Rosa Regás y Juan Benet
Tras sus biografías sobre Leopoldo Panero y Eduardo Haro Ibars, dos personajes que pueden considerarse como “malditos” y la de Rafael Sánchez Ferlosio un escritor “incógnito”, que no desconocido, J. Benito Fernández aborda en “El plural es una lata” la vida de Juan Benet (Madrid, 1927-1993) escritor e ingeniero, un personaje que a diferencia de sus otros biografiados alcanza la fama, o por lo menos el éxito tanto en lo literario como en lo profesional.
El personaje tiene mucho interés. En su vida se conjugan los dramas personales, las inquietudes políticas, una amplia actividad social y una vida amorosa diversa, con una intensa actividad como escritor e ingeniero con importantes responsabilidades en la realización de obras públicas.
En un poco más de quinientas páginas Benito Fernández escudriña y organiza los diferentes hilos sobre los cuales se desarrolla la vida de Benet: diarios, conversaciones informales, entrevistas formales, artículos de prensa, información empresarial, publicaciones profesionales, memorias de gente que le conoció, obras de ficción escritas por sus coetáneos, sin contar la producción literaria, que fue muy amplia y diversa: teatro, ensayo, artículos, novelas…

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No solo accedemos a la línea vital del biografiado sino también a una topografía significativa de las sucesivas y simultáneas vivencias de Benet, tanto por ocio o trabajo y un número significativo de lugares donde se relacionó con las personas más importantes que conoció en las diferentes fases de su vida. El resultado es un mapa preciso de las diferentes relaciones sociales, culturales, políticas y etílicas de Benet y donde vemos con claridad la posición social que ocupa en cada momento, o como diría el sociólogo Pierre Bourdieau, la tendencia natural del individuo para mejorar una determinada posición.
Nacido en 1927 de padre catalán y madre vasca, Benet se quedó huérfano en el verano de 1936 cuando su progenitor, un abogado republicano conservador que había aprovechado la reciente ley del divorcio para separarse de su esposa es detenido y conducido a la llamada “checa” de Fomento y posteriormente “paseado” por milicianos que le dan muerte en las cercanías del palacete de la Moncloa. Teresa, su madre, consigue refugio en la embajada de Finlandia y ser evacuada de Madrid en un periplo que la lleva con sus hijos Juan y Francisco a San Sebastián, en tanto que su hija Marisol sigue en Madrid refugiada en la embajada de Noruega con sus tíos. En San Sebastián Juan y Francisco inician estudios en el colegio marianista de Santa María.
Al final de la Guerra Civil española la familia se reencuentra en Madrid. La madre, mujer industriosa, mantiene a la familia con el sueldo que recibe con su trabajo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, los ingresos de un despacho de lotería y estanco, y algunos negocios de hostelería que abre con el dinero heredado de su madre.

Construcción de la presa del Porma en León (España) dirigida por Benet, zona en la que vivió cuatro años
Juan Benet opta por la ingeniería y en 1946 se matricula en la escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, una carrera exigente pero que disfruta en esos tiempos de un elevado prestigio social, casi una casta. En 1947 su hermano Paco colabora en la fuga de los entonces estudiantes y futuros intelectuales Manuel Lamana y Nicolás Sanchez Albornoz, detenidos por realizar pintadas antifranquistas en la Universidad. Exiliado en Francia, Paco Benet convivirá con la norteamericana Barbara Probst Salomon, que será durante muchos años un contacto relevante para los intelectuales antifranquistas españoles afincados o de paso por Nueva York, y que también estuvo implicada en la fuga, y donde Juan irá a visitarlos.
Junto a sus estudios, la lectura y la vida social ocupan buena parte del tiempo de Juan Benet. Se introduce en la tertulia de Pío Baroja, conoce al escritor Martín Santos, del que será amigo y mantendrá cierta rivalidad literaria, y frecuenta también a la intelectualidad madrileña por entonces de aire existencialista y que representa a lo más inquieto de la época: Sánchez Ferlosio, Martín Gaite, Alfonso Sastre, Eva Forest, Vidal Beneyto, Emilio Lledó, Josefina Aldecoa… Aunque también frecuentará otros ambientes intelectuales y políticos y será íntimo amigo de Dionisio Ridruejo, el intelectual y político socialdemócrata y antiguo dirigente falangista.
En 1955 se casa con su prima Nuria Jordana, con la que tuvo cuatro hijos. Benet, infiel y ausente a menudo por trabajo, no hizo feliz a su mujer. Los celos, las frustraciones de una vida insatisfactoria y una incipiente enfermedad mental la llevaron a intentar quitarse la vida y conseguirlo en 1974.

Juan Benet el día de su boda con su prima Nuria en 1955. Obsérvese en el centro al torero Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé
Benet no resulta una figura fácil de encasillar. Su obra literaria y sus opiniones provocadoras a veces le granjearon críticas. Su primera novela Volverás a Región y donde crea un territorio mítico que empleará en obras posteriores, la publicó en 1969. Hombre de amplias lecturas y conocimientos enciclopédicos, en su conversación reflejaba su vasta cultura y tenía una inteligencia capaz de conectar ideas de diversas disciplinas. También era conocido por su ironía y su tendencia a la crítica, lo que a veces le hacía parecer distante o incluso arrogante, lo que le valió muchos enemigos íntimos y menos amigos incondicionales.
La hiperactividad de Juan Benet era apabullante y de no haberse muerto a los sesenta y seis años de un tumor cerebral podemos imaginar hasta donde hubiese llegado en la vida cultural y política. Gracias a la forma cronológica de contarlo que tiene Benito Fernández, vemos como poco a poco se mueve desde la periferia profesional y literaria hasta convertirse en un elemento central de una intelectualidad que asiste y participa en la primera fila a la caída del régimen franquista y la democratización de España.
Hace escasos días ha fallecido la escritora Rosa Regás que fue una de las más largas relaciones extramatrimoniales de Benet. Los dos mantuvieron una alambicada situación desde 1969 y mantuvieron sus matrimonios largo tiempo. La complicada vida sentimental del biografiado, un hombre de éxito con las mujeres, aparece bien documentada, así como las de otras dos relaciones importantes como lo fueron la actriz Emma Cohen y la poeta Blanca Andreu, con la que se casará en 1985 y con la que tuvo distintas rupturas.
Una vida tan compleja, llena de quiebros y trazos distintos, caminos opuestos, e incontables acciones, exige una minuciosidad que Benito nos la proporciona con creces para no dar un paso en falso y caer en fáciles interpretaciones. No abundan los biógrafos en este país y menos de personajes contemporáneos. Al ver algunas reacciones que ha desatado esta biografía, se entiende mejor el por qué de la escasez de biógrafos y la abundancia de novelistas versados en las guerras carlistas y el mal de amores. Todo ello sin contar las dificultades de una empresa que habrá contado con todo tipo de obstáculos. Levantar una carta (preciosa la que escribe Benet a Blanca Andreu y que figura en el libro) de un amor escondido produce reacciones en cadena y sarpullidos que terminan en la prensa rosa si el o la protagonista son conocidos. Curiosamente, los odios en vida se transforman en loas una vez que alguien ha muerto. En esta biografía no hay loas ni odios. Está la vida real, documentada y no inventada de Juan Benet, escritor e ingeniero. ¿Para cuándo la siguiente biografía? No queremos esperar otros diez años.

Juan Benet en la Patagonia argentina
