La obra de una vida reúne partes de distintos libros del pensador húngaro Béla Hamvas (1897-1968) seleccionados por el escritor y traductor Adan Kovacsics, y que viene a ser una carta de presentación de este interesante autor. Como muchos escritores de Europa del Este, la obra de Béla Hamvas tiene algo de cruce de ideas y caminos en los que la Historia no es ajena.

Ediciones del subsuelo ya publicó La melancolía de las obras tardías, y Acantilado lo hizo con La filosofía del vino (2012), un escrito en contra de ateos y pietistas sobre las bondades del vino. Escrito en 1945, justo después de la Segunda Guerra Mundial, a orillas del lago Balaton, cual Dionisio moderno Hamvas ataca a los insípidos e invita a la exaltación corporal a través de las caridades de lo vinos húngaros cuyas características describe y asocia con la indulgencia divina.

En La obra de una vida nos habla de Montaigne del que dice con acierto que “nunca fue muy leído ni lo será, pero siempre ha sido leído y lo será”, y disecciona la sabiduría de Montaigne en el cuestionamiento. “Esto explica por qué uno no necesita a Montaigne hasta cierta edad. No le es necesario o, dicho de otro modo, no ha llegado al lugar de comprender que todo es uno y que ese uno es la incertidumbre”.

Nos encontramos también textos breves sobre la vida y obra de músicos como  Schuman, Litsz, Bartok, o la imposibilidad de la necesaria intimidad en nuestras casa,  la utilidad de los huertos, la vida entendida como una obra, las reflexiones que causa un templo griego, Orfeo, el jazmín y el olivo, Wordsworth… y Arlequín porque “el milagro más grande del mundo es la alegría. Y es más grande aún el milagro de que la alegría viva de la melancolía” como sucede con esos bufones conocidos como arlequines. Para Béla Hamvas lo dos grandes arlequines de Europa son Shakespeare y Rabelais, y quien mejor supo captar su dualidad entre risa y melancolía, fueron los dibujos de Picasso.

En “Los días dorados” nos habla del final del verano, de las lluvias, “cuando se limpia el aire y empieza a soplar el viento suave de poniente característico de la época” y Béla intenta reencontrarse con la naturaleza y estar entre las cepas y probar sin prisa la fascinante multiplicidad de sus variedades.

 

Béla Hamvas

 

Béla Hamvas escribió varios ensayos sobre literatura, psicología, cultura y filosofía. De su obra destaca Scientia Sacra (1942-1943), que estudia  los Upanishads, el Tao Te Ching, el Libro tibetano de los muertos y el misticismo europeo. La segunda parte de Scientia Sacra, se tituló “La herencia espiritual de la humanidad”  y trata del cristianismo. También escribió cuatro novelas, de la que Carnaval está considerada la mejor.

Para Béla Hamvas, el origen del mal está en uno mismo, y todo progreso no es mas que una búsqueda a un callejón que no permiten encontrar una salida que solo puede darse en lo que él denomina la «renormalización». Para él sólo existe la humanidad entera y que se manifiesta a través de la verdadera tradición.

Influenciado por los filósofos tradicionalistas como René Guénon defiende la existencia de un orden primordial conformado por los textos sagrados de la humanidad, y que se manifiesta de forma distinta según la geografía y el tiempo, por lo que es metafísico  en la China e India; tiene una amplitud moral en la culturas iraní y hebrea; y en el cristianismo hace compatible la divinidad con el hombre.

En el Tao, los Vedas, la Cábala y el Talmud Dios es perfecto, pero el hombre, no, y por lo tanto no se pueden unir, ni en la tierra ni en el más allá. Béla Hamvas considera el cristianismo no una religión o una filosofía, sino una enseñanza sobre el comportamiento que conviene cumplir si se desea tener una vida normal y que viene a a ser el estado originario de la verdadera tradición.

La Historia con mayúsculas embistió a Béla Hamvas coko tantos otros europeos del este. Combatió en la Primera y la Segunda Guerra Mundial. De esta última desertó, y en 1945, en la batalla de Budapest, su casa con su biblioteca resultó destruida. Con la instauración del régimen comunista fue despedido de su trabajo en la biblioteca municipal de Budapest y hubo de trabajar como obrero no cualificado en distintas centrales térmicas. Ignorado socialmente por el nuevo régimen e imposibilitado de publicar, sus escritos circularon clandestinamente entre un grupo de fieles, y solo se publicaron tras la caída del régimen comunista. Pese a ello nunca formó parte de la oposición ni del exilio interior. Murió de un ictus en 1968.

A Bèla Hamvas le gustaba verse como un outsider “o mejor dicho se me veía como un outsider. Porque se seguía creyendo que yo participaba en la carrera. Ni siquiera podían imaginar que alguien pudiera ser tan distinto de los demás que ni siquiera competía… Me salí de la pista y me convertí en espectador. Pero no en espectador de la carrera. La competición, la insana persecución del éxito renovada día tras día, me aburría infinitamente. De verdad encontré mejores espectáculos en este hermoso mundo. Encontré mejores asuntos para pensar, para experimentar, para escribir. Mi ambición aumentó. Desprecié la posibilidad de vencer en la competición. Así llegué yo al anonimato de renombre”.

 

 

 

https://amzn.to/3602Alz

 

https://www.todostuslibros.com/libros/la-obra-de-una-vida_978-84-122754-4-5