Antes de internet y las redes sociales, los famosos del mundo del espectáculo podían tener una vida pública con la pareja oficial y otra privada que poca gente conocía de verdad. Hoy día es imposible; son pocos los que escapan al control social de internet y los medios de comunicación. Incluso hay algunos famosos que fomentan su exposición al público porque de algún modo forma parte de su negocio, venderse y hacer de uno mismo una marca, un empeño para el que vale todo, desde un love affaire hasta un nacimiento para salir en los medios, ya sea una televisión, algún programa de chismes, un post o un tuit. Si el contenido es sexual, mucho mejor.

El actor Steve McQueen tuvo multitud de historias amorosas que no trascendieron al público ni fueron inmortalizadas por algún fotógrafo y en alguna de ellas pudo haber acabado asesinado, algo que no se supo hasta años después de fallecer por cáncer en 1980.

Su primera esposa fue una bailarina de origen filipino, llamada Neile Adams, madre de sus dos hijos y con la que tuvo una intensa historia de amor, aunque tenía en paralelo varias relaciones con otras mujeres.

 

John Dominis-Time & Life Pictures / Steve McQueen y su esposa, Neile, en Big Sur, 1963.

 

Al inicio de su matrimonio, McQueen era un actor desconocido mientras que su mujer era más famosa que él. Como apenas ganaba dinero, en las página de cotilleos de las revistas dedicadas a la industria del cine de Hollywood se comentaba que ella corría con sus gastos y  diversiones.

Cuando  Steve se casó con Neile en 1956, consiguió un pequeño papel en una película sobre una mala novela (homónima) de Harold Robbins, “No amarás a un extraño”, y cuya actriz principal era Lita Milan, una israelí que, años después, se convirtió en personaje habitual de la prensa del corazón española como pareja del torero Jaime OstosLita Trujillo.

Lita (del hebreo Lía) que pasó su juventud en Nueva York, fue primero corista y modelo publicitaria  y luego actriz, en plena época dorada de Hollywood. En la Gran Manzana conoció y terminó casándose con un hijo del dictador dominicano Leónidas Trujillo, Ramfis. Y por él abandonó tanto la publicidad como el cine , algo de lo que, hoy día, dice estar arrepentida, aunque estaba muy enamorada de su marido.

 

Lita Milán

 

Tras el asesinato del dictador dominicano y padre de Ramfis, la pareja se trasladó a Madrid, en la Moraleja. Ramfis murió conduciendo su Ferrari por un accidente que tuvo contra el Jaguar pilotado por Teresa Bertrán de Lis y Pidal, duquesa de Alburquerque. De viuda, Lita fue una protagonista de la jet set europea y vivió entre Madrid, Marbella y otros países europeos, junto a Ostos, del que fue pareja muchos años, para acabar arruinada.

Lita fue la primera de una larga serie de aventuras de McQueen llevadas con mayor o menor reserva, pues seguía casado con Neila y, al parecer, ella conocía estas infidelidades. La carrera cinematográfica de McQueen se afianzó hasta llegar a convertirse en uno de los actores más cotizados. Las aventuras extramatrimoniales del actor fueron innumerables con algunas de las actrices con las que trabajó (entre ellas, Jacqueline Bisset y Lee Remick), por no hablar de las innumerables starlettes con las que compartió cama.

Neile había dejado de trabajar y cuidaba a sus hijos, pero mantenía el tipo y sabía divertir a McQueen, quien, de hecho, no se separó de ella hasta que conoció a Ali MacGraw en el set de la película La huida y que se convirtió en su segunda esposa en 1973.

 

Steve McQueen y Ali Macgraw en el rodaje de «The Getaway

 

A un hombre como McQueen le gustaba salir de fiesta y era un asiduo del Whisky a Go Go, un club en el Sunset Strip en West Hollywood, donde conoció y se hizo amigo del peluquero de las estrellas Jay  Sebring. Este hombre salía con muchas actrices y  había conocido a la actriz Sharon Tate en ese local nocturno en 1964. Jay comenzó una relación con Sharon Tate y se fue a vivir con ella a una casa en Easton Drive en Benedict Canyon, que había sido del marido de la actriz de los años 30 Jean Harlow, cuyas fiestas eran muy recordadas.

Tate viajó a Londres en 1966 para trabajar en The Killers Fearless Vampire (El baile de los vampiros, en español) con el director Roman Polanski, con quien comenzó una relación. Sebring viajó a Londres y, muy en el estilo de aquella época, se hizo amigo de Polanski sin romper su amistad con Tate. Polanski dijo años después que Sebring era una persona muy solitaria y que los veía (a él y a Tate) como su familia e incluso los dos compartieron los favores sexuales de la joven estrella.

El 8 de agosto de 1969, Sebring se pasó por la casa de McQueen y le invitó a la fiesta que esa noche daba Sharon Tate en su casa. El actor aceptó, pero antes de salir recibió una llamada de una amante suya, a la que invitó a la fiesta. Pero ella le sugirió que tenía una idea mejor y “más divertida”. Aquella noche los seguidores del psicópata Charles  Manson asesinaron a todos los asistentes a la fiesta, incluidos Tate y Jay Sebring.

Cuando los asesinos fueron detenidos, la policía vio el nombre de McQueen en la lista de personas que debían matar. Resultó que alguien en la productora de McQueen había rechazado un guion de Manson y este había decidido vengarse. Aunque los adulterios son también el origen de muchos asesinatos, a veces salvan vidas.

 

Sharon Tate y Jay Sebring