Luis Martínez Pedro. Aguas territoriales nº5, 1962

El próximo miércoles, 20 de abril, se inaugura la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que, además de ser la mayor del mundo de habla hispana, precede en el tiempo a la de Madrid, Guadalajara, Liber… y que coincide con la designación de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011. http://www.el-libro.org.ar/internacional/general/
Con este motivo, hemos decidido entrevistar a cuatro autores (tres argentinos: Santiago Ocampos, Sergio Fombona, Juan Pablo Gochez y una colombiana, Camila Bardamalo García) que representan distintos estilos, cultivan diferentes géneros (novela, cuentos, poesía e historieta) y tienen variadas influencias. Todos ellos han publicado algún que otro libro que incluso se presenta en esta edición de la Feria de Buenos Aires. Nosotros creemos que tienen un largo recorrido y por eso alguno ya ha aparecido en las páginas de Libros, nocturnidad y alevosía. Nuestros lectores saben que nos gusta averiguar lo que hay al otro lado de la colina, como dijo el duque de Wellington y recogió John Wilson Croker en su Correspondencia y Diario. Para entretenerse durante un largo viaje, el vencedor de Napoleón en la batalla de Waterloo y Croker jugaron en adivinar qué pueblo o ciudad se encontraba detrás de las diferentes colinas que iban encontrando en su camino. Croker le preguntó a Wellington por qué seimpre acertaba. “No le extrañe -le respondió-; me he pasado la vida intentando averiguar lo que había al otro lado de la colina”. Nosotros sabemos que en todos estos casos hay, cuanto menos, talento y trabajo. 
(M.L.)
  El enamorado de Plata (Vol.1) será presentado el próximo 8 de mayo en la Feria del Libro de Buenos Aires, representando al Stand de la Provincia de Río Negro. Su autor, Santiago Ocampos (1982), empezó a trabajar como columnista del diario Tiempo Cipoleño a los 15 años (1997). Dos años más tarde publicó sus libros de poemas El Eclipse voraz de una tragedia encantada y Librando nacimientos. Ha obtenido diversos premios y actualmente cursa el último año de la carrera de Técnico en Comunicación Social. Pertenece al Círculo de Escritores del Comahue, de Cipolletti, Río Negro.
  
Santiago Ocampos

P.- ¿Qué tiene este libro en especial que lo diferencia de los otros dos anteriores?
R.- El Enamorado de Plata tiene más trabajo y más conciencia del oficio de escritor. Aquellos primeros libros los hice a los 18 y 19 años bajo una especie de inspiración propia de la edad. En cambio este último es el trabajo de casi tres años en el Diario Cipolletti, por eso es fruto de una selección. Lo bueno es seguir creciendo y saber que hoy se puede seguir escribiendo mejor. Soy muy autocrítico de mi propia obra y muy obsesivo a la hora de corregir. La poesía también requiere pico y pala.
P.- ¿Cómo fue la elección del titulo y por qué?
R.- En verdad es el título de uno de los trabajos poéticos que de alguna forma sintetizaba mi idea a la hora de reunir la selección de los trabajos. Me gusta el hecho de combinar la historia con la literatura, creo que el hombre que busca en el lenguaje relatar algo, de alguna forma, está haciendo historia. No por lo que cuenta sino porque producir lenguaje y reunir, y convocar a otros al lado del fuego, genera y refleja la capacidad del hombre de construir los hechos que la ciencia histórica luego calificará como tales. La literatura y la historia comparten la capacidad de construir hechos a partir del lenguaje. La primera por la intuición y la Fe y la segunda por las evidencias.
P.- ¿Cuál fue la temática del mismo?
R.- La temática es variada, desde hechos históricos como la Conquista de América hasta un comentario sobre el libro de García Márquez «Memorias de mis putas tristes». Todos ellos narrados por medio de la prosa poética. Sin olvidar de alguna forma y como un retazo de sus vidas a grandes poetas como Rubén Darío. Creo en las raíces americanas y su impronta española, es una búsqueda de nuestra propia identidad americana. Es algo así como «Un viaje a la semilla» de Alejo Carpentier. Soy un enamorado de la lengua que heredamos, el español. Amo este idioma con el que describo mis sueños y doy mi amor.
P.- ¿Cómo fue este proyecto?
R.- Cómo decía al principio, este libro fue concebido durante tres años. Cada semana publicaba una columna poéticamente literaria donde trataba de poner en claro mis ideas y de alguna forma mi crítica social. Fue un trabajo arduo, recuerdo semanas en las que no me salía nada y aprendí a escribir, a madurar el oficio, a no teñirlo de espontaneidad, esperando un ángel bendito. Creo firmemente que escritor se nace y se hace como también se hace y se nace. Ese proyecto me enseñó a ser escritor. Creo que por eso estuve casi otros tres años sin escribir.
Joaquín Torres-garcía. Estructura en blanco y negro. 1938

