A Roger Caillois se deben dos antologías de relatos que no sólo han hecho época sino que han sido esenciales para dotar de un cierto canon este tipo de escritos. Me refiero,claro, a la Antología del cuento fantástico. 60 cuentos de terror, de 1958, y que publicó entre nosotros Editorial Sudamericana en 1970, donde incluía relatos de algunos escritores latinoamericanos, en especial “Jardín de senderos que se bifurcan”, de Jorge Luís Borges, algo insólito en la Francia de aquellos años y cuyo conocimiento tuvo lugar en la estancia de Caillois en la Argentina durante los años de la Ocupación y la amistad que le unió a Victoria Ocampo, una escritora y mecenas que era la dueña de Editorial Sur, donde editó una revista referente en aquel tiempo y cuya vocación fue la de frecuentar a lo más granado de la cosecha nacional, trátese de Borges o de Bioy Casares o del extranjero, desde Ortega y Gasset y Virginia Woolf a Drieu La Rochelle o Roger Caillois.
Poder del sueño, de 1962, era una antología de relatos sobre los sueños y la ensoñación que tiene la particularidad, revolucionaria en su momento, de que casi la tercera parte del libro recoge relatos de clásicos chinos, siendo la china la única literatura que intentó una sistemática de los sueños. El libro, que tiene carácter de acontecimiento, ha sido publicado recientemente por Atalanta.
Caillois fue un intelectual de una solidísima formación, desde el liceo Louis Le Grand a sus relaciones con Marcel Mauss, Georges Dumézil , Georges Bataille y Gaston Bachelard pasando por la École Normal y la École Practique de Hautes Études y en lo que nos concierne y gracias a su estancia en Argentina dio publicidad en aquella Europa reticente a lo español por ignorante a figuras como Borges, Neruda, Gabriela Mistral, Antonio Porchia y Alejo Carpentier, a quienes tradujo. Fue escritor de una intuición fuera de lo común y gracias a ello poseemos estas dos antologías que nos conducen por senderos de sabiduría muy poco trillados, de gran interés sociológico y estético y que establecieron una especie de guía de cómo había que realizar antologías de este tipo.

Roger Caillois
Poder del sueño es una miscelánea que trata de la expresión de los sueños en la literatura de todos los tiempos y paisajes. Desde los egipcios y los chinos, que se ocuparon sistemáticamente de una compilación científica de los distintos sueños a griegos y romanos, desde Apuleyo a Luisa Mercedes Levinson pasando por Edgar Allan Poe, Jean Lorrain, Rudyard Kipling, Jorge Luís Borges, Vladimir Nabokov, Julio Cortázar y Bernard Groethuysen.
Caillois divide en realidad la antología en dos partes: la que corresponde a la literatura china, profusa y que toca todas las modalidades que se desarrollaron luego en Occidente, los sueños dentro de otros sueños, los sueños premonitorios, la confusión entre ensoñación y realidad… con figuras como Zuo Qiuming, Liezi, Zhuangzi, Shen Jiji, hasta llegar a Cao Xueqin, el autor de Sueño en el Pabellón Rojo,del que se reproduce un sueño circular, y la que corresponde a la literatura occidental donde la sistemática cede ante la fascinación por la interpretación individual, ya dijimos, Apuleyo… H.G. Wells, Ambrose Bierce, Bruno Schulz… una serie de autores del que a veces discrepamos en el relato elegido: el mismo Caillois dice que quiso meter “Jardines de senderos que se bifurcan” en vez del que consta en el libro pero que no pudo porque ya lo había hecho antes en la Antologia del cuento fantástico… nosotros creemos que lo mismo pasa con el relato de Kipling que hubiera mejorado si se hubiese reproducido “Los constructores de puentes», uno de los relatos más hermosos que me ha sido dado leer sobre los sueños y en el que están implicados los grandes ríos de la India, sus principales dioses y el ingeniero que construye puentes sobre los mismos…
Puestos así, uno está dispuesto a quitar a Bernard Groethuysen el honor de cerrar el libro y dárselo a James Joyce reproduciendo parte de la “Anna Livia Plurabelle” del Finnegans Wake, ya que el irlandés ha sido el único que no sólo ha escrito de un sueño sino que lo ha hecho desde dentro y si el resultado es errático, caprichoso e ininteligible, lo que es cierto, no lo es menos el hecho de que ha acertado plenamente pues eso es lo que nos parecen los sueños una vez despiertos y desvanecida la verosimilitud del mismo, pero todo esto no deja de ser capricho puro pues la antología la ha hecho y de qué manera y acierto Roger Caillois y no el que suscribe… y la verdad es que no cabe mayor elogio de este libro que ese impulso que nos lleva a cada uno de nosotros a crear nuestra propia antología onírica. Un gran clásico y,sobre todo, todo un acicate intelectual.