La violencia de género es, lamentablemente, y con demasiada frecuencia, un tema recurrente en diarios e informativos, pero pocas veces asoma a la escena teatral como pieza dramática y de una forma sutil, inteligente, medida en tiempo y espacio.
Esta tendencia la está rompiendo en Madrid la sala “El umbral de Primavera”, que ofrece, por segundo año consecutivo, un Ciclo de Teatro Argentino con producciones arriesgadas como el estreno internacional de El sigilo.
Sobre un texto de Patricia Suárez, con dirección de Pablo Razuk e interpretación de Georgina Rey y Flor Saraví, la obra da voz a dos mujeres que hablan para entender qué les sucede a ellas mismas y, sobre todo, para ser escuchadas, a pesar del aislamiento en el que se encuentran y la soledad e indefensión que padecen. Apoyándose en el mantra “creer no es lo mismo que saber”, las actrices van desgranando fragmentariamente sus historias de vida y acercándonos al universo de miedos, fantasmas y locura que transitan cada día tantas protagonistas anónimas en el mundo.
El sigilo es una obra sobre aquello largamente silenciado, ahogado por sentimientos contradictorios de rechazo y necesidad del otro, y también sobre estados extremos de clausura, de pérdida o amenaza identitaria. Aborda la violencia de género, pero apoyada en la esperanza de que la única salida es levantar la voz. En palabras de su director, “ésa fue la materia prima para empezar a trabajar en un proyecto que nos mete de lleno, no sólo en lo artístico, sino también en lo ideológico e histórico de esta injusticia”.

Las actrices argentinas Flor Saraví (izquierda) y Georgina Rey (derecha) en una escena de El Sigilo
La puesta en escena muestra el abandono en el que viven estas mujeres, o más bien sobreviven, resisten, pues por momentos no sabremos si están vivas o muertas. Pablo Razuk ha trabajado la dirección dando prioridad a la palabra, pero también al universo gestual, mediante dos actrices que pasan del monólogo al diálogo sin hablar nunca entre ellas, en un contrapunto magníficamente hilado, en la línea de profesionalidad y buen hacer al que nos tiene acostumbrados la escuela actoral argentina.
Las actrices son Georgina Rey y Flor Saraví. La primera, trabajó desde Buenos Aires. La segunda lo hizo desde Madrid. Georgina Rey aporta su experiencia escénica y un magnífico trabajo con la voz y el cuerpo, de una enorme plasticidad, conmoviéndonos en cada cuadro, trasladando los diversos estados anímicos de la protagonista, que sale de su ensimismamiento, acurrucada en un sillón, para hablarnos como esos personajes de ultratumba, que con tanta eficacia creó Juan Rulfo en su memorable novela Pedro Páramo.
Los últimos trabajos para la escena teatral de Georgina Rey incluyen los unipersonales Mi querida, de la autora Griselda Gambaro, representado en esta misma sala de Lavapiés además de en ciudades como Almagro, León o París, el unipersonal Abre su rosal, basado en Yerma, de García Lorca, y su participación en el elenco de Parias, versión de Platonov, de Chejov, con dirección de Guillermo Cacace, con la que se reinauguró la sala Casacuberta del Teatro Municipal General San Martín, sala emblemática del panorama teatral argentino de vanguardia.

El director teatral argentino Pablo Razuk
Flor Saraví trabajó en la Argentina como parte del elenco estable del Teatro San Martín, y en España destaca su colaboración durante más de un lustro con la compañía Ron Lalá. Actualmente tiene tres espectáculos en repertorio: Los caminos de Federico, con textos de García Lorca, Creo que creo en lo que creo que no creo, con textos de Oliverio Girondo, y El diario de Adán y Eva, de Mark Twain. En El sigilo da vida a la otra protagonista de la obra, cara y cruz de la misma moneda, parte integrante de la legión de mujeres que padecen las consecuencias tóxicas que trae aparejado el machismo, una constante desintegración física y emocional.
La autora del texto, Patricia Suárez, ha escrito numerosas obras premiadas en el Festival de Mar del Plata y representadas en su país natal, la Argentina, así como en Bogotá, Miami o México. El sigilo es su aportación personal a un tema que sigue siendo tabú en la sociedad, ya que mucho se informa sobre las víctimas, pero cuesta actuar contra lo que mantiene al verdugo en pie. “Una mujer padece los celos de un hombre”, escribe Patricia Suárez, “otra mujer escapa de su esposo. ¿Cuántas veces la víctima logra salir sana y salva? ¿Quién puede escapar de verdad?”
No resultaba tarea fácil poner en escena este texto y trabajar con las protagonistas para cohesionar su excelente actuación. Ésa ha sido la labor de Pablo Razuk, actor y director, dueño de Korinthio Teatro, una sala independiente de Buenos Aires, y docente en el Centro Cultural Rojas de la capital argentina. Carlos Gandolfo, Julio Chávez o Guillermo de la Torre fueron algunos de sus formadores. Sus amplios conocimientos han sido fundamentales para lograr que dos actrices a distancia articularan a la perfección una pieza construida con monólogos compartidos y alternos que, finalmente, se integran en un unitario a dos voces que trasciende la escena para dar presencia al colectivo de las mujeres que sufren más allá de cualquier frontera. Si ésa era la misión, podemos afirmar que está cumplida.

Patricia Suárez
El sigilo
Con Georgina Rey y Flor Saraví
Dirección de Pablo Razuk
Texto de Patricia Suárez
Sala El umbral de primavera
C/ Primavera, 11 – Lavapiés (Madrid)
Sábados 21 y 28 de octubre 2017, 22:30 horas.
Reina Roffé, escritora y periodista. Su obra incluye novelas como Llamado al Puf, Monte de Venus, La rompiente, El cielo dividido, Lorca en Buenos Aires, La madre de Mary Shelley y el libro de relatos Aves exóticas. Cinco cuentos con mujeres raras. Entre otros ensayos, ha publicado Juan Rulfo: Autobiografía armada y el libro de entrevistas Conversaciones americanas. Es autora también de Juan Rulfo. Las mañas del zorro y Juan Rulfo. Biografía no autorizada.