Esta novela nos habla del descontento amoroso pero no desde la sentimentalidad, sino desde todo lo que conlleva el  amor. Sin entrar en el terreno del ensayo y manteniéndose en el de la novela, Isaac Rosa (Sevilla, 1974) que ha escrito una serie de  buenas novelas de contenido social, como ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!, sobre la  memoria histórica, o acerca del trabajo La mano invisible,se aventura sobre este resbaladizo asunto con Feliz final, una historia de amor y desamor que empieza con la primera persona del  plural: “Nosotros íbamos a envejecer juntos…”.

Pero resulta que estamos en un piso vacío, el mudo testigo del final de la historia entre Ángeles y Antonio, una pareja casada que Isaac Rosa nos lleva a conocer desde el final hasta el inicio de  su enamoramiento en un viaje al revés que llega hasta la primera mirada inicial. Leemos y vemos un caleidoscopio de promesas y sueños compartidos que han terminado siendo evanescentes. ¿Qué ha sucedido? Nada que no se sepa o pase a muchas parejas y que tal vez sólo sea la incapacidad de hacer frente al tópico, la rutina, el ecosistema que nos rodea y las dificultades materiales. 

El sentimiento inicial toma otras formas porque la situación no es igual a la del comienzo en un tobogán que contempla subidas y bajadas, rutinas familiares y de amigos, compromisos incumplidos y deslealtades… El amor siempre nos sube antes de bajarnos porque lo complicado es pasar de lo que parece único a lo normal, sin perder esa unicidad. La mayoría de las parejas pasan a otros estadios que suele ser una  manera tramposa de seguir creciendo, como pueden ser los  hijos, y que no es el caso de esta novela cuyos protagonistas son un escritor y una profesora alrededor de los cuarenta que viven en la España de lo precario laboral, las protestas y la crisis política.

Isaac Rosa

Mas que un retrato generacional, aunque algo de eso hay, lo que nos interesa es la incapacidad para enfrentarse con éxito a tópicos manidos que siguen dominando el “mercado” de los afectos. Incluso cuando los protagonistas por estar Ideológicamente escorados a la  izquierda, (él ha trabajado durante una época en un periódico de izquierdas) no aspiran tanto a construir una relación “conservadora” como lograr un espacio de resistencia frente a lo de fuera. Lo que nos rodea siempre es hostil porque pretende convertirte en lo que no deseas ser. 

Esa incapacidad por articular una alternativa válida a lo de fuera, Isaac Rosa sabe contarla literariamente mediante una confesión bien expresada, en donde el monólogo de los protagonistas se dirige a un interlocutor desconocido para explicarse y saber qué ocurrió y si es posible la resurrección. Hablan de su vida, conversan  con amigos y lo que empieza conjuntamente, esa primera persona del plural, se separa incluso formalmente en esta novela de alto contenido emocional, pues siguen hablando cada uno en la misma página dividida en dos columnas paralelas como si también lo primero que se pierde en una pareja fallida es la comunicación. Por eso cada uno intenta imponer su narración, la culpabilidad, y el por qué. 

Sabemos contar las causas de una amor fracasado pero no somos capaces de generar una teoría y mucho menos una práctica alternativa al amor institución, una vez que el amor romántico quedó atrás y el tiempo histórico y personal dificulta el compromiso. Ángeles y Antonio no sabe ni pueden  poner  remedio y caen donde tantos otros han caído,  pese a las buenas intenciones. El amor no es una cámara acorazada que nos aisla y protege del exterior. Pero ya hemos dicho que este libro no es un  ensayo sino una novela muy bien contada sobre una enfermedad tan corriente como la gripe y que se llama desamor.