La fotógrafa Beatriz García Infante nos trae estas magníficas imágenes de los corales cubanos, esos jardines sumergidos que se hallan en los arrecifes de Cuba y de los que se suele desconocer su importancia para el medio ambiente marino. La palabra coral viene del latín corallium que significa “piedrita”. Con el término coral identificamos a esas “piedras curiosas” a que se referían los naturalistas del siglo XVI, los cuales coincidían en ubicarlos en el Reino vegetal. A principios del siglo XVII el biólogo francés Peyssonel los definió como animales cercanos a las anémonas al observar que respondían con movimientos a ciertos estímulos como cambios de luz o movimientos fuertes del agua. Los corales blancos, también llamados popularmente corales pétreos por la apariencia de piedra son conocidos científicamente como escleractínios. Es el grupo más abundante dentro de los cnidarios con más de 6.000 especies, todas marinas que se pueden encontrar desde zonas muy bajas hasta los 5.000 metros de profundidad. Los corales son el sostén principal de los arrecifes que bordean la isla de Cuba. Numerosas especies, subespecies y formas se combinan armoniosamente para construir una de las más hermosas estructuras naturales del mundo que a su vez sirve de casa y alacena a las innumerables especies de animales y vegetales que viven en las costas tropicales.

Cuba tiene el privilegio de estar situada geográficamente en una posición que favorece el crecimiento y desarrollo de estos ecosistemas comparables solamente en la Tierra con las exuberantes selvas tropicales. Los corales y los Arrecifes Coralinos de todo el Planeta necesitan protección pero es difícil proteger lo que no se conoce. A menudo nos encontramos unas piedras pequeñas, blancas, pulidas y ornamentadas que el mar trae hasta las orillas de nuestras playas y no nos imaginamos que una vez formaron parte de un gran edificio submarino habitado por numerosas criaturas.

Los corales tienen importantes y numerosas funciones en el ecosistema: Dan refugio, sustrato y proveen de alimento a innumerables especies costeras que viven en los arrecifes. Son una importante fuente productora de la arena que alimenta nuestras playas. Son bioindicadores de los cambios ambientales en el tiempo y se pueden utilizar para determinar el estado de conservación de una zona, gracias a que son organismos longevos, de crecimiento lento y viven fijos al sustrato. Los arrecifes además tienen la importante misión de proteger las costas contra el desgaste y la erosión que producen el viento y el oleaje.