El presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante su primera visita oficial a Corea del Norte en 2024 con su homólogo Kim Jong-un.
En “El regreso de las grandes potencias: Rusia, China y la próxima guerra mundial”, el periodista y analista geopolítico Jim Sciutto examina las ambiciones imperiales en el mundo moderno, mientras la democracia liberal y la estabilidad global liderada por Estados Unidos posterior a la Guerra Fría se desmorona. Una situación que ha favorecido el ascenso de los “emperadores” y los regímenes autoritarios con las mismas estrategias y aspiraciones territoriales de los últimos imperios del siglo XX. El libro de Sciutto es también una advertencia de que el mundo puede estar repitiendo los mismos errores que condujeron a la Primera Guerra Mundial.
Sciutto analiza los regímenes autocráticos de China, Rusia e Irán y sostiene que sus líderes han adoptado una visión revisionista y expansionista. Cada uno, a su manera, desea cambiar el orden actual, desafiar el dominio occidental y recuperar las esferas de influencia perdidas.
La política exterior del presidente ruso Vladimir Putin busca recuperar lo perdido con el colapso de la Unión Soviética en 1991. Putin se ve a sí mismo como el heredero de las tradiciones zarista y soviética del imperio ruso. La invasión de Ucrania en 2022, la anexión de Crimea en 2014 y las intervenciones militares en Siria y África reflejan la creencia de Putin de que Rusia tiene un área de influencia legítima que Occidente ha violado con la expansión de la OTAN hacia el este y la posible adhesión de Ucrania a la misma.

El diario ilustrado francés Le Petit Journal dedicó la portada de su número de 18 de octubre de 1908, a la crisis de los Balcanes. En la ilustración, el príncipe Fernando de Bulgaria sostiene sus flamantes atributos de zar al tiempo que desgarra el retal de su país del Imperio otomano mientras que Francisco José arranca Bosnia y Herzegovina para Austria-Hungría, ante la impotencia de un resignado sultán Abdul Hamid II. Fuente: Wikimedia Commons
Sciutto establece paralelismos entre el actual expansionismo de Rusia y el comportamiento de los imperios europeos anteriores a 1914. El rígido sistema de alianzas que llevó a las grandes potencias a la confrontación antes de la Primera Guerra Mundial, tiene bastantes parecidos con la situación geopolítica actual. Al igual que el imperio alemán, el austro-húngaro, el británico, francés y ruso fueron incapaces de reducir las tensiones en 1914, ahora Rusia, la OTAN, Estados Unidos y China han adoptado posturas cada vez más inflexibles que podrían conducir a un conflicto involuntario.
El liderazgo de China, especialmente bajo Xi Jinping, ha adoptado una perspectiva igualmente expansionista, basada en agravios históricos y en el deseo de reclamar lo que considera su legítimo lugar como potencia dominante del mundo y recuperar Taiwán. Sciutto explora cómo la iniciativa de la Ruta de la Seda china y sus reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional forman parte de una estrategia más amplia para alcanzar la primacía mundial. Las ambiciones de China se asemejan a las de Alemania bajo el káiser Guillermo II. Una potencia en ascenso decidida a desafiar el orden existente, modernizando su ejército y buscando un mayor control territorial y económico. El peligro es que el rígido nacionalismo y la agresiva política exterior de China podrían conducir a un error de cálculo estratégico similar al que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
El lado menos actual del libro es el que se refiere a Irán debido a que fue escrito antes del actual conflicto de Gaza, la postura de Israel con los palestinos y las tensiones con los iranís. Sin embargo, lo que resulta evidente es que Irán busca extender su influencia en todo Oriente Medio. Al igual que el imperio austrohúngaro y Rusia manipularon a Estados más pequeños y grupos étnicos en los Balcanes antes de la Primera Guerra Mundial, Irán busca controlar las poblaciones chiitas en toda la región para construir su propia esfera de influencia. Precisamente las crisis de los Balcanes de 1912 y 1913 fueron la causa del fracaso de la diplomacia en 1914.

Donald Trump y Elon Musk. 2024 Brandon Bell /AP
Las rivalidades económicas de la Europa anterior a la Primera Guerra Mundial se reflejan también en la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China, la militarización de la energía en el conflicto de Rusia con Occidente y la lucha por la supremacía tecnológica. Sciutto señala que el poder económico vuelve a estar directamente vinculado a la expansión militar, al igual que en los años previos a 1914.
En el período anterior a la Primera Guerra Mundial los viejos regímenes cayeron por el creciente nacionalismo y el aumento del autoritarismo. Hoy en día, la democracia está en retroceso en muchas partes del mundo, mientras que los autócratas consolidan el poder. Sciutto cree que este cambio aumenta la probabilidad de conflicto, ya que los controles y equilibrios democráticos se debilitan en favor de la toma de decisiones de un hombre fuerte.
En este sentido, la nueva presidencia norteamericana de Donald Trump, que tampoco aparece en el libro al ser posterior a su publicación, ha puesto en evidencia su intención de querer subirse al tren de los emperadores. Por eso quiere deshacerse de sus alianzas tradicionales, poner fin a la guerra de Ucrania al precio que sea, y dejar de pagar la defensa de países de la Unión Europea con superávit comerciales con Estados Unidos, tal vez el punto más razonable de su política exterior.
Trump cree que para llegar a un acuerdo con los otros dos imperios y reordenar el mundo es suficiente el poder militar y económico de Estados Unidos. Desde su perspectiva de antiguo inversor se puede conseguir como hace la gente interesada en un mismo espacio urbanizable. Tal vez Vladimir Putin y Xi Jinping se sienten en el despacho oval de la Casa Blanca con Trump y acepten jugar al Monopoly global con las mismas fichas e intenciones. En unos meses lo sabremos. Entretanto, ordena aranceles un día y los retira o rebaja al día siguiente en un juego arriesgado para la economía norteamericana.

