París, 1942. Foto de André Zucca
El caso León Sadorski de Romain Slocombe (Malpaso, 2022) nos retrotrae a la época de la ocupación alemana de París durante la Segunda Guerra Mundial. La novela, muy bien traducida por Julia Escobar, tiene como protagonista a un inspector de policía, León Sadorski, que encabeza la sección dedicada a los “Asuntos judíos” dentro de los Renseignements généraux, el servicio de inteligencia de la Policía Nacional francesa. Esta sección existía antes de la Ocupación y siguió existiendo unos cuantos años después. La función de los RG es informar de todo lo que atañe a la seguridad del Estado. En la práctica es una policía política que fue disuelta en el 2008.
Sadorski es un policía eficaz, con sus vicios y corruptelas, tan anticomunista como antisemita. Ve con simpatía la Ocupación y el gobierno colaboracionista de Vichy. Un tipo razonable hasta cierto punto, pero que puede llegar a pisar el acelerador y convertirse en un malo peligroso. Pero en una ciudad repleta de gente de la misma ralea no llama la atención por eso.
Desde luego no es la primera novela negra que aprovecha el marco “nazi” para desarrollar una intriga criminal, un filón que el escritor escocés Philip Kerr, fallecido en 2018, empezó con éxito con las aventuras del comisario depurado de la policía de investigación criminal berlinesa, Bernie Gunther. Pero Léon Sadorski es el primero que expresas sus opiniones antisemitas que nos resultan algo chocantes en estos tiempos.

Una denuncia anónima contra un matrimonio judío
Tal vez por eso hay una advertencia al comienzo del libro en el que se afirma que “ni el autor ni el editor se identifican con las opiniones expresadas por el personaje principal de este libro. Pero son el reflejo de su época, y también pueden presagiar las que nos esperan. Porque “el vientre del que ha surgido la bestia inmunda sigue siendo fecundo”.
Avisado, estás lector. Pero tal vez radique en ello su éxito de ventas en Francia, ya que se habla de un compatriota que, al igual que tantos otros, colaboró con entusiasmo con el ocupante, lo que da una mayor verosimilitud al personaje, aparte de variar el discurso del heroico resistente antinazi.
Desde luego la novela no es una lección de historia. Sin embargo, puede ser útil para quien sabe poco o nada de la Colaboración. Por empezar que la persecución y redadas de judíos y resistentes fue obra de la policía francesa sin que tuviese un alemán detrás apuntándole con una pistola. Los alemanes no podían ocupar físicamente tantos países y se limitaban a “gestionar” los asuntos que les interesaban. Sólo cuando era imprescindible intervenían. Además, contaban con muchos colaboradores, siendo la mayoría no por cuestiones ideológicas y si pecunarias o de odio como lo revelan la ingente cantidad de denuncias anónimas sobre judíos o comunistas.
La novela se lee bien, flojea en la mitad y se recupera hacia el final. El autor, Robert Slocombe, autor, fotógrafo, cineasta e ilustrador, según nos informa el editor, le da un aire más moderno con crímenes sexuales y asuntos de drogas. Sin embargo, Slocombe inventa poco y como él mismo autor reconoce en la nota bibliográfica, entre otras fuentes, se nutre del informe de Louis Sadosky, jefe de brigada de los Renseignements généraux durante la Ocupación.

Ficha policial de Louis Sadosky tras ser detenido tras la liberación
Colaborador entusiasta y buen policía lo mismo que el Léon Sadorski de la novela, vivió la desagradable sorpresa de ser detenido y enviado a Berlín a la sede de la Gestapo en 1942 junto a otro comisario francés, para aclarar el papel jugado por un falso conde polaco, Stefan Olpinski que era agente de la Gestapo, pero también trabajaba para los franceses e ingleses.
Sadosky/Sadorski tuvieron la mala suerte de trabajar antes de la guerra en la sección delos RG dedicada a los extranjeros procedentes del este. El falso conde polaco, personaje turbio muy de la época, fue confidente suyo y la Gestapo deseaba saber del triple juego del polaco. Sadosky/Sadorski fue bien tratado y regresó pronto a París donde escribió un informe para sus superiores de lo que había vivido. En la novela, es maltratado y asistimos a las inevitables sesiones de torturas gestapistas hacia otros presos.
En cualquier caso, el personaje de ficción está bien traído y mejor llevado entra tratos y corruptelas por una ciudad donde todo es posible. El caso Léon Sadorski, sin lirismos ni florituras, es la otra cara de las novelas de Patrick Modiano. Nada es evanescente y todo es negro. Ni siquiera hay héroes. Llegarán el día después de la liberación. Pero en el París de 1942 todavía falta para que se anuncie el desembarco de Normandía.