«NACÍ EN UN LUGAR QUE NO CONOZCO», reveló Alejandro Muñoz Moreno en el libro «Blue Demon. Memoria de una máscara». Nació en Nuevo León de padre campesino, aunque Alejandro fue registrado en Coahuila en 1922.
Desertó de la escuela primaria de Rinconada (Nuevo León) para dirigirse a Monterrey a trabajar en los ferrocarriles. «Siempre soñé con salir de casa. Nunca regresé. Mi vida era otra».

“TE LLAMARÁS BLUE DEMON”. En un ambiente de camaradería laboral conoció al entrenador Rolando Vera quien lo introdujo en el mundo de las luchas. «A los 15 años yo sentía respeto por mucha gente pero miedo por ninguna».

 

Primera máscara de Blue Damon

 

 

En las luchas, Alejandro utilizó los nombres de El Tosco y El Manotas, y por sugerencia de Vera, empezó a portar una máscara de piel de cabra que lo convertiría en el ser mitológico que -poco tiempo después- conocimos. Y un día fundacional de 1948, Rolando Vera lo ungió: «Te llamarás Blue Demon».

«SIEMPRE ESTUVE EN BUENAS MANOS». En las manos de Rolando Vera, su ángel guardián y consejero ideal. En las manos del réferi Jesús Lomelí que en 1948 lo descubrió durante un viaje a Nuevo León y se lo llevó a la Ciudad de México. También los hermanos Shadow fueron grandes amigos. El actor Jaime Fernández le ayudó a controlar los nervios frente a las cámaras, y es que a decir del mismo Demon: «yo era un deportista y no un galán». Y sobre todos ellos estuvo Gregoria Vera, Goyita, la mujer, la esposa que siempre lo apoyó.

 

Foto cortesía de Alejandro Acevedo

 

SANTO LLAMANDO A DEMON». Es tan popular esta frase cinematográfica que hasta un tono para celular se vende hoy exitosamente. Pero esta frase que suena amigable trae consigo una historia de rivalidad. Y es que, en 1952, El Santo pretendió arrancarle «a la mala» la máscara a Black Shadow, gran amigo y pareja deportiva de Blue Demon. La relación entre El Santo y Blue Demon se agrió y en un encuentro de titanes (7 de agosto de 1953), venció al Enmascarado de Plata. En tres ocasiones, Blue Demon fue campeón nacional de peso welter.

«Santo no hizo nada por retener el título», sentenció El Coloso de Nuevo León. El encono real sólo se atenuaba cuando en las películas un luchador era insuficiente para hacerle frente al mal. Así nacieron «churros exquisitos» como Santo y Blue Demon contra los monstruos (1969), Santo y Blue Demon contra las Momias de Guanajuato (1970), Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo (1972), etcétera.

”HAY QUE REPETIR”. Como muchos luchadores, Blue Demon presumía su físico. En el gimnasio se ejercitaba para enfrentar los embates: llaves como la nelson o la quebradora, patadas como la filomena. Pero ante el espejo, Demon también ensayaba actitudes y poses. Adelantaba las amenazantes manos. Cruzaba los brazos sobre su pecho poderoso. Señorial se le ve en una fotografía de Lourdes Grobet.

 

La foto de Blue Demon que tomó Lourdes Grobet

 

En una entrevista con el diario El País, “La Guerrera de la Lente» contó: «Blue Demon llevaba ya un rato posando entre las cortinas rosas de su casa cuando se acordó del pañuelo. El luchador, con traje de tres piezas, se lo colocó en el bolsillo. «Hay que repetir», dijo bajo la máscara». Enternecida por la coquetería del rudo, cambió el rollo y volvió a empezar. Uno de los retratos realizado por Lourdes Grobet en esa sesión se ha utilizado en carteles, portadas de revista, se ha exhibido en museos y a finales de los noventas se convirtió en estampilla postal francesa.

«¡DEMON, DEMON, DEMON!». Tras cuatro décadas de bregar en los cuadriláteros, Blue Demon se retiró el 30 de julio de 1989. Triunfante y entero, el más técnico entre los rudos se dedicó a entrenar a muchachos en el Instituto Atlético Blue Demon. Y un día del 2000, al salir de la estación del metro Potrero de la Ciudad de México dejó huérfana a una afición que hoy tiene oportunidad de recordarlo en series de televisión como Blue Demon (Televisa, 2016-2017) o con la exposición Blue Demon Ídolo Mexicano sin Limite de Tiempo (Museo del Estanquillo 2022-2023. México) concluida el pasado 16 de abril.