P.- ¿Podrías contarme como fueron tus inicios con las letras?
R.- Mi amor con los libros nació a la par de mi desarrollo edípico, jajajaja. Desde chico siempre tuve libros y estímulos intelectuales. Mi hermana me leía mucho, mi mamá también. A los 8 años tenía casi 3 horas diarias de lectura, nunca pude volver a recuperar ese ritmo, pero sí escribía cuentos desde esa edad. La literatura me hizo viajar a la luna, ser superman, ser todo lo que podía querer cuando era chico. La curiosidad y el deseo de aprender siempre están presentes en mi vida.
P.- ¿Podrías contarme de tu experiencia del diario en el que trabajabas en Cipolletti desde muy joven?
R.- Trabajé en dos diarios. El primer diario fue Tiempo Cipoleño desde los 15 a los 17 años. Escribía notas deportivas, muy interesantes, fui nombrado revelación del periodismo. Luego desde los 21 a los 24 escribí en el Diario Cipolletti, que era más que nada un semanario porque salía una vez por semana. Herman Avoscan de Tiempo Cipoleño me enseñó a escribir y a ordenar mis trabajos, fue de alguna forma un maestro del oficio del periodismo. Del Diario Cipolletti, recuerdo a Gabriela y Jorge como impulsores de mi literatura y que me dieron todo el apoyo para publicar sin miramientos, sin prejuicios.
P.- ¿Después de eso que vino?
R.- Después del Diario Cipolletti, me dediqué a leer y a estudiar religión. Reconocí la existencia de Dios a través del amor de mi mujer Claudia y tomé mi Primera Comunión, soy católico. Estos hechos que me posibilitaron el conocimiento de la fe me permitieron madurar mi escritura y reconocer en ella un camino a la belleza. La belleza nos permite trascender, ver la vida humana con esperanza y aprender a reconocer el sufrimiento, no ser indiferentes, sino aprender a superarlo, a no hacerlo un estigma. Para el escritor la belleza es la esencia de las palabras, cada vez que emprendemos la búsqueda de la palabra, estamos acariciando la profundidad de su belleza, de su sonido. La palabra es una oruga, la palabra poética la vuelve mariposa.
P.- ¿También perteneces a otras instituciones relacionadas con las letras?
R.- En este momento estoy colaborando con el Círculo de Escritores del Comahue de Cipolletti. Es una adherencia a distancia. Ellos me consultan sobre diversos textos porque se está evaluando la posibilidad de hacer una revista y me han propuesto ser el secretario de redacción. También tengo muchos amigos que escriben bien y les auguro un gran futuro en las letras. Nos juntaremos en la Feria del Libro el día 8 de mayo.
Santiago Ocampos

P.- ¿Qué te trajo a Buenos Aires? Porque naciste en Cipolleti, ¿no? ¿Qué extrañas de tu pueblo? Qué quedaste allí para alcanzar tus metas?
R.- Me trajo a Buenos Aires estudiar Letras. Después de algunas idas y vueltas me vine a la gran ciudad del pago chico. Allá no abundan las oportunidades para estudiar que existen en Buenos Aires. Extraño la paz, la no existencia de piquetes, la sensación de inseguridad más baja, las siestas en silencio, el tiempo que no vuela. Los afectos familiares.
P.- ¿Qué proyectos hay para este año?
R.- Este año, en la Feria del Libro, voy a representar a la Provincia de Río Negro el día 8 de mayo. Después, terminar de cursar 3 año en el ICES. Proyectos no tengo nada concreto.
P.- ¿Santiago, que consejo tenés para aquellos que desean empezar a escribir?
R.- Retomo las palabras de García Márquez, en estos tiempos de Internet nadie se detiene a aprender a escribir mejor. Eso les diría, que cada texto tenga su tiempo, cada publicación tenga un espacio de tiempo para leerlo y releerlo una y otra vez. Que no se publique apresuradamente, que se den tiempo para reflexionar y sobre todo para leer. El que no lee no crece, es el alimento de la luz del escritor.
P.- ¿A que escritores admiras?
R.- Creo que hay épocas de enamoramiento. En la adolescencia Vargas Llosa, Cortázar. Luego conocí otros autores como Pérez Galdós, Machado, Becquer. En poesía el que siempre leo y releo y no dejo de maravillarme es García Lorca. Y, entre otros, Carlos Fuentes, Héctor Tizón, Onetti, Hemingway, Neruda, Machado de Assis, Saramago, Dostoievsky. Arthur Miller, Albert Camus, Francoise Mauriac, Thoman Mann, Homero, Cervantes, Góngora, Garcilaso. Podría nombrarte muchos, pero cada uno de ellos y muchos más que ahora no recuerdo me arrebataron tardes enteras de la vida, y de muchos de ellos tomé algo prestado.
P.- ¿Para escribir la inspiración llega sin avisar o escribes y todo va saliendo de a poco?
R.- Escribo con oficio, uno se sienta a escribir y si sale, sale, si hay obligación como en el periodismo, me preparo un té, un alfajor y a rumiar la maquina que algo sale. Lo bueno es que algo sale, siempre hay algo que escribir, algo que aportar. Cuando escribo crítica, tengo que hacer de cuenta que me siento en la butaca de un teatro y me dispongo a ver una obra. Creo en el tópico de Calderón de la Barca y de Shakespeare sobre el teatro del mundo en el que el carácter representativo de la vida y del mundo pueden ser entendidos como escenarios dramáticos. Una obra literaria de alguna forma es una disposición escenográfica en el que hombres y mujeres interactúan y construyen sus vidas a partir del lenguaje.

