
Friedrich Seidenstücker. Autorretrato
Friedrich Seidenstücker (1882-1966) es el flâneur entre los fotógrafos berlineses. Con 22 años, ingeniero mecánico de formación, llegó a la capital alemana, donde trabajó como constructor de aviones en Zeppelin AG, en Potsdam, durante la Primera Guerra Mundial. Cultivó su ojo para el detalle también en otro aspecto, como cronista preciso con la cámara. A los 32 años inició otros estudios de escultura, pero siempre volvía a su otra pasión, la fotografía, que finalmente convirtió en profesión en 1930 al firmar un contrato con la editorial Ullstein. A partir de entonces, trabajó para revistas como Der Querschnitt (El perfil), Illustrierte Zeitung (Periódico ilustrado), UHU, Die Neue Linie (La nueva línea), Die Dame (La dama) y Die Woche (El semanario). Sobre todo, Seidenstücker se hizo famoso por su conocimiento de la vida cotidiana, las imágenes del zoo berlinés y las fotografías de desnudos. Lo que más le interesaba era lo no espectacular, el encanto de la segunda mirada.
Fue el cronista más importantes de la vida cotidiana en Berlín durante la República de Weimar. Sus atmosféricas fotografías, tomadas en su mayoría durante sus paseos por la ciudad, narran acontecimientos y sucesos aparentemente fortuitos: la diversión de los domingos y el trabajo cotidiano, los niños jugando en la calle y lo que ocurre en las estaciones de tren y en el zoo. Seidenstücker muestra -a menudo desde una perspectiva humorística- a la gente y la vida en la metrópoli. Al mismo tiempo, sus fotografías hacen visibles las penurias de la existencia en la gran ciudad y, en segundo plano, dejan traslucir una y otra vez los contrastes de la realidad social en los años de entreguerras.
El arte del momento
Salvo contadas excepciones, el «Momentknipser» (captador del momento), como él mismo se llamaba, encontraba sus motivos en la calle. Como metáforas visuales, sus famosas fotografías de «Pfützenspringerinnen» (saltadoras de charcos) representan la modernidad metropolitana y la vida urbana. Con una cámara portátil y un objetivo sensible a la luz, documentó instintivamente muchas otras escenas y figuras -incluidos pequeños comerciantes como porteros, cocheros y vendedores ambulantes, así como niñeras, trabajadores de la recogida de basuras y vendedores de periódicos- en sus actividades cotidianas, pero también mientras esperaban o descansaban.
Seidenstücker se caracterizaba así y se proponía acompañar a sus modelos a la playa de Wannsee o a ver los cerezos en flor en Werder. Sin embargo, su lugar favorito era el Jardín Zoológico de Berlín. En sus fotografías no sólo se aprecia el entusiasmo de los visitantes del zoo, sino que en ocasiones el observador y el observado parecen invertir sus papeles: ¿Los animales también se interesan por las personas?
Las fotografías de Seidenstücker de los años 20 a 40 son imágenes de la vida cotidiana, fotografía callejera temprana que documenta a las personas en el tejido social de la metrópolis moderna con una mirada atenta y una aguda intuición. Con un brillo en los ojos, creó imágenes que nos dan hoy una idea de las penurias y afanes, pero también de los anhelos, las pequeñas diversiones y los placeres de la vida en la ciudad. (Nota de prensa del Museo Käthe Kollwitz traducido del inglés).