellos están presentes aquí, sin que ninguno predomine.
Desde hace mucho tiempo me atraen las aves y los árboles. En esta serie, se convierten en algo más que símbolos. Son testigos. Son advertencias. Son recordatorios de lo que aún existe y de lo que pronto podría desaparecer. «The Last Bird Song» no ofrece respuestas, pero insiste en llamar la atención. En la necesidad de ver con claridad, antes de que ya no podamos ver nada», escribe Shamani Surendran en https://www.shamanisurendran.com.





El Museo de Wimbledon da la bienvenida al fotógrafo local Shamani Surendran como su primer «fotógrafo residente».