P.- ¿Qué esperas de los lectores? ¿Cuál es tu ambición?
R.- He aprendido que el primer lector debe ser uno mismo y la ambición debe ser superarse. Creo que no traicionándose uno mismo no traiciona a los lectores. Ellos son personas invisibles que de alguna forma u otra pueden llegar a personificarse con un comentario o una apreciación. Pero ellos son parte esencial de la novela, dan sentido a lo que uno escribe por medio de sus subjetividades, de alguna forma también son protagonistas y construyen el sentido de mis trabajos literarios y sus interpretaciones son tan válidas como las mías. Ambiciones no tengo. Sí bogo y mucho por un periodismo que eduque, que construya, que prepare a los lectores para que al igual que el escritor también crezcan. La literatura al igual que la filosofía, no esconde su objetivo, más allá del placer estético, de enseñar a vivir, y ponernos delante del espejo con nuestras fortalezas, nuestras debilidades.
P.- Alguna anécdota que quieras compartir para los lectores de Latinoamérica, que hayas tenido con algún colega, algo que te haya marcado en tu carrera?
R.- Son muchas cosas, pero recuerdo recientemente estar en contacto con John Carlin, el escritor y periodista que escribió Factor Humano, la historia de Mandela, quién me felicitó por la crítica que le realicé a unos de sus libros. Recuerdo cosas lindas como el día que la Municipalidad de Cipolletti me otorgó un diploma por el trabajo social que hice en la comunidad. Recuerdo el grupo juvenil de escritura de Cipolletti, recuerdo encuentros de escritores, mi primera feria del libro en Buenos Aires con sólo 18 años.
P.- ¿Como ves a los nuevos poetas de Cipolleti?
R.- Estoy un poco lejos para seguirlos, los leo podríamos decir por eco. A pesar de ser una ciudad de 90 mil habitantes tiene cuatro grupos de escritores, lo cual habla muy bien de la producción literaria de la zona. Sería muy injusto si nombrara a alguien. Esas personas ya saben lo que pienso de ellas. Pero sí veo mucho entusiasmo y muchas ganas por crecer y progresar. Aunque nuevo es un término ambiguo, se puede escribir a los 60, ser bueno y nuevo. Los escritores no se forman por lo que escriben sino por lo que leen y cuando leo noto enseguida quién lee o no. Si el escritor no lee juega al fútbol con una pelota de handball.

El Enamorado de Plata (Vol.1)
El Serafo de Plata Ella no aprende. No quiere salir a jugar. No quiere jugar a crear. No se esmera en el abrazo. Ella tiene los ojos tibios como la leche. Ella ata los sueños en un ramo de rosas. Y suelta el paso. Y se estremece toda en la ternura, en la cálida paciencia de una noche de insomnio. Juega a no ver. Y brota de su alma otra ternura nueva. Se sostiene de ella misma. No vende poesías al mejor postor: las regala. Las trae a la hora de la siesta cuando no hay nadie. Se mete por la ventana mientras el sol tropieza en los cristales. Se sacude el frío y me deja el perfume. Lo nuevo entre la madeja de ropas. Me despereza el silencio que borra las distancias entre los extremos del mapa. Me deja acobardado frente a la palabra. Me deja y camino por la peatonal de las estrellas que abren la piel, el deseo.
Y entonces, por esa peatonal, camina con los pies de la poesía, el enamorado de plata porque es un hombre. Un hombre que camina, que busca la identidad, tu deseo, tu voz invisible, la poesía nueva, contemplada, en la fantasía de los unicornios verdaderos el enamorado de plata busca.
El tiempo constituye en la obra un mero accidente. El tiempo es anulado por el vértigo de la palabra, de los siglos. El enamorado de plata sabe que los territorios de la poesía no tienen lazos temporales. Porque la poesía no tiene teoría posible. No es un nivel lingüístico. La poesía es una marejada desnuda sobre las playas fértiles de la noche.
El enamorado de plata es la historia de un sueño construido con el olor salado del mar, es el diario de viaje de otro hombre que lo escribe, es un poeta genovés, es una llovizna sobre la ciudad a las tres de la tarde, es la crónica de la tradición literaria de España, es el crepúsculo de una poesía joven, es el lenguaje sin papel de regalo, es el corazón más tierno posible del Alto Paraná, es el trópico de Rubén Darío, es el silencio de las estrellas sobre el cielo de la Patagonia, es el enamorado de plata un hombre vivo, pleno, rozando los pliegues de una hoja de otoño, es el libro la historia de un hombre cayendo a tus manos por la peatonal de las estrellas para que tu boca lo nombre, al borde de la extenuación: poeta, para que tu piel lo nombre, en la intimidad de la dulzura: poeta.