Este libro comienza en 1941 con el viaje en tren de España a Alemania que realizaron los voluntarios enrolados en la División Azul, la unidad que combatió con el ejército alemán en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial, y termina con el regreso en avión, casi un año después, de su autor, Dionisio Ridruejo. Un viaje de ida y vuelta que mas allá de cierto simbolismo, pues de algún modo ese conflicto representó también el comienzo del fin del ferrocarril como sistema de transporte mayoritario frente al avión, el Ridruejo que vuelve no es el mismo del comienzo. En Rusia se ha producido una transformación que dará paso, en los años siguientes, a una metamorfosis que le conducirá desde el falangismo (léase fascismo) más revolucionario a la oposición al régimen de Franco, primero, y la socialdemocracia después. Otro viaje, sólo que esta vez más confuso y tardío, aunque regado de destierros, sinsabores y represalias gubernamentales.
De aquellos trenes iniciales, la División emprenderá una marcha a pie que la conducirá desde Alemania hasta el frente en un recorrido en el que emplea más de un mes para atravesar Polonia, Lituania, Bielorrusia y Rusia. Un largo caminar hasta el ansiado combate, la fragua de muchas esperanzas para quien, siendo dirigente falangista, no había empuñado el fusil en la guerra civil española debido a que su labor fue la de dirigir la propaganda. Es el suyo un recorrido no tanto hacia el fin de la noche, como a un amanecer donde lo oscuro y la niebla aún dominan sobre la claridad.
Ridruejo, buen poeta y escritor, nos cuenta a modo de diario sus impresiones. La política cede el paso a un humanismo que abraza la condición humana por el lado más cercano. El resultado es un excelente libro de memorias que figura entre los mejores de los se han escrito sobre un frente que se caracterizó por su dureza.
Sin embargo, mas que lo bélico, aunque no falta la sangre y la lucha, a veces heroica, es una obra de una gran calidad literaria, con un rico anecdotario y buenas descripciones de las poblaciones con los que se mezclan estos divisionarios fieles a la picaresca española, y que hacen de su capote un sayo de aventuras y tráficos de todo tipo. Como todo buen libro de viajes, los cuadernos son también un pequeño tratado de antropología sobre un mundo que vive sus últimos momentos antes de ser engullido por el huracán de la guerra total.
Los tres mosqueteros, Ridruejo y su dos amigos, el gordo Agustín Aznar y el joven Enrique Sotomayor, que morirá allí, protagonizan los más distintos sucesos, ya sean guerreros como ociosos y que acompañan toda vida de milicia. De la mano de Ridruejo entramos en las chabolas de los oficiales, las isbas de los campesinos rusos que son capaces de abandonarse a sus placeres delante de sus huéspedes y las ciudades de la retaguardia, incluido Berlín. Ridruejo recalará allí una temporada para reponerse de su mal estado de salud y protagonizará la historia de amor de todo soldado convaleciente.
Entre medias, encontramos la simpatía que le produce a Ridruejo el pueblo ruso, en sus distintas variantes, ya sea la del prisionero, el campesino o el combatiente, o los paisajes yermos de cielos abiertos y nubes empujadas por el viento gélido del invierno ruso, lo mismo que tantos soldados y civiles se agitan por la geografía europea para alimentar la maquinaria bélica, siempre necesitada de sacrificios humanos cual Dios antiguo y cruel. Un gran libro. Para amantes de los viajes y el conocimiento, ¿pues que no es una guerra sino un largo camino hacia lo peor y mejor de uno mismo?
Cuadernos de
Rusia Diario
1941-1942
Rusia Diario
1941-1942
Dionisio
Ridruejo
Ridruejo
Introducción, edición y notas de Xosé M. Núñez
Seixas
Seixas
Prólogo de Jordi Gracia
Fórcola ediciones, Madrid, 2013
Colección Siglo XX dirigida por Fernando Castillo Cáceres
Páginas: 443