El caso del escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, Honduras, 1957) podría servir de paradigma de lo que sucede en algunos países de Latinoamérica cuando la obra de un escritor, como en este caso, o la de un periodista, como en este caso, se muestra crítico con la versión oficial de las instituciones de una nación. Pero también podría servir de ejemplo de cómo muchas veces es preterida, cuando no ignorada, la obra de un autor, por muy excelente que sea, cuando esa obra es publicada por editoriales que no poseen el poder de distribución y promoción de los grandes grupos.

Horacio Castellanos publicó una novela, La diabla en el espejo, en el 2000, quedando finalista del Premio Rómulo Gallegos en 2001 y que en España fue publicada por una editorial de gusto exquisito en el diseño, la presentación de las cubiertas y el catálogo de autores, Linteo, una casa radicada en Orense y que desde allí, cuna de Blanco Amor, de Vicente Risco, cuna de la Generación Nós, de Eugenio Montes, de José Ángel Valente, desde esa ciudad ilustrada y dada un poco de lado, publicaba una novela de comprobada calidad pero que fue también ignorada, dada de lado.

Veinte años después, para algunas cosas sí son muchos, Literatura Random House, uno de los grandes grupos editoriales, junto con Planeta, en español que lleva publicando a Castellanos desde hace tiempo, ha decidido dar a conocer esta obra de su autor, ha publicado este otoño La diabla en el espejo, teniendo intención de editar el año que viene su nueva novela El hombre amansado, así como el libro de ensayos Danton: correspondencia clandestina y otros ensayos, una muestra representativa de un autor con una obra narrativa de considerable calidad, como Moroga, publicada en 2018 y los Cuadernos de Tokio y Cuadernos de Iowa, suerte de diarios enmarcados en un libro de memorias publicado en 2019, Envejece un perro tras los cristales.

 

Horacio Castellanos Moya

 

Horacio Castellanos es salvadoreño aunque nació en Tegucigalpa, su madre era hondureña, y realizó estudios secundarios con los maristas para después trasladarse a la Universidad York en la ciudad canadiense de Toronto y pasar luego por la de Costa Rica y México, país en que comenzó su carrera como periodista. En El Salvador hay una guerra civil y Castellanos ingresa en la Agencia Salvadoreña de Prensa en México D.F., aunque luego trabajara en diarios de este país como Día y Excelsior. De esa época, 1988, data su primera novela, La diáspora. Luego, ya en el 92, regresa a su país y allí publica una narración que le traerá consecuencias notables en su vida, hasta el punto de hacer de él un personaje errante: El asco:Thomas Bernhard en El Salvador, tan crítica con ciertas realidades de la vida y política salvadoreña, incidiendo especialmente en la corrupción, que su madre llegó a recibir amenazas de muerte. Horacio Castellanos, entonces, decide venirse a vivir a España, coincidiendo con la publicación de La diabla en el espejo, pero al año siguiente le vemos de nuevo en México, donde pasa una temporada, trasladándose a Frankfurt, luego a Tokio y después a Iowa, donde ahora imparte clases en su Universidad y es columnista de la revista Sampsonia Way Magazine, consecuencia de lo cual son los ya citados Cuadernos de Tokio y Cuadernos de Iowa.

En la entrevista realizada para Cuadernos Hispanoamericanos en septiembre de 2019 realizada pro Christian Crusat, se califica a la obra de Castellanos de”literatura de la violencia”, lo que, bien entendido, es cierto si uno se atiene a lo que tiene de crónica y, a la vez, de esfuerzo de dilucidación. En esa misma entrevista Castellanos señala ciertas realidades para entender la complejidad de su país “ Hay un aspecto de mi país, un primer nivel de significado para entenderlo, que es el profundo desprecio hacia el poeta, hacia el escritor, el intelectual, por parte de la élite política salvadoreña, en este caso la élite de izquierda. Es significativo que los dos gobiernos de izquierda en la historia salvadoreña, la ex-guerrilla del Frente Marabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) gobernó de 2009 a 2019, no hicieron ningún esfuerzo para la aclaración del asesinato de Dalton… otro aspecto de mi país es el de la impunidad…nadie ha pagado nada por el asesinato de Dalton ni por el de monseñor Romero”

Esa impunidad, que oculta una profunda corrupción que afecta a todos los estamentos del país, es el fondo dibujado del asesinato de Olga María en La diabla en el espejo, en presencia de sus hijos pequeños y en su casa. Una amiga de ella, indignada por el modo en que se llevó a cabo el asesinato y la supuesta incompetencia de la policía, intenta resolver el crimen. Todo el proceso, que nos dará a conocer los avatares de la vida de Olga María, mujer de tacha sin par y reputación de honestidad a toda prueba, es el monólogo mismo de esa amiga que en esta especie de nouvelle nos hace un recorrido por la intimidad de la sociedad salvadoreña. Terrible monólogo lleno de violencia pero,a la vez, de ternura y de humor, que es lo que nos redime de la crueldad y del horror. A notar el estilo que emplea Castellanos en esta novela otorgando una voz propia de un personaje de telenovela a la amiga.

 

 

